Utopías disponibles
Hoy triunfa más la idea de transformación, donde nada es nuevo verdaderamente aunque pueda llegar a parecerlo.
Hace pocos días, en una cena con unos amigos, nos dio por debatir sobre algo que hace unos años suena: el arte de proyectar lo que uno quiere. Para los neófitos en esta técnica, se trataría de visualizar lo que uno desea o a donde quiere llegar. Algunos consideran que si cada día le dedicamos 10 minutos a esta técnica, las cosas se van a dar casi por generación espontánea.
Proyectar me parece una buena técnica para dibujar una hoja de ruta. Ahora bien, en mi opinión, no se puede desligar del esfuerzo, que me parece impepinable. No me parece factible ni suficiente sentarse cada día 10 minutos y solo desear. Mi experiencia personal ha sido otra y ha implicado esfuerzo, tesón, constancia. Y el azar, que lo puede cambiar todo.
A menudo, no es fácil saber qué quiere uno. Lo más fácil y habitual es dejarnos llevar por la inercia y por lo que se supone que toca en cada fase vital: estudiar, casarse, tener hijos, hipotecarse, etc.
Muchas personas nunca se plantean si realmente quieren hacer lo que toca. U otra cosa totalmente distinta a la corriente general.
Sea como sea, está claro que, si uno no tiene un mínimo de confianza y crédito en sí mismo, pocas probabilidades tiene tanto de ponerse en marcha, como de conseguir las metas que se proponga. Aunque puede suceder que, precisamente porque uno no confía en sus capacidades y talentos, se ponga en marcha para descubrirlas o conquistarlas.
Esa confianza y tesón son necesarias porque el ambiente no nos lo va a poner fácil.
Me parece que uno no para de aprender a lo largo de su vida. Así que también se puede aprender a creer en uno mismo. Por lo que veo como terapeuta, la confianza en uno mismo en general está más dañada de lo que parece a priori. El baile de máscaras al que asistimos a diario muestra falsedades y apariencias. Pero detrás de las máscaras hay inseguridad, sentimientos de ser un fraude, vergüenza, poca autoestima, etc.
Una educación y un ambiente general basado en la exigencia, crea un ejército de inseguros. Conozco algunas personas que necesitan constantemente demostrar (y demostrarse) que pueden con equis.
No creer en uno mismo lleva a la parálisis o al estancamiento. ¿Cómo tomar la iniciativa o ir detrás de los propios deseos si no me creo capaz de conseguirlos? Como he oído decir a menudo “Total, ¿para qué? Si yo no (etc)”. Y le sigue una frase llena de descalificaciones personales.
Por ahí asoma el boicoteador, un aspecto personal que en general compartimos, que suele tirar la toalla antes ni siquiera de darnos la oportunidad de probarlo y que por supuesto no contempla la opción de persistir. Nos convence que somos incapaces. ¿Lo ves? No es lo tuyo.
Hay personas a las que les han hecho creer de pequeños que no valían, que eran unos inútiles, han sufrido humillaciones o descalificaciones, etc. Un niño pequeño no tiene manera de protegerse de estos mensajes. Si soy un inútil, si me humillan por mis errores (en lugar de explicarme en qué me equivoco y ayudarme a hacerlo de otra manera), si no soy válido… y me lo repiten hasta la sopa unos adultos (que se supone que saben más), me lo acabaré por creer y ya no necesitaré nadie externo que me lo diga porque ya habré empezado a repetirme el mantra.
Recobrar o conquistar la confianza y la dignidad personales es un camino de más o menos largo recorrido. Porque hay una parte muy vulnerada, desde la que todavía uno cree que es un cero a la izquierda.
Así que sí es posible aprender a creer en uno mismo. Implica esfuerzo: dejar de mirarse con malos ojos y juzgarse constantemente, darse oportunidades, asumir que el camino está plagado de equivocaciones (de las que uno puede aprender) y de intentos (de los que también puede aprender). Y, muy especialmente, no desfallecer a la primera de cambio ante los imprevistos y los contratiempos, porque los habrá.
Por todo esto me parece muy peligroso creer que con solo desearlo muy mucho uno obtendrá lo que quiere. Dejémonos de deseos y démonos oportunidades.
Agradecimientos: A NomNam por el naming de la sección
Imagen de Pixabay.
Hoy triunfa más la idea de transformación, donde nada es nuevo verdaderamente aunque pueda llegar a parecerlo.
No existe un mundo perfecto único, varios modelos conviven y se yuxtaponen. En la mezcla de ideas está el valor.
Esta colección se dedica a esas ansias de vivir la vida al máximo para acabar en el hoyo. Una galería fotográfica de Bernat Rueda.