Rooftop People, las azoteas están de moda

Jueves tarde, Barcelona, el sol cae pausadamente rebajando en al menos cinco grados la temperatura ambiente. Nos desplazamos hacia el centro, las Ramblas, vibrantes como de costumbre, demuestran con su ritmo frenético de turistas que van y vienen las fechas en las que estamos, pura vida, puro verano. La brisa empieza a notarse a pie de calle, pero nuestro destino está en las alturas. Nos disponemos a visitar la terraza del prestigioso Hotel 1898, lugar escogido por Seagram’s Gin para convertirlo por unos días en una genuina experiencia neoyorkina: Seagram’s NY Rooftop at Hotel 1898. Como ya dimos cuenta en esta revista hace unos días, Seagram’s Gin aúna en un mismo enclave música, gastronomía y los mejores cócteles importados directamente de New York.

El hotel no es nuevo para nosotros, un clásico de las Ramblas, la antigua sede de la Compañía General de Tabacos de Filipinas, construida por el arquitecto catalán Josep Oriol Mestres, es desde hace ya más de 10 años uno de los hoteles más carismáticos de la ciudad. En el hall se respira glamour, con un aire clásico pero con espíritu contemporáneo. Gentes de aquí y allá se relajan en un entorno afable, exclusivo y acogedor. Escuchamos de fondo melodías jazzy, trompetas, trombones y un sólo de piano. Y es que la coctelería Leyenda de Brooklyn, una de las más cool del momento, ha sido la escogida por Seagram’s Gin para amenizar el Rooftop del hotel. Gran idea y mejor puesta en escena, no cabe ni un alfiler.

Sin más preámbulos, nos subimos al ascensor, 0, 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, stop, la terraza nos espera. El ambiente es excepcional, Frank Barnes, con un exquisito aroma de auténtico crooner, deleita a los presentes y nos da la bienvenida con una canción de Ella Fitzgerald. Y es aquí donde empieza nuestro viaje, hemos venido a disfrutar de la noche, pero también a descubrir quien está detrás de todo esto desde los músicos hasta los asistentes a esta inusual y excitante propuesta que hasta el 28 de julio se podrá disfrutar en nuestra ciudad.

De lejos puedo ver a Carles Almagro, todo un referente de los happenings made in Barcelona. Me introduzco sutilmente en su conversación, y tras un abrazo de aquellos que das al que hace tiempo que no ves pero al que tenías ganas de ver, me presenta a su compañera de andaduras,  Ginna Pedrós. Instagrammer de Lifestyle, a la que no tenía el gusto de conocer hasta el momento. Se están tomando un Corporal’s Old Fashioned, y charlamos un poco sobre sus experiencias.

Carles demuestra tener las cosas claras a la hora de colgar contenido en Instagram. “Me levanto pronto para hacer cosas y no acomodarme. Pero el día anterior ya tengo la foto y el texto escogido. Así que lo cuelgo, desayuno, trabajo y por las tardes, si es temporada de eventos, hacer un poco de networking”. Por su parte, Ginna asegura que le cuesta mucho más decidirse por la que funcionará mejor, lo que Carles intenta explicar de la siguiente manera: “La diferencia es que en la mayoría de fotos sales tú. Yo cuelgo de todo”. Y ella parece estar de acuerdo: “Si no cuelgo una foto en la que salgo haciendo algo no tengo ni comentarios. La gente quiere verte haciendo cosas, comiendo o lo que sea”. Concluye Carles: “Recuerdo que al principio de estar en Instagram colgué un fotón en blanco y negro, que es algo que me gusta mucho. Tuve poquísimos likes. Al final decidí colgar lo que a mí me gustaba, no puedes vivir por los demás. Quiero que gusten las cosas que cuelgo en Instagram, pero primero me han de gustar a mí. Sé que los paisajes me funcionan mejor que los posts de gastronomía y, aunque tengo un montón de paisajes, no voy a colgar solo eso”.

Carles no puede escoger entre cócteles clásicos o modernos. “Tengo mis clásicos, pero me gusta tirar de cosas nuevas. Me gusta probar, que me recomienden… Es como las colonias, tienes tus favoritas pero vas probando. Me gusta mucho el rollo clandestino de Paradiso. También Doctor Stravinski. Me gustan los cócteles pero también el entorno. No voy cada día a una coctelería, así que cuando voy quiero que sea chulo, sofisticado, diferente”. Por su parte, Ginna, que acaba de llegar a Barcelona tras una temporada en Valencia, se queda con Boadas. “Es de toda la vida. Mi abuelo se compró el libro de recetas original, y fue algo que me quedó de herencia. Buscando opciones más sanas, he intentado innovar con ese libro”.

Para terminar, unos deseos al verano: “Voy a ir de Barcelona a Pals y viceversa. Donde haya más ambiente. Pido salud, trabajo, amor, dinero, diversión… alegría”, dice Carles. Ginna quiere pasárselo bien “y disfrutar de todos los instantes que le regale el verano”.

A lo lejos, Mauricio Salinas, fotógrafo y entusiasta del jazz, ha entablado conversación con un grupo que disfruta del directo en primera línea de fuego. Las más entusiastas de entre la audiencia son Big Mama Montse y Montse Moreno, profesora de Frank y su alumna más aventajada, respectivamente.

Big Mama Montse, que este año celebra tres décadas al frente de su banda con una gira que ha llegado hasta Noruega, sigue atenta los pasos de su alumno. ”Es la imagen de Seagram’s Gin en este hotel. Para él era una oportunidad muy bonita a nivel profesional. Quería ver el ambiente y conocer el patrocinio. Lo estoy disfrutando a tope”. En cuanto a cócteles, sus preferencias son los Negroni y aquellos que estén bien equilibrados, con pocos ingredientes. “Yo he tocado en Milano y ahí me sirven cócteles. Hugo Zambrana es un buen coctelero, y también Pedro de Boadas”.

Su alumna Montse Moreno también ha venido a ver a su compañero en el Taller de Blues de Barcelona. ”Yo también soy cantante pero me dedico a ser técnico de anatomía patológica y trabajo en un hospital. Compenso la disección y analizar biopsias con el mundo del arte. Mi banda se llama Howling Moon Quartet”. La artista tiene claros sus planes de verano: “Llevo un día y medio recién aterrizada en Barcelona después de ocho días de vacaciones en Creta. Hay mucha escena ahí, justo hablaba con el pianista y quizá hago una excedencia en el hospital y me voy a enseñar e insertarme en el mundo del jazz. Es una isla con una energía muy especial, como este sitio”.

La música en directo cesa, dando paso a una selección musical made in NY lo que me permite compartir mesa con Frank, la gran estrella de la noche. Desde septiembre, ha montado su propia banda, Feeling The Blues, con Eric Guisado al piano y él a la voz. Hacen blues y swing y no han parado de caerles bolos desde entonces. Mientras, está a punto de terminar el grado de Historia del Arte en la Universidad de Barcelona.

En lo que a cócteles se refiere, Frank siempre busca que le sorprendan, aunque tiene predilección por los cócteles afrutados. “También los sabores dulces, y últimamente le estoy cogiendo el gusto a los cítricos, siempre que no carguen”. Como su profesora, el cantante también es asiduo a Milano. “Tienen una calidad / precio perfecta y la calidad más alta de música en Barcelona. Concluimos nuestra conversación en nota positiva: “Al verano le pido sentirme realizado. Me siento fantástico con estos bolos, me encanta la oportunidad que me han dado aquí. Quiero transmitir mi música, persistir en esto”.

Mientras yo deambulaba en busca de la esencia de la terraza, la jornada ha ido avanzando positivamente, y muestra de ello son los desenfadados selfies, y retratos junto al camarero más cool de la noche, o ese simpático grupo de amigas que despedía el curso con las vistas puestas en las vacaciones. Queda solo una semana para disfrutar de esta experiencia made in NY, no te la pierdas.