Visión anarquista de la Guerra Civil
El Arxiu Fotogràfic de Barcelona presenta una exposición centrada en la gráfica anarquista del conflicto bélico.
Las viejas murallas marcaban los límites de la ciudad. Por motivos militares, a partir de ellas no podía construirse ningún edificio a una distancia de un tiro de cañón (1500 varas castellanas). Así, más allá de las murallas sólo había una extensión de campos. Tras el derribo de las murallas, Barcelona pudo ocupar ese espacio vacío. El Pla de Cerdà (1859) fue la expansión de Barcelona de las murallas hacia afuera.
REFORMA INTERNA
Un nuevo paso en la transformación de la vieja ciudad fue el Plan de reforma interior de Barcelona de Àngel Baixeras (1878), una intervención dentro de las murallas. Según dicho plan se abrirían tres vías, a la manera de los boulevards de Haussman en París, atravesando el recinto de la vieja ciudad amurallada. En plano se llamaban la Gran Vía A, la B y la C.
Dos de las vías continuaban, de montaña a mar, las calles del Eixample. Una, Muntaner, cruzaba el Raval y la otra, Pau Claris, lo hacía al otro lado de la Rambla. La tercera sería transversal, paralela a la línea de la costa. Desde el Palau de Justícia al Mercat de Sant Antoni reventaba el centro de la ciudad. El proyecto no vería la luz hasta 30 años más tarde y parcialmente, afortunadamente sólo se construiría una de las tres. Habrá que esperar un tiempo para ver abiertas las otras dos, y también de forma parcial. Tras las bombas de la guerra civil se abrieron la Avinguda de la Catedral y la Avinguda de les Drassanes, posteriormente se sumó a ellas la Avinguda Francesc Cambó y ya con el nuevo siglo se añade la Rambla del Raval.
UNA JORNADA HISTÓRICA
El 10 de marzo de 1908 tuvo lugar la ceremonia de inauguración de las obras. Se inauguraba con un nombre que después perdería: calle de la Reina Regente.
Se instalaron cuatro graderías: una para el rey Alfonso XIII, otra para las autoridades, presidida por Maura, con el alcalde Sanllehy, y las otras dos, repletas, para invitados y periodistas. El rey, con instrumental hecho para la ocasión, no puso la primera piedra, realizó el primer derribo.
Un documento, explicando los principales actos que tuvieron lugar ese día de júbilo, y rubricado por las autoridades, se emitió como recuerdo de tal acontecimiento histórico.
MUCHOS DERRIBOS
La apertura de la nueva vía supuso un trauma para Barcelona. Se iba a producir el derribo de 60 metros de ciudad en línea. Para la calzada y las aceras, se usarían 20 metros y otros 20, a cada lado, para construir altos edificios pantalla que, según la estética de la época, habían de dar una fachada digna a la vía y a la vez, ocultar la vieja ciudad.
Los derribos se extendieron a lo largo de cinco años, de marzo de 1908 a diciembre 1913, se derribaron 270 casas, cifra Lluís Permanyer, que constituían 2.199 viviendas con unos 10.000 vecinos. Desaparecieron o quedaron mutiladas 85 calles y plazas.
El Arxiu Fotogràfic de Barcelona, en la Plaça Pons i Clerch, 2 planta 2ª, hasta el 31 de octubre del 2019, puede verse la exposición “La ciutat dels passatges. Abans de la Via Laietana” (de lunes a sábado, de 10 a 19h. Festivos cerrado. Entrada gratuita) en la que recuerda la Barcelona desaparecida con la Reforma. Un pdf con la información y excelentes imágenes se descarga aquí:
LA LENTITUD DE LA REFORMA Y LAS BURLAS DE LA PRENSA
Entre las casa sacrificadas había ventanas, balcones, puertas y otros elementos arquitectónicos que merecían ser salvados y conservados. Estos trabajos de cirugía arquitectónica ralentizaron las obras de derribo. Los elementos indultados por la Reforma sirvieron, años después, al producirse las obras de mejora del barrio antiguo en vistas a la celebración de la Exposición Internacional de 1929, para embellecer algunos edificios austeros de la vieja ciudad, en el entonces bautizado como Barrio Gótico. “Ese nuevo barrio que se está construyendo alrededor de la catedral” decían los chistosos de la época.
La prensa satírica de la época, se burló de las promesas del alcalde Albert Bastardas (1908-1909), que prometió que con él la Reforma avanzaría, que desde la Plaça del Àngel se vería el mar. Y el mar se veía porque él lo pintaba en un enorme lienzo en la misma plaza.
BIEN DOCUMENTADA
La apertura de la Via Laietana está perfectamente documentada. La reforma contó con un concurso artístico que ganó el Dionís Baixeras con una serie de 50 dibujos a lápiz. La fotografía inmortalizó el momento del cambio.
Vista de la parte baja del espacio de la futura Via Laietana después de los derribos. Al fondo, en el centro, pueden verse las torres de Sant Sebastià, un edificio que se mantuvo en pie desde 1507 hasta 1910 ocupaba el espacio de la actual plaça de Antonio López. Fue construido como iglesia destinada a buscar la protección del santo en tiempos de epidemias, en el siglo XVII se instaló un convento y finalmente fue Escuela de Ingenieros.
A la izquierda puede verse el campanario de la capilla real de Santa Àgata, terminado en una corona, el descubrimiento del edificio y de la muralla romana dieron como lugar la plaça de ramón Berenguer III (la del caballo de la cola grande) y las calles Tapineria y Sots-Tinent Navarro. El resto de dotó de edificios a lo largo de los años.
Aprovechando los trabajos de derribo se construyeron los túneles para que pasara el metro.
EN HONOR A LOS ANTIGUOS LAYETANOS Y GUERRERA
Antes de nacer se pensó en llamarla gran Vía de la Exposición Universal o Gran Vía de la Reina Regente. Fue Carreras y Candi quien propuso que se dedicara a los habitantes prerromanos, a la tribu ibera de los layetanos. Nacía la Vía Laietana el nombre por el que es conocida hasta hoy.
Tras la muerte de Durruti en el Frente de Madrid, el 20 de noviembre de 1936, la Via Laietana cambió su nombre por el del líder anarquista. Para honrarlo, se cinceló una placa que lució hasta en la vía hasta el día que las tropas la caída de Barcelona en 1939.
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