Paseo de Gracia de libro

En Barcelona hay, al menos, cuatro monumentos dedicados al libro. El más antiguo, inaugurado en 1961, fue realizado por el escultor valenciano Manuel Silvestre de Edeta, es la Font de la Lliçó, y está en la plaça Adrià. Los otros tres son de principios de la década de los 90. Empezamos con la pieza Sur le livre de Josep Guinovart, de 1992, un encargo del director de l’Institut Français para su sede en la calle Moianés. Un año más tarde, en la remodelación de los jardines Salvador Espriu, se sitúa un relieve de Josep Clarà, La lectura, de 1948. El último se instaló en Passeig de Gràcia, en 1994, a la altura de Gran Via y es uno de los impactantes poemas-visuales de Joan Brossa, también conocidos como poemas corpóreos o urbanos.  Y es que para Brossa no había límites para la poesía, podía adoptar la forma literaria, escénica, visual , objetual…

En este tipo de obras, Brossa se mueve entre la diversión y la crítica. Por un lado nos encontramos con una especie de juego, por otro lado siempre apreciamos una denuncia. La pieza de Passeig de Gràcia destaca por sus dimensiones, con tres metros de altura consigue un fuerte impacto. Este Monument al llibre o saltamartí es uno de los característicos poemas-visuales de Joan Brossa que combina diversos elementos que aparentemente no tienen relación y que, al fusionarse, nos ofrecen una interpretación completamente nueva. En este trabajo Brossa, en el que también colaboró el diseñador Josep Pla Narbona, se unen un enorme libro realizado con planchas de acero a una semiesfera, convirtiendo el libro en un tentetieso que nunca se tumba. Los primeros años era móvil, pero se terminó fijando.

Así podemos interpretar que el libro siempre resiste, por mucho que el libro pase por momentos de crisis, por mucho que se le golpee como por ejemplo con las subidas del IVA o la aparición del libro electrónico y la piratería, por mucho que lo dejemos de lado, el libro se levanta siempre y vuelve a estar en pie porque nadie puede tumbar al libro. Brossa había jugado ya con el tentetieso en un poema visual. En lugar del libro aparecía el pueblo.

La iniciativa de levantarlo fue del Gremi de Llibreters de Vell, que usa como logo el monumento, y se ha convertido en plataforma de homenaje a los escritores en lengua catalana. Cada año, desde el 1997 a los pies del monumento se han ido añadiendo un conjunto de placas metálicas, con la silueta en forma de libro, como homenajes a los escritores en lengua catalana con la firma de cada uno: hasta hoy hay 35.

El emplazamiento del monumento al libro de Brossa en este lugar, se debe a que cada año, durante dos semanas, en el Passeig de Gràcia el protagonismo lo tiene el libro. Organizado por Gremide Llibreters de Vell, desde 1951 se lleva a cabo la Fira del Llibre d’Ocasió Antic i Modern. Aunque la primera feria fue en la Gran Vía, delante de la Universidad, se vió que Passeig de Gràcia era el lugar idóneo para esta actividad y allí se trasladó en 1974. En 2015 ha de celebrarse la 64 edición, será en setiembre, y se esperan librerías tanto de Barcelona como de otras ciudades, con Passeig de Gràcia rebosando de libros. La Fira se anuncia con un cartel que cada año es de un artista distinto: Antoni Tàpies, Xavier Mariscal, Genovart, Montserrat Guidol, Hernández Pijoan, Rafael Subirachs, Simó Busom i Todó han sido algunos de los artistas que han ayudado a difundir la Fira. El cartel del 2014 es de Didier Lourenço.

Pero no sólo el monumento y la Fira son la única relación de Passeig de Gràcia con el libro. Entre las tiendas que han abierto a lo largo de los años ha habido algunas librerías emblemáticas.

Una de las más importantes fue la Librería Francesa que abrió sus puertas en abril de 1942 en el número 87 del passeig para trasladarse, años después, al número 91, junto a Provença. La Librería Francesas había nacido en la Rambla en 1845 y cerrada en 1972,  y en Diagonal/Muntaner. Tenía tres plantas y sus escaparates rebosaban de libros. La librería cerraba tras 60 años sirviendo libros a la ciudadanía en el 2002.

Otra librería emblemática de Passeig de Gràcia que ha dejado de serlo es la Librería Jaimes, ya que desde principios de 2013 dejó el número 64 del passeig para llevar sus páginas a la calle Valencia 318. La librería había abierto sus puertas en 1941, en la Diagonal, para trasladarse diez años más tarde a Passeig de Gràcia donde tres generaciones de libreros han despachado libros. Como anécdota personal recuerdo haber coincidido, encarado a sus estanterías, con la cabeza inclinada, leyendo los lomos de los libros, con el gran Manuel Vázquez Montalbán.

Pero no todo ha de ser nostalgia, aunque hablando de libros es fácil caer en este estado ya que la última librería está aún abierta, viva y coleando, ofreciendo cultura a sus clientes. Es la Casa del Libro que abrió sus puertas en el número 62. Es una librería potente, de la empresa líder en el comercio de libros, la más antigua de España, creada en 1923, y que desde 1992 pertenece al grupo Planeta. Cuenta con más de 30 establecimientos a lo largo y ancho de la península, la de Passeig de Gràcia es el buque insignia en Barcelona donde tiene otra librería en Rambla Catalunya. La suya es una filosofía distinta a la de las anteriores, más generalista y, por lo tanto, con una amplia oferta que cuenta con un millón de libros aproximadamente en sus fondos y unos precios ajustados. La única crítica es que es muy grande.

Para terminar este Passeig de Gràcia de libro una buena manera es recordar alguna de las monografías que se han dedicado a Passeig de Gràcia. Destacaría 4 títulos (consultables en el Arxiu Històric de la Ciutat en la Casa de l’Ardiaca).

El primero es un viejo libro que escribió en 1955 Santiago Tarín Iglesias y que lleva por título Itinerario sentimental. El Passeig de Gràcia, un texto que, como indica su título, es un viaje al pasado de esta vía barcelonesa.

El segundo está relacionado con la feria del llibre Antic i modern, en concreto con la 29ª edición, la de 1980, de la que Jordi Verrié publicó una referencia que recoge algunos de los elementos que constituyeron la exposición monográfica de papeles, retales, postales y documentos sobre el Passeig de Gràcia.

El tercer es, sin duda, el mejor y más útil para los que quieran conocer el Passeig de Gracia a fondo, es la Biografía de Passeig de Gràcia que debemos al maestro Lluís Permanyer. No es un libro muy voluminoso pero si muy bien narrado, es un buen repaso a la historia del Passeig desde sus orígenes hasta hoy y que no olvida su historia como camino, sus jardines y parques, sus monumentos, sus acontecimientos, los principales edificios modernistas que se levantan a lo largo de su recorrido, los locales de diversión o los establecimientos gastronómicos… De 1994, éste es el primero de una trilogía dedicada a las principales vías barcelonesas a la que siguió otros dedicados a Plaça Catalunya y la Diagonal.

Y por último un libro voluminoso, en edición de lujo, dedicado a evocar Passeig de Gràcia, como indica su título, con texto de Bru de Sala y las maravillosas fotos de Xavier Miserachs.

Buena lectura!!!