R t V f F I

Los mejores discos de 2019




Contra la inabarcable saturación de listas del año, concreción. En lugar de
tener que navegar por listados de decenas y decenas de discos para
encontrar tu nueva droga de elección, aquí te recomendamos seis
álbumes (por cada lado del hexágono de las baldosas de Paseo de
Gracia, claro). Cada uno representante perfecto de ámbitos
como la electrónica, el indie, el pop y el experimental. Seis de los
largos que hemos tenido en más alta rotación este curso 2019.
¡Dale al play!

Mucho hemos tenido que esperar para que FKA twigs diese continuidad
a su obra maestra de 2014, LP1, un álbum de debut que la consagró
como la gran creadora de R&B vanguardista que es. Pero mucho más
ha tenido que aguantar ella en el último lustro: una separación
mediática con el actor Robert Pattinson, además de pasar por que le
extirparan fibromas uterinos. El resultado ha sido un disco catártico,
confesional y profundamente honesto en torno a las vicisitudes de
ser mujer. Magdalene, con la ayuda de ilustres colaboradores como
Arca, Oneohtrix Point Never, Future y Skrillex, es un trabajo de pop
electrónico alienígena de una mujer que, ciertamente, no es
de este mundo.

Tras girar con una banda de 16 bandas en apoyo de su anterior disco,
Elaenia, con el que coqueteaba con el jazz, Floating Points ha
recorrido el camino inverso para recluirse en el estudio con la única
compañía de sus sintetizadores modulares. El resultado es su disco
más abiertamente bailable en un buen tiempo, con unas canciones que
se nutren de la energía bruta de sus directos como telonero de The xx,
como también de la rabia que siente por la incompetencia de la
clase política. Y es que Crush, con referencias abiertas a Carola Rackete
y su Sea Watch, entronca con los grandes trabajos que unen liberación
bailable y reivindicación político-social en la línea de Gil Scott-Heron.

Skeleton Tree, el anterior disco de Nick Cave & The Bad Seeds, vino
rodeado de mucho morbo y curiosidad algo malsana por el hecho
de lanzarse poco después del trágico fallecimiento del hijo
adolescente del líder de la banda. Pero, en realidad, esas canciones, por
devastadoras que fueran, se escribieron mucho antes del
accidente. Ghosteen, su continuación, sin embargo, está
alimentado por la tragedia. Aquí el australiano rodea las canciones de
un armazón instrumental de formas ambient fantasmagóricas,
ingrávidas, apenas presentes. Es minimalismo a la esencia, pero
maximalista en cuanto a la transmisión de emociones y
sensaciones. Escuchar el disco es una experiencia en sí misma,
estremecedora, pero profundamente bella.

Lana Del Rey se ha pasado toda la década intentando demostrar que es
mucho más de lo que se cree la gente. Ahí está, sin ir más lejos, ese
5.5 que le puso Pitchfork a Born To Die, su álbum de debut, y ese 9.4 y
mejor disco del año (Norman Fucking Rockwell) para demostrarlo. Y
es que es cierto que a menudo la prensa ha sido injusto con ella,
dejándose engañar por su falsa frivolidad, no creyéndose del todo su
fascinación por la iconografía pop hollywoodiense. Pero en este
portento de álbum, la neoyorquina sobresale con unos
textos que podrían entrar en tu gran novela americana favorita.

Hace unos días, cuando Primavera Sound anunció la participación de
Maria del Mar Bonet en su vigésimo aniversario, en el programa
de radio se describió a Weyes Blood como una gran heredera del
legado de la legendaria cantante mallorquina. Y es que aunque la
música de Natalie Mering es única en su especie, un rara avis que
no encuentra comparación en este presente, sí bebe mucho de
místicas poetisas de los 60 y 70 como Joni Mitchell, Nico, Anne Briggs,
Joan Baez y, sí, Enya. Su último disco, Titanic Rising, se nutre de su
angustia existencial ante el avance tecnológico y la crisis climática
para dar con un cancionero folk-rock majestuoso en su orquestación y
ambición lírica. Ha nacido una leyenda.

En Assume Form, Blake no se corta a la hora de expresar sus sentimientos,
aunque en la mayoría de las canciones suene casi exultaste, en las
antípodas de la tristeza que suele atribuírsele. Nada de lo que nos
fascinó en primer lugar de este crooner electrónico se pierde en este
álbum de borracho enamoramiento. La producción de
primer nivel, la intimidad a flor de piel, la inteligencia emocional y la
honestidad persisten en un trabajo que se remata con las
colaboraciones coherentes y naturales de Rosalía, Travis Scott y,
sobre todo, André 3000 (OutKast). Simplemente ha tenido que cambiar
la melancolía desconsolada por el arrebato romántico.

Discos 2019
FKA twigs

- Magdalene

FKA twigs

- Magdalene

Floating Points

- Crush

Floating Points

- Crush

Nick Cave and the Bad Seeds

- Ghosteen

Nick Cave and the Bad Seeds

- Ghosteen

Lana Del Rey

- Norman Fucking Rockwell

Lana del Rey

- Norman Fucking Rockwell

Weyes Blood - Titanic Rising
Weyes Blood

- Titanic Rising

James Blake - Assume Form
James Blake

- Assume Form