Sant Andreu, el distrito y los barrios

Situado al nordeste de la ciudad, el distrito de Sant Andreu es el distrito 9 de los 10 en que hoy día está dividida Barcelona. Buena parte del distrito ocupa lo que en su día fue el antiguo pueblo de Sant Andreu del Palomar, una población, como las otras del pla de Barcelona, de base agrícola, en una tierra fértil bien regada por el Rec Comtal y diversas rieras, un terreno que, durante la segunda mitad del siglo XIX, vivió un potente desarrollo industrial. La vieja población, independiente hasta 1897, integraba además buena parte del actual distrito de Nou Barris y una parte del de Sant Martí y Horta-Guinardó ya que se extendía entre Collcerola, el Besós y sant Martí. Parece que el topónimo palomar hace referencia a que en esta zona, antiguamente, se cazaban palomas silvestres.

La actual división en distritos, realizada en 1984, dejó sant Andreu como un distrito de grandes dimensiones, el tercero de la ciudad, y está dividido en siete barrios: Trinitat Vella, Baró de Viver, Bon Pastor, Sant Andreu de Palomar, La Sagrera, El Congrés i els Indians y Navas.

El núcleo del distrito lo constituye el antiguo centro histórico de la vieja vila situado a lo largo  del Carrer Gran, antigua vía romana que comunicaba la población con Barcelona. Entre sus rincones destaca la iglesia parroquial de Sant Andreu del Palomar, con una vistosa cúpula, obrada por Josep Domènech i Estapà al derrumbarse la anterior de Pere Falqués, está situada en la plaça Orfila, donde se sitúa también la casa de la Vila, hoy sede del distrito.

Cerca se encuentra la plaça del Comerç, popularmente del rellotge, abierta a Gran de Sant Andreu, y de donde parte el carrer Pons i Gallarza donde se encuentra la casa Vidal, obra modernista de Francesc Berenguer, en los bajo de la cual se encuentra el popular bar Versalles. A pocos pasos se encuentra otro de los rincones con encanto de sant Andreu, la plaça del Mercadal, la vieja plaza porticada que encierra el edificio del mercado de la zona.

Merece la pena recorrer también una serie de calles donde nos encontramos interesantes construcciones de carácter popular, nos hemos de perder por el carrer Malats, por el carrer Coroleu, por el carrer Bascònia o, especialmente, por el Carrer Grau, en ellos tendremos la sensación de andar más por un pueblo que por una ciudad.

También merece la pena pasearse a lo largo de la Rambla de Fabra i Puig un espacio acogedor tanto por algunas muestras de su arquitectura como por su arbolado.

En nuestro paseo por Sant Andreu, vale la pena descubrir, en la pequeña iglesia parroquial de sant Pacià, un mosaico de formas geométricas diseñado por un joven Gaudí en 1881, cuando apenas hacía un año que tenía el título de arquitecto. Usa una decoración de carácter neoclásico, totalmente alejada de las innovaciones modernistas que más tarde desarrolla el arquitecto. El edificio fue construido por Joan Torras Guardiola y éste, que había sido profesor de Gaudí en la escuela de arquitectura, le hizo el encargo. Se trata de una antigua iglesia de un convento de monjas que pronto pasaría a manos de los maristas y que fue abandonado tras la Setmana Trágica para ser adquirido por el obispado para convertirla en parroquia. Afortunadamente el pavimento está restaurado y se conserva en buen estado, sin embargo, hay que lamentar que otras intervenciones del arquitecto se perdieran.

Sant Andreu conserva también interesantes rincones de su pasado industrial. Sin duda la más importante de las industrias instaladas en sant Andreu es el complejo de Fabra i Coats. Sus orígenes se sitúan en 1838 cuando Ferran Puig abre una sencilla fábrica textil, el Vapor del Fil, que medio siglo más tarde, en 1884, y tras varias fusiones se convierte en la empresa Fabra i Portabella que cuenta con tres fábricas. Con el cambio de siglo, en 1903, se añade a la vieja empresa Fabra, la empresa escocesa J&P Coats y la empresa resultante será la textil más importante de Catalunya. Fue tan importante en el barrio que llegó a ser conocida como Can Mamella, se decía que de ella mamaban casi todos los vecinos. Se cuenta que la fábrica fue la primera en dar vacaciones pagadas, además de subsidios de enfermedad y jubilación. Contaba con economato, servicio médico y hasta un equipo de fútbol que terminaría convirtiéndose en el filial del Barça. La compañía entró en crisis con la llegada de los años 70 y ya no volvió a ser la misma. En años posteriores se fueron perdiendo puestos de trabajo y languideció hasta cerrar en 2005. Quedan una docena de edificios que han sido restaurados y reaprovechados. Hoy funciona como Fàbrica de Creació de Barcelona.

Otra de las importantes industrias instaladas en sant Andreu, en Bon Pastor, fue la Maquinista Terrestre y Marítima que tras nacer en el Raval se trasladó, primero, a la Barceloneta y, más tarde, se ubicó en sant Andreu. La fábrica se dedicaba a la fabricación de estructuras metálicas y motores para vehículos hasta que fue cerrada en 1993 y las actividades se trasladaron a Santa Perpètua de la Mogoda. Desde el 2000 el recinto industrial fue totalmente para  transformarse en un Centro Comercial que da gran vitalidad al barrio.

Otro de los recintos fabriles instalados en Sant Andreu, en la Sagrera, fue la fábrica en su día el lugar donde se fabricaron los lujosos vehículos Hispano-Suiza, desde 1907, y más tarde (1946) los camiones Pegaso. El recinto de la vieja fábrica ENASA (Empresa Nacional de Autocamiones SA), reivindicado por los vecinos para uso ciudadano desde que su traslado a la Zona Franca, es desde 1986 el parque de la Pegaso diseñado por Enric Batlle y Joan Roig. Se conservan aún la puerta de entrada y el edificio de oficinas. En el parque actual destaca un estanque de forma sinuosa atravesado por puentes y la decoración en forma de mosaico de la figura mitológica del Pegaso, el caballo alado que fue el emblema de la fábrica.

Vinculado a este pasado industrial destaca la Estació de sant Andreu comtal que se debe transformar para acoger la estación del AVE.

Sant Andreu cuenta también con la joya de la arquitectura racionalista de la ciudad: la casa Bloc, proyectada entre 1932 y 1936 por Josep Lluis Sert, Josep Torres Clavé y Joan B. Subirana, miembros del GATPAC (Grup d’Arquitectes i Tècnics Catalans Per al Progrés de l’Arquitectura Contemporània). El edificio debía ser el primero de una serie de viviendas que mejoraran las condiciones de vida de las clases más desfavorecidas buscando en el edificio de viviendas una buena ventilación, un aprovechamiento óptimo del sol, una organización del espacio con criterios de funcionalidad y un entorno dominado por los espacios verdes. El edificio lo constituyen cinco cuerpos organizados en forma de doble U. Tras la guerra el edificio fue usado como residencia de la policía y se fue degradando con el paso del tiempo. En 1986 se inició su restauración y se ha convertido en un espacio museístico.

La llegada de la industria y la consiguiente inmigración modificaron el viejo Sant Andreu rural, las antiguas masías dieron paso a nuevas viviendas y nuevas calles se abrieron en terrenos hasta entonces rurales. El siglo XX ha representado un cambio urbanístico completo para Sant Andreu y sus barrios.

Al norte del distrito destaca el barrio de Trinitat Vella hoy uno de los barrios que acogieron la oleada inmigratoria que vivió la ciudad a lo largo del siglo XX. En sus orígenes fue un hospital y una ermita, dedicada a la Trinidad, situada sobre una colina y tradicionalmente se ha relacionado también con la llamada quinta forca, el lugar donde estaba la horca más alejada del centro de Barcelona y donde se ajusticiaban a los condenados a la pena capital (las tres primeras estaban en la Boqueria, el Pla de Palau y el portal de Sant Antoni y la cuarta en Sants). Con el siglo XX la zona se empezó a urbanizar, primero en los años de la exposición y más tarde con los bloques de viviendas de los 50. Con la fiebre olímpica se situó uno de los viales de comunicación clave, el Nus de la Trinitat, y el pulmón verde del Parc de la Trinitat.

Los pequeños barrios de Baró de Viver y Bon Pastor, construidos junto al río Besòs, pertenecieron, hasta 1945, al municipio vecino de santa Coloma de Gramanet. Sus terrenos crecieron con los polígonos de casas baratas.

En Baró de Viver, durante la dictadura de Primo de Rivera, se levantó uno de los cuatro conjuntos de casas baratas que se levantaron en la ciudad, fue el llamado Darius Romeu, el noble que bautiza al barrio que era entonces alcalde de la ciudad. El paso de los años trajo la degradación a las viviendas lo que llevó a los vecinos a sustituir los viejos edificios por otros de mejor calidad. En Bon Pastor se construyó en 1929 el polígono de casas Milans del Bosch para acoger a los barraquistas expulsados de Montjuic y los nuevos emigrantes, un barrio formado por calles con nombres de poblaciones leridanas (Mollerussa, la Grandella, Tàrrega…) y plazas que se fue degradando con el paso del tiempo para dar lugar a una profunda rehabilitación en 2003.

Completan el distrito, a poniente, los barrios de la Sagrera, el Congrés i els Indians y Navas que en su día formaban el llamado barrio de montaña del pueblo de Sant Martí de Provençals.

La Sagrera tiene su origen en la zona de seguridad contra las violencias que, durante la época medieval, se extendía alrededor de la iglesia de sant Martí. Como todo el distrito la industrialización cambió la fisonomía general del barrio.

El barri del Congrés i Els Indians tiene sus orígenes en el Congreso Eucarístico celebrado en Barcelona en 1952 y que provocó que el obispado, con el obispo Modrego a la cabeza, impulsara la creación de un barrio en 1953 para acoger a los que hasta ese momento vivían en barracas. El encargado del proyecto fue Josep Soteras Mauri y se construyeron unas 6000 viviendas entre 1954 y 1976, sobre todo en el barrio que se llamó del Congreso donde existía una enorme finca, Can Ros o Ca n’Armera que, en buena parte, aún se conserva. Junto a este núcleo se fueron levantando, a lo largo de la antigua carretera de Sant Martí a Horta, una serie de casas, en su mayoría de trabajadores, que la leyenda popular relacionó con aquellos que venían de las Américas, curiosamente dominan en el barrio los nombres de poblaciones caribeñas (Pinar del Río, la Manigua, Puerto Príncipe, Matanzas)

El barrio de Navas es pequeño y moderno, empezó a tomar forma cuando se construyeron a partir de 1944 las llamadas casas del Gobernador, llamadas así ya que fueron promovidas por el Gobernador civil del momento, Antonio Correa Veglisson. El diseño correspondió al arquitecto Mariano Romaní que se inspiró en las ciudades jardín inglesas, el resultado fueron un conjunto de casas de poca altura rodeadas de zonas ajardinadas comunes. En Navas encontramos también la plaça Islàndia, un buen ejemplo de los cambios que ha experimentado el distrito en tiempos recientes. En un espacio triangular, resultado de la confluencia de tres vías, los arquitectos Andreu Aviola y Carme Fiol proyectaron en 1995 una fuente con un geiser del que sobresalen cinco estructuras metálicas que recuerdan las cinco grandes cascadas islandesas.