Rincones artísticos navideños en Barcelona

Como muchas otras palabras que usamos en castellano, navidad procede del latín, de nativitas y significa nacimiento. La palabra tiene connotaciones religiosas y se aplica al nacimiento de Jesús. Aunque no está claro cuando tuvo lugar el acontecimiento, la celebración se realiza cada año el 25 de diciembre y lleva asociadas los buenos deseos, los encuentros familiares con una gran comilona y regalos, un pequeño descanso laboral y el frío.

En Barcelona estas fechas sugieren pasearse por la Fira de Santa Llúcia en la avinguda de la catedral (el mejor lugar para recoger los motivos para poner en casa), las exposiciones de  pesebres en la Iglesia de Belén, en la Rambla (en el 2016 se lee 54 exposición), en el carrer Lledó 11 o del Monestir de Pedralbes.

Las fiestas religiosas cristianas tienen su origen en fiestas  paganas y en el caso de la Navidad está relacionada con las fiestas romanas del Natalis Solis Invicto asociada a Apolo o las Saturnalia con Saturno. También entre los escandinavos y la América pre-colombina encontramos festividades en estas fechas que coinciden con el solsticio de invierno en el hemisferio norte.

Si queremos recordar la Navidad cualquier momento del año hay, en Barcelona varias representaciones de los distintos episodios relacionados con el nacimiento de Jesús: la anunciación, el nacimiento, la adoración de los pastores y de los magos. Diversas escenas y diversos estilos, para todos los gustos.

LA ANUNCIACIÓN

“Al sexto mes el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret,  a una virgen desposada con un varón que se llamaba José, de la casa de David; y el nombre de la virgen era María.  Y entrando el ángel en donde ella estaba, dijo: !Salve, muy favorecida! El Señor es contigo; bendita tú entre las mujeres.  Mas ella, cuando le vio, se turbó por sus palabras, y pensaba qué salutación sería esta. Entonces el ángel le dijo: María, no temas, porque has hallado gracia delante de Dios. Y ahora, concebirás en tu vientre, y darás a luz un hijo, y llamarás su nombre JESÚS. Este será grande, y será llamado Hijo del Altísimo; y el Señor Dios le dará el trono de David su padre; y reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin. Entonces María dijo al ángel: ¿Cómo será esto? pues no conozco varón.

Respondiendo el ángel, le dijo: El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por lo cual también el Santo Ser que nacerá, será llamado Hijo de Dios.

Y he aquí tu parienta Elisabet, ella también ha concebido hijo en su vejez; y este es el sexto mes para ella, la que llamaban estéril; porque nada hay imposible para Dios. Entonces María dijo: He aquí la sierva del Señor; hágase conmigo conforme a tu palabra. Y el ángel se fue de su presencia” (Lucas 1, 26-38). En Barcelona tres imágenes recuerdan la visita:

En el dintel de la puerta principal de la parroquia de Sant Jaume, en el carrer Ferran. Dividido en tres espacios por tres arcos sostenidos en su parte central por dos cabezas. En medio está la Trinidad (el padre, el hijo y el espíritu santo) flanqueada, a la izquierda, por el Arcángel y, a la derecha, por la Virgen que está sentada en un atril. El edificio fue antiguamente la iglesia del convento de los trinitarios y al pasar a parroquia de Sant Jaume añadió la portalada actual con la imagen de Santiago matamoros.

La segunda es un relieve aislado que se encuentra en el recóndito muro del número 9 del carrer Capellans. No es un lugar por donde pasemos muchas veces. Está a la altura de la nueva plaça del vuit de mar, cuando viniendo de la plaça Nova y rodeando el Colegi d’Arquitectes, la calle gira a la izquierda hacia la plaça Pi i Sunyer, junto al Portal del Ángel. El relieve presenta la anunciación dentro de un bello marco configurado a base de diversos tipos de hojas. Dentro aparece, ante un espacio arquitectónico con dos arcos de medio punto, en el lado izquierdo, la Virgen, detrás del atril, y separado por una balaustrada coronada por un jarrón, el Arcángel, en el lado derecho. La figura del arcángel está más alta que su interlocutora, aparece sobre un escudo en el que se pueden ver las letras P y O sobre un escudo con las cuatro barras. Es el escudo de Poblet y permite identificar la historia del relieve y saber cómo llegó aquí. Procede de la llamada casa procura, una especie de embajada, que el monasterio tenía en Barcelona. La casa, bajo la dedicación de la Anunciación, estaba en la Rambla de Barcelona, delante de la actual iglesia de Belén, y tras la desamortización de Mendizábal (1835) parte de sus piedras fueron reaprovechadas para construir el edificio donde hoy se encuentra visible el relieve del que hablamos. El local merece una visita, se ven los arcos y las columnas de una parte del viejo edificio.

En la Sagrada Familia la misma escena está tratada con mayor libertad, y es también más efectista. En la parte más alta de la puerta central, el arcángel, que viste una túnica, aparece de pie, con la mano levantada, con actitud relajada, y enfrente, la Virgen, presenta una actitud de total sumisión.

EL NACIMIENTO

Como lo prometido es deuda la Virgen, pasados los nueve meses correspondientes dio a luz al hijo de Dios que había sido engendrado por obra del espíritu santo. La Biblia cuenta que, la familia, desde Natzaret, se vio obligada a trasladarse a Belén: “Aconteció en aquellos días, que se promulgó un edicto de parte de Augusto César, que todo el mundo fuese empadronado. Este primer censo se hizo siendo Cirenio gobernador de Siria. E iban todos para ser empadronados, cada uno a su ciudad.  Y José subió de Galilea, de la ciudad de Nazaret, a Judea, a la ciudad de David, que se llama Belén, por cuanto era de la casa y familia de David; para ser empadronado con María su mujer, desposada con él, la cual estaba encinta. Y aconteció que estando ellos allí, se cumplieron los días de su alumbramiento. Y dio a luz a su hijo primogénito, y lo envolvió en pañales, y lo acostó en un pesebre, porque no había lugar para ellos en el mesón. (Lucas 2, 1-7). Hay excelentes imágenes de nacimientos en la ciudad:

Volviendo a la Rambla, a la parroquia de Belén, antigua iglesia del convento de los jesuitas, encontramos, sobre la puerta, un excelente relieve donde aparece en primer plano la Sagrada Familia con un alegre niño Jesús en el centro, recostado en un pesebre, acompañado a un lado de la Virgen con una actitud entre ascética y descansada, y San José al otro lado. El relieve, de piedra, presenta, tres elementos metálicos, seguramente dorados en su día, en forma de corona sobre las cabezas de los tres protagonistas. Completan el relieve los tradicionales animales que según la tradición fueron testigos del nacimiento. El asno (símbolo del paganismo) y el buey (símbolo de la fe). Por encima del conjunto dos ángeles de cuerpo entero sostienen una cinta con la loanza Gloria in excelsis deo (Gloria a dios en las Alturas). Debajo de ellas destacan dos cabezas de querubines y a un lado la figura de un pastor completa el abarrocado conjunto. El autor de la obra fue Francesc Santacruz quien realizó en el mismo edificio la imagen de san Francisco Javier en la esquina con el carrer Xuclà y la imagen de Jesús que corona la puerta de la Rambla además del retablo de la parroquia de Sant Sever cerca de la catedral.

Una de las imágenes más populares la encontramos en la fachada del nacimiento de la Sagrada Familia, la única que se construye según las indicaciones de Antonio Gaudí. Sobre la puerta central, coronando la columna donde está escrita la genealogía de Jesús, aparecen, juntos, San José de pie y a su lado la Virgen que acuna al niño. Detrás de a ambos lados las cabezas del buey y el asno contemplan la escena. Su autor fue Jaume Busquets que realizó en la misma fachada la Anunciación.

Una última imagen de un nacimiento lo encontramos, apenas perceptible, en la casa Serra, que levantó Josep Puig i Cadafalch, hoy sede de la Diputación. En el lado del chaflán, en la esquina de Rambla Catalunya con Córsega, hay un balcón. Sobre la puerta central de las tres que se abren al balcón  aparece el busto de mosén Cinto Verdaguer con la cabeza ladeada a la izquierda donde aparece una delicada Sagrada Familia con la Virgen sosteniendo al niño cerca de su cabeza y a José en un segundo plano , mientras un angel con las alas extendidas los cobija. Es un delicado trabajo de Alfons Juyol.

LA ADORACIÓN DE LOS PASTORES

“Había pastores en la misma región, que velaban y guardaban las vigilias de la noche sobre su rebaño. Y he aquí, se les presentó un ángel del Señor, y la gloria del Señor los rodeó de resplandor; y tuvieron gran temor. Pero el ángel les dijo: No temáis; porque he aquí os doy nuevas de gran gozo, que será para todo el pueblo: que os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es CRISTO el Señor. Esto os servirá de señal: Hallaréis al niño envuelto en pañales, acostado en un pesebre. Y repentinamente apareció con el ángel una multitud de las huestes celestiales, que alababan a Dios, y decían: !Gloria a Dios en las alturas,
Y en la tierra paz, buena voluntad para con los hombres! Sucedió que cuando los ángeles se fueron de ellos al cielo, los pastores se dijeron unos a otros: Pasemos, pues, hasta Belén, y veamos esto que ha sucedido, y que el Señor nos ha manifestado. Vinieron, pues, apresuradamente, y hallaron a María y a José, y al niño acostado en el pesebre. Y al verlo, dieron a conocer lo que se les había dicho acerca del niño. Y todos los que oyeron, se maravillaron de lo que los pastores les decían. Pero María guardaba todas estas cosas, meditándolas en su corazón. Y volvieron los pastores glorificando y alabando a Dios por todas las cosas que habían oído y visto, como se les había dicho”. (Lucas, 2, 8-20) Una escena

En la Sagrada familia, a un lado de la puerta principal, flanqueando la escena del Nacimiento, está representada la adoración de los pastores, un pequeño grupo de cuatro aparecen arrodillados mostrando su respeto al niño recién nacido. Destacan por su vestuario, propio del mundo rural, con barretinas  en las cabezas y acompañados de un perro lanudo. El rostro de cada uno de ellos enfatiza  la postura.

 LA EPIFANÍA

“Cuando Jesús nació en Belén de Judea en días del rey Herodes, vinieron del oriente a Jerusalén unos magos, diciendo: ¿Dónde está el rey de los judíos, que ha nacido? Porque su estrella hemos visto en el oriente, y venimos a adorarle. Oyendo esto, el rey Herodes se turbó, y toda Jerusalén con él. Y convocados todos los principales sacerdotes, y los escribas del pueblo, les preguntó dónde había de nacer el Cristo. Ellos le dijeron: En Belén de Judea; porque así está escrito por el profeta:  Y tú, Belén, de la tierra de Judá, No eres la más pequeña entre los príncipes de Judá; Porque de ti saldrá un guiador, Que apacentará a mi pueblo Israel.  Entonces Herodes, llamando en secreto a los magos, indagó de ellos diligentemente el tiempo de la aparición de la estrella; y enviándolos a Belén, dijo: Id allá y averiguad con diligencia  cerca del niño; y cuando le halléis, hacédmelo saber, para que yo también vaya y le adore.  Ellos, habiendo oído al rey, se fueron; y he aquí la estrella que habían visto en el oriente iba delante de ellos, hasta que llegando, se detuvo sobre donde estaba el niño. Y al ver la estrella, se regocijaron con muy grande gozo. Y al entrar en la casa, vieron al niño con su madre María, y postrándose, lo adoraron; y abriendo sus tesoros, le ofrecieron presentes: oro, incienso y mirra. Pero siendo avisados por revelación en sueños que no volviesen a Herodes, regresaron a su tierra por otro camino” (Mateo 2, 1-12).

En la Sagrada Familia, enfrente de los pastores están situados los magos en actitud similar a la de los pastores. Arrodillados ofrecen sus regalos al niño. Curiosamente no son la imagen actual de las tres razas (el rubio, el moreno y el negro) sino que están representados como las tres edades del hombre. Su autor fue el escultor Joaquim Ros i Bofarull, autor también de la adoración de los pastores, y que entre otras esculturas realizó en Barcelona el popular Noi de la Rutlla en el Guinardó.

Una excelente representación de la epifanía la encontramos en el retablo que el pintor Jaume Huguet realizó, en 1465  por encargo de Pedro el condestable de Portugal, rey de Aragón durante la guerra contra Joan II, para la capilla real de santa Àgata donde aún se conserva. El conjunto está formado por 8 tablas que narran los hechos de la vida de Jesús y Maria. es un buen lugar para repasar el ciclo de la Natividad ya que encontramos la Anunciación y el Nacimiento y en la parte central la Epifanía, que da nombre al retablo. Bajo un tejado de madera, que nos sitúa la escena en un pesebre, aparece, a la derecha, la Virgen con el niño sentado en sus rodillas y san José detrás y, enfrente de ellos, los tres magos, en primer plano, arrodillado, el de mayor edad, calvo y con barba blanca, mientras sus compañeros permanecen en pie detrás de él. Destaca la lujosa y colorida indumentaria que visten.  Completa el conjunto, al fondo del pesebre, las figuras del asno y el buey así como los pajes de los reyes. La tabla es rica en dorados según la costumbre de la época.

La representación en Barcelona más antigua de los Reyes Magos es la del sarcófago paleocristiano de Layos,  conservado en el Museu Marès. Es una obra del siglo IV que fue adquirida por Frederic Marès en 1940 a un convento de Toledo. Del sarcófago sólose conserva el frontal en el que aparecen, una tras otra, llenando todo el espacio una serie de figuras que hacen referencia a escenas del antiguo y nuevo testamento. En el extremo derecho, junto a la representación de Adán y Eva, nos encontramos a los Reyes Magos que proceden a librar sus regalos a la Virgen que sostiene en su regazo a un niño Jesús envuelto con vendas. Destaca la repetición de la postura de los Magos, que aparecen de perfil, con un brazo y una pierna adelantos y vistiendo una túnica. Sus rostros son esquemáticos y la única diferencia que encontramos es el obsequio que sostienen.

La representación más divertida de los Reyes Magos la encontramos en una de las capillas del deambulatorio de la catedral, la dedicada a Santa Elena con un magnífico retablo del Arcángel San Gabriel de Lluís Borrasà, de finales del siglo XIV. Entre las escenas representadas encontramos la de la Anunciación a la Virgen y la otra anunciación, a Zacarías, sobre el Nacimiento de su hijo Juan el Bautista. Entre las escenas destaca la denominada Aviso del ángel a los Reyes de Oriente. El arcángel aparece en lo alto y despierta a los Magos, que  aparecen juntos en la cama, los tres tumbados como si en lugar de los que nos visitan cada madrugada del 5 de enero fueran los niños que esperan que despunte el día y disfrutar de los regalos.