La metafísica del ganchillo

Desconectar durante tres horas, abstraerte de todo y, sin darte, cuenta acabar con un gorro de tu color favorito entre las manos hecho por ti: eso es el ganchillo. Una técnica manual, una secuencia que llama a la concentración y a la abstracción de los pensamientos al mismo tiempo. Hablamos con Ingrid y Leire,  fundadoras del blog y autoras del libro Ganchitos en El Cafè de la Pedrera.

El ganchillo se ha convertido en una tendencia. Revistas de moda, pasarelas y fiestas junto al mar. ¿Dónde no se ha visto lucir ganchillo este verano? El tejer ya no solo cosa de abuelas. Acaba de publicarse Ganchitos, un libro para gente que empieza a tejer y para expertos que quieren hacer cosas nuevas.

¿Cómo empezó vuestra historia de amor con el ganchillo?

LEIRE: Echaba mucho en falta el trabajo manual. Tenía un trabajo en el que estaba muchas horas en frente del ordenador. Empecé con el ganchillo porque recordaba a otras mujeres de mi familia que solían hacerlo. Existe una conexión intergeneracional. Pero me decanté por el ganchillo de casualidad. Podría haber elegido cualquier otro arte manual, sin embargo, me enganchó desde el primer momento. Empecé a buscar videos, libros, patrones y, poco a poco, fui aprendiendo de forma autodidacta hasta convertirme en profesora de ganchillo.

INGRID: Durante el año que estuve viviendo en el extranjero vi algunos libros sobre amigurumi (muñecos tejidos mediante ganchillo). Por aquel entonces esta tendencia todavía no había llegado aquí. Me llamó mucho la atención y, al volver a Barcelona, quise empezar un cursillo. Encontré Duduá en 2006, un sitio donde podía aprender. Poco a poco fui introduciéndome en este mundo y abrí un blog donde iba colgando las piezas que me salían.

 En 2013 empezastéis con el proyecto Ganchitos, ¿qué os llevó a emprenderlo?

I: Empezó por la falta de patrones sencillos en castellano. No es sencillo elaborar un sombrero de ganchillo siguiendo unas instrucciones narradas en vez de plasmadas de forma gráfica. Japón es la Meca de estos patrones visuales. De esta forma la gente ve que se trata de algo fácil, se siente más atraída.

L: Cuatro P.B. (puntos bajos), un P.A (punto alto), dos P.B, una C (cadeneta)… Los libros de ganchillo son así. Lo que hicimos fue importar de Japón el grafismo de los patrones. Este hecho también nos permite internacionalizar. Hemos utilizado muchos libros nipones sin tener ni idea de japonés. Ahora también puede pasar a la inversa.

¿De dónde viene el nombre de Ganchitos?

 L: Un amigo argentino siempre que me preguntaba por el ganchillo me decía: “¿vos qué tal con los ganchitos?”. Me hacía mucha gracia que llamara así al ganchillo y, cuando fundamos la revista nos pareció un buen nombre.

I: Además nos pareció un muy buen nombre para un proyecto de nuestra generación. En las fiestas solíamos comer ganchitos y nos pareció un buen giño a los ochenta. Por eso escogimos el color naranja como color del proyecto.

¿Sigue habiendo estigmas alrededor de las labores de tejido?

 L: Apuntarse a ganchillo no es como hacer fútbol o pintura. Sigue habiendo muchos estigmas. Es un mundo que poco a poco se va abriendo. Ya no se entiendo como algo tradicional y solo propio de mujeres. El ganchillo se está deshaciendo de la etiqueta de “el trabajo interminable de la colcha ”. Ya no solo se trata de tapetes o las cortinas. Ahora se están incorporando elementos para hacer cosas muy modernas como es el caso del hilo de corcho o los muebles hechos de ganchillo.

Si alguien te dice: “El ganchillo es de abuelas”.

 L: La gente que dice eso le falta información. Solo hay que mirar qué se lleva en las pasarelas y venden las grandes marcas. Este verano las revistas de moda iban llenas de tops de granny squares. Las técnicas del bordado y el ganchillo son una tendencia. No solo en el campo de la moda sino también en el del diseño.

¿Qué busca la gente hoy esta actividad?

 I: La gente quiere poder sentarse una mañana y tener un gorro al mediodía. En tres horas sales con él puesto. El mundo del ganchillo, en parte, está evolucionando en esa dirección. Ya no tenemos tiempo para pasarnos el día tejiendo, queremos una actividad que sirva para divertirnos, relajarnos y útil al mismo tiempo.

¿Qué os aporta a vosotras?

I: Cuando tejo se crea el clima necesario para meditar. Al ser una actividad secuencial, manual y que requiere concentración, consigue que pueda abstraerme de todo.

L: Centro toda mi atención en los puntos. El resto de pensamientos se detienen, no invaden tu cabeza sino que se quedan flotando alrededor. También es una técnica que ayuda a mejorar el autoestima. Ver que eres capaz de crear algo con tus propias manos, algo bonito, útil, aporta mucha satisfacción personal. Muchas gente se engancha al ganchillo por ese subidón que sientes al terminar una pieza.

 ¿En quién pensabais cuando hicisteis el libro?

I: Nunca nos hemos puesto a pensar el target de Ganchitos. Supongo que gente como nosotras. Personas que buscan proyectos distintos, algo que no sea “quico”.

L: Es un libro pensado para mucha gente. Tiene proyectos para la casa, para la mujer, para el hombre, para niños. El libro tiene un diseño moderno, minimalista y funcional. Su contenido va en la misma línea. Se trata de 24 proyectos de ganchillo útiles para la vida diaria y explicados de la forma más sencilla. Queremos que sea un libro que te lo pueda coger tu hermano, tu abuela o tu madre.

Para vosotras el ganchillo ahora es también un trabajo. A día de hoy, ¿sigue siendo vuestro hobby?

L: Lo sigue siendo. Sigo tejiendo en mis ratos libres. Muchas de las cosas que enseño en los cursos de ganchillo son piezas que he elaborado para mi en mi tiempo libre y que luego muestro a mis alumnos y cuelgo en mi blog porque creo que valen la pena.

I:. Disfruto mucho haciendo ganchillo pero suelo regalar las piezas que hago. Curiosamente, en mi casa no hay nada de ganchillo. Cada uno tiene un estilo distinto a la hora de tejer. Creo que tengo el mío muy interiorizado y, por eso,  me gustan más las piezas de los demás. Me parecen novedosas y me atraen más.

¿Cuánto tejéis?

 I: Había llegado a tejer mucho… A parte de Ganchitos, tengo otro trabajo y un hijo (risas). Pero sigo tejiendo mucho. Para el libro hice 12 piezas y, sin contar las veces que debes rehacer la pieza. En el libro hay el patrón de una máscara. Fue una pieza que se me cruzó mucho.

L: Yo he llegado a rehacer una pieza cinco veces. Tejo muchísimo. Cada trimestre tejo nuevos patrones, modelos… En estas dos últimas semanas he hecho cinco piezas distintas. No me he pasado noches en vela tejiendo pero sí de pensar en hacer una vuelta más y quedarme hasta las tantas.

¿Cuál es vuestra pieza favorita del libro?

I: Estamos muy contentas con el frutero de limones. Ha tenido mucho éxito en redes y hemos tenido muy buen feed-back.

L: La mochila me gusta mucho, es una de mis favoritas y además es muy sencilla de hacer.

¿Planes de futuro?

I: Nos encantaría hacer un segundo libro. Pero lo que es seguro es que seguiremos con el proyecto de Ganchitos.