Los mejores restaurantes exóticos de Barcelona
Un viaje con paradas en Etiopía, Corea, Bolivia, Hungría y Malasia.
“Tiro al plato”: Bar Omar, el señor de los platillos
Òscar Broc prosigue sus aventuras gastronómicas, esta vez con parada en las inmediaciones del Mercat del Galvany.
Nos hemos perdido por las inmediaciones del Mercat de Galvany. La cena pende de un hilo, es viernes noche y algo nos dice que acabaremos en casa, pidiendo una pizza vía Deliveroo. De repente, en la calle Amigó, un letrero nos reclama. Bar Omar. La quietud de la calle contrasta con el traqueteo humano que reina en el interior del restaurante. Lleno total, gente encaramada en los rincones más incómodos de la barra, se levanta una pareja y, ahhh, encontramos mesa: un milagro que no podemos desaprovechar.
La carta de Bar Omar se sustenta en platillos y tapas con fondo catalán y un giro creativo, un chispa de autor, por así decirlo. Manipulan un producto de la máxima calidad y no engañan a nadie: su cocina no se complica la vida y tiene un barniz popular que la hace apta para todos los públicos. La informal decoración, con un letrero de neón y guiños humorísticos en las paredes, se alinea con el espíritu canalla de la propuesta. La cocina vibra al fondo del local, a la vista de los comensales, lo que nos permite disfrutar de las coreografías de los cocineros en los fogones e intuir la presencia de una bendita brasa de carbón: Dios sabe que la pondremos a prueba.
Pero primero, lo primero. Una ensaladilla rusa imperial, generosa y golosísima se mete por derecho propio en mi top 5 barcelonés. Todavía la recuerdo: todo en su sitio, producto de calidad y una mayonesa ligera, celestial. Tampoco faltan las croquetas; dos balas en plena frente, con jamón ibérico y pollo asado en sus cremosos adentros. Saben a vicio.
Las alas de pollo deshuesadas a la brasa se dejan querer: tiene el sabor del fuego marcado, crujientes por fuera, jugosas por dentro. Y cogemos una curva peligrosa: los dados calabaza con mayonesa de tofu, parmesano y brotes de remolacha. Buena elección. Es un plato estimulante. oxigenante y sorprendentemente sabroso; la perfecta antesala de los pesos pesados.
El primero no se hace esperar. El servicio es atento y rápido. Enseguida aparece un tentáculo de pulpo braseado. Descansa sobre un cúmulo de patata y está rociado con mayonesa de kimchi. El bicho se volatiliza bajo una nube enloquecida de cuchillos y tenedores. Nos queda el último puerto de montaña. La tortilla melosa con patata y butifarra. Orgasmo amarillento. Es un orbe exquisitamente cocinado: consistente en su membrana exterior; baboso y preñado de sabor en sus entrañas. La textura del huevo con las migas de butifarra… qué maravilla. Abrir en canal el artefacto se revela como un acto de sadismo de lo más placentero. Es el broche a una comilona que no admite postres y convierte el Bar Omar en la excusa perfecta para superar los Pirineos de la Diagonal de vez en cuando. Habrá más escaladas.
Bar Omar. Amigó, 34 (Sant Gervasi)
T.: 932 508 428
Precio: 30 €
