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Torino, el palacio del vermut

Si tuviera una máquina del tiempo, no sería muy ambicioso. Me conformaría con tomarme un vermut en el Torino, conocido en su día como el palacio del vermut.

Categoría: Historia | 16 julio, 2014
Redacción: Edu García

La máquina del tiempo que permita viajar al pasado es el invento que espera ansioso el que se dedica a indagar la historia. Muchos serían los periodos a los que nos gustaría asomarnos y muchos los personajes a los que nos apetecería conocer. Podríamos elegir un gran acontecimiento irrepetible o, tal vez, un momento de la vida cotidiana. Si pudiera elegir no sería demasiado ambicioso, me conformaría con tomarme un vermut. Eso sí, sería en un lugar delicioso: en el Torino, conocido en su día como el palacio del vermut. Eso sí era un bar. Fue uno de los establecimientos más hermosos jamás construido.

 

bar torino historia paseo de gracia 1 Torino, el palacio del vermut

 

El espectacular comercio estaba situado en el número 18 del Passeig de Gràcia, en la privilegiada esquina con la Gran Vía. Era una verdadera obra maestra del modernismo que, como otras, no tuvo una larga vida. Se inauguró el 20 de setiembre de 1902 y cerró sus puertas en 1911. Esa década escasa lo ha hecho mítico.

Su existencia la debemos Flaminio Mezzalama, italiano de Turín, afincado en Barcelona desde 1893, gerente en la península ibérica de la empresa de vermut Martini & Rossi. Como buen hombre de empresa, pensó que debía apostar por la promoción de su producto y así lo hizo desde el Torino, un local situado en el número 8 de la popular de la calle Escudellers. Hoy aún se conserva en el mismo lugar con el nombre de Grill Room y se ve en el local la figura de un escudo con un toro rampante. Mezzalama quiso rendir así un homenaje a su ciudad natal y a la de su bebida, Torino.

La bebida tuvo un pronto éxito entre los barceloneses de la época y Flaminio pensó en una nueva apuesta, un segundo bar más grande y situado en Passeig de Gràcia, donde estaba instalando su nueva residencia la burguesía barcelonesa. Así el nuevo Torino relegó el nombre de Petit Torino a su hermano de Escudellers.

Para hacer posible tal empresa contrató a primeras figuras del modernismo. No se escatimó en el presupuesto. Todo realizado por primeras figuras en su especialidad. Bajo la dirección del mismo decorador que ya había trabajado en el Torino de Escudellers, Ricard de Capmany, encontramos ni más ni menos que a Gaudí, Puig i Cadafalch y al arquitecto municipal Pere Falqués.

Gaudí trabajó en el elegante salón interior, el llamado salón árabe, con arrimadores de madera y las paredes y techos cubiertos por unas losetas realizadas en cartón prensado y barnizado que elaboraba con el impresor Ermenegild Miralles para el cual Gaudí hizo la puerta de su finca que aún hoy se conserva en el passeig Manuel Girona.

 

bar torino historia paseo de gracia 2 Torino, el palacio del vermut

 

Puig i Cadafalch trabajó en el salón principal en forma de L que destacaba por su excelente artesonado y su elegante decoración.

 

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Pere Falqués diseñó la marquesina exterior de hierro forjado que sería realizada por la casa Ballarín y en la que se colocaron apliques de vitral de color del industrial Bordalba.

 

bar torino historia paseo de gracia 4 Torino, el palacio del vermut

 

La decoración del local también fue minuciosamente planeada por Capmany. Los muebles eran de la prestigiosa casa Thonet, de Viena. El mosaico del mostrador fue traído expresamente desde Venecia, de donde también eran los artistas que hicieron los vidrios, los Hermanos Tosso. Masriera se encargó de las luces colgantes. Se sabe que trabajaron el forjador Quintana, el metalista Doménech, los ebanistas Calonge e hijo. Las paredes del local estaban decoradas con tapices, a partir de cartones de Ricard Urgell, o pintadas al fresco. Las esculturas eran del italiano Buzzi y de Massana. De este último era una bacante que bajo una cubierta emparrada levantaba, saliendo de una gran pilastra blanca, levantaba una copa en la que un amorcillo derramaba el licor que se bebía en el local.

 

bar torino historia paseo de gracia 5 Torino, el palacio del vermut

 

Con tanta elegancia y buen gusto no es de extrañar que el local recibiera el premio de mejor local comercial del concurso anual de edificios. El Torino inauguró el concurso uno de los premios que concedía cada año el Ayuntamiento al mejor edificio y al mejor local comercial, con el café Torino se inauguró el premio al mejor comercio de la ciudad. Sin duda sola una fachada como la del Torino merecía cualquier premio al que se presentara.

 

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El inquieto creador del Torino, Flaminio Melazzana, no se limitó a su negocio con el vermut, fue además un pionero en el negocio turístico en la ciudad, cada año organizaba viajes de italianos a Barcelona. Con estas actividades y, sobre todo, con sus locales se ganó a los barceloneses. Tomarse un vermut en el Torino se convirtió en algo indispensable tanto para los barceloneses como para los visitantes. Sentarse en la terraza o en algunos de los espacios interiores era una de las actividades que debían hacerse en la ciudad. Todo el mundo pasaba por el palacio del vermut, especialmente los días de descanso para verse y dejarse ver. Debieron ser varios los días de tertulia entre sus paredes. Pero no todo dura para siempre y al creador del Torino le llegó la muerte. Era el 13 de julio de 1911 cuando la vanguardia publicaba su esquela.

 

bar torino historia paseo de gracia 7 Torino, el palacio del vermut

 

Con él desaparecerían sus locales. El Petit Torino de Escudellers se convierte en el café oriental y más tarde, en 1916, en el Grill Room que aún se mantiene. El Torino de Passeig de Gràcia fue durante unos años la sala de arte Casa Esteva hasta que en 1934 desapareció completamente cuando el arquitecto Josep Lluís Sert levanta en su lugar la joyería Tous (hoy Roca). Como no hay aún máquina del tiempo, hoy tenemos que abrir los ojos y dirigirlos atentamente a las fotografías que se conservan.

Categoría: Historia | 16 julio, 2014
Redacción: Edu García
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