Lecciones que hemos aprendido del Mobile World Congress 2016

Este año hemos tenido un Mobile World Congress tronchante. Colau se ha estrenado con una huelga asesina en la chepa y ha pringado, hemos visto a Zuckerberg corriendo como una cabritilla enloquecida por Montjuïc, se han aireado los sueldos de los peces gordos de TMB, los barceloneses se han ido a dormir de lunes a jueves con un cabreo indescriptible, ha sido todo un sainete delirante del que hemos salido vivos de milagro. No obstante, en este tornado de vergüenza ajena y desamparo, la common people barcelonesa puede vislumbrar una pequeña llama de sabiduría. He aquí una lista con las lecciones que hemos aprendido de la presente edición del MWC. A Zuckerberg pongo por testigo que el año que no volveremos a cometer los mismos errores. 

Excel de huelgas
En 2017 estaremos preparados. Saldremos a la calle provistos de un Excel plastificado tamaño póster, en el que habremos anotado cuidadosamente todas las huelgas que se produzcan durante la celebración del evento. Martes, metro. Miércoles, rodalies. Jueves, bus. Viernes, Segways. A menos que tengas un ordenador cuántico incrustado en el bulbo raquídeo, te resultará imposible memorizar el complejo horario de tan amplia variedad de parones y servicios mínimos; de ahí la obligatoriedad del invento. Piensa en el Excel de huelgas como en el programa del Primavera Sound: la diferencia entre vagar sin rumbo con la bajona y llegar a tu objetivo en pleno subidón.

Acreditación como complemento
La acreditación es un codiciado rectángulo plastificado, del tamaño de un sobre, que llevan los participantes del MWC colgado del gollete cual cencerro pontevedrés. Se produce un fenómeno curioso. Sobre el papel, estas vistosas acreditaciones solo tienen poder en el recinto del MWC; fuera de él no sirven para nada. Sin embargo, sus poseedores las lucen por la calle, en restaurantes, en bares; como si los dichosos pases fueran vitales para moverse por la ciudad. Lo cierto es que las acreditaciones molan, ayudan a ligar y son balizas de lo más visibles para llevar a cabo ciertas transacciones canallescas. Lección aprendida: el año que viene, los barceloneses nos fabricaremos acreditaciones falsas en casa y nos pasearemos con ellas para disfrutar de la magia que las credenciales obran en traficantes de yeyo y prostitutas. Con una acreditación como este bajo la papada, es la montaña quien viene a Mahoma, nunca viceversa.

Colau no cuela 
Y apareció Colau, en plan Hulka, en mangas de camisa, dispuesta a salvarnos a todos y desbloquear las negociaciones con los trabajadores de TMB. Por alguna razón, cuando los políticos alcanzan el poder, desarrollan complejo de kryptoniano y consideran que su mera presencia en la arena ablandará a los activistas. Tengo la sensación de que Colau confiaba en que su pasado reivindicativo sería el lubricante perfecto para cerrar un acuerdo, pero se topó con la cruda realidad de gobernar y el abismo imposible que separa la reivindicación de la administración. Colau no coló, pero seguro que habrá aprendido la lección para próximas contiendas.

Siempre nos jodemos nosotros
Este Mobile World Congress ha sido un desafío para la cordura y paciencia de los barceloneses. La huelga salvaje de los trabajadores de TMB ha sido una bala perdida que iba para los participantes del MWC y ha terminado alojándose en el glúteo del contribuyente. Mientras que las hordas trajeadas del Congreso llegaban sin problemas al recinto en taxis o lanzaderas, los currantes sufríamos los atascos, los servicios mínimos, las aglomeraciones y todas esas impertinencias que en teoría los huelguistas habían enfocado a la masa de acreditados. El desamparo del contribuyente, situado en medio de las tensiones, ha sido desmoralizante. Mientras la ciudad perdía el culo por apaciguar los ánimos de la gente vip del MWC, los barceloneses teníamos que luchar a dentelladas para volver a casa en una ciudad en pleno ataque de epilepsia. Otra huelga con cero daños reales y demasiados daños colaterales; la lección es dura: siempre nos jodemos nosotros.

Ni DJ, ni influencer: ¡directivo de TMB! 
Hay que adelantarse a los acontecimientos, conseguir que nuestros hijos nos saquen de la miseria. Gracias a la luminosidad de las más bellas filtraciones a la prensa, durante este MWC he vislumbrado cuál es la profesión que hará que mis vástagos me jubilen y me compren una mansión con piscina olímpica y un zoo de tigres albinos. No es DJ. No es influencer. No es futbolista. No es tronista. Es directivo de TMB. No será fácil inculcarle tan extravagante vocación a tus pequeños, pero verán la luz en cuanto tengan una edad, se vean contaminados por el allure del dinero y les muestres en una pizarra Vileda el siguiente razonamiento: “Si eres directivo de TMB, 100 mil euros al año. Calentitos. Más pluses y ayudas. Ah, y no temas, hijo, en plena congelación salarial de tus trabajadores, te podrás subir el sueldo un 14% en cuatro años”. Los críos salivarán como cánidos ante de un muslo de pavo. 

Zuckerberg es Dios
El año que viene sacrificaré un cordero y se lo ofreceré. Me esconderé entre unos matojos en Montjuïc y cuando pase corriendo, me interpondré en su camino y le ofreceré el lechal degollado entre cánticos druídicos. Este año hemos comprobado, más que nunca, hasta qué punto puede perder el culo Barcelona por este benefactor de dermis lechosa. La capital catalana se postra cual prostituta barata ante Mr. Facebook  y nos informa minuto a minuto a de todos sus movimientos, utilizando al tiparraco como un inmejorable recurso publicitario para revalorizarse. Running con la Sagrada Familia de fondo. Cenita en el Caelis. Que si ha tirado un bastoncillo de las orejas por el balcón y le ha caído en la calva a un transeúnte que se venderá el cerumen en Wallapop a precio de angula. El año que viene cordero degollado y emboscada en Montjuïc: conocer a Dios no tiene precio.

Gafas virtuales: el futuro
La foto más icónica de este MWC muestra a Zuckerberg entrando en una sala con cientos de personas conectadas a unas gafas de realidad virtual; gente hiperconectada al éter y desconectada de la realidad que no le hace el más mínimo caso al nuevo Jesucristo de internet. Dicen que las gafas inmersivas son el futuro. Que lo haremos todo sumidos en una nube de realidad virtual desde el sofá, con el mamotreto en la cara. ¡Gracias a Dios! Así, TMB tendrá que hacer huelga durante el Festival Erótico de Barcelona, porque todos los congresistas celebraran el MWC en un limbo virtual, sin moverse de casa. De hecho, no será ni necesario que Colau se persone en las negociaciones: habrá suficiente con que envíe su avatar virtual y se juegue las condiciones laborales de los huelguistas en un campo de batalla estilo World of Warcraft.

Siempre habrá servicios máximos 
Como bien apuntó el mítico twittero @indiesalatrena, durante este MWC ha habido servicios mínimos de metro y bus, pero hay un servicio que siempre se mantiene al máximo, aunque haga huelga el mismísimo Yahvé: el suministro de señoras y nieve. Escorts y traficantes bailan una conga febril de cuatro días y alimentan las apetencias (y fosas) de ejecutivos, directivos y fauna trajeada sin descanso. Año tras año, el MWC nos endosa una lección que deberíamos asumir como verdad absoluta: por muy mínimos que sean los servicios, por muy mal que esté todo, por muy cabreada que esté la población trabajadora, en Barcelona siempre, SIEMPRE, habrá servicios máximos de lo que tú yo sabemos. 24 horas al día. Estos nunca fallan.