Vis a vis con el fantasma de las Navidades presentes

Disculpe que me presente sin previo aviso. Probablemente está usted muy ocupado conmemorando el nacimiento de Jesús de Nazaret, exaltando los más nobles sentimientos y disfrutando de la compañía de sus seres queridos. Es lo que la gente de bien hace en Navidad. Bueno, eso y consumir. No me entienda mal: en una economía capitalista, la aceleración del consumo es un ritual más importante que celebrar la venida del Mesías. La demanda aumenta, las fábricas multiplican su producción, las agencias de publicidad facturan, los puntos de venta contratan… Como el Gordo de la lotería, la aceleración del consumo es un premio muy repartido. Cuando hagamos nuestras compras en Paseo de Gracia (o donde quieran ustedes, que yo no me llevo comisión) estaremos haciendo girar la rueda del dinero y todos saldremos beneficiados. Al menos todos los que todavía no hemos sido excluidos del sistema.

Que no se le atragante la escudella, pero Cataluña se sitúa a la cabeza en recortes sociales, en deuda pública y cuenta con una tasa de paro del 19’1% (la media en la Unión Europea está en el 10%). También aporta el 22’2% de los desahucios practicados en el Estado español. Este invierno, casi 3.000 personas no tienen hogar en Barcelona, en su mayoría hombres cuya esperanza de vida es de 58 años, más de 20 menos que usted. Parece evidente que Cataluña (como Madrid o Valencia) sale perdiendo en la relación entre lo que aporta y lo que recibe del Estado, pero otra cuestión es lo que el Govern decide hacer con lo que tiene. Mientras sube la partida destinada a sus embajadas en el extranjero, recorta en cuatro años un 20’6% de los presupuestos destinados a educación, y la Consejera de Enseñanza, Irene Rigau, anuncia recientemente que eliminará en 2015 la financiación de las guarderías públicas, toda una apuesta por el futuro del país. En paralelo, el Conseller de Territorio, Santi Vila, se atreve a afirmar que el proceso soberanista es el “proyecto ilusionante” necesario para que la población soporte toda una legislatura de recortes. Destruyen el presente de muchas familias con el consentimiento de las fuerzas de izquierdas, pero todos a una nos hablan de un mañana mejor. Mi colega, el fantasma de las Navidades futuras, está esperándoles para ofrecerles su opinión sobre la responsable gestión de la peor crisis económica en la historia de Catalunya, y le aseguro que este colega no se deja engatusar por la exaltación patriótica.

Bueno, ya ve usted cómo están las cosas. No se apure, no le voy a pedir que devuelva sus compras navideñas. ¡Al contrario! Si se lo puede permitir, no se prive de ese perfume, de ese abrigo o de esos zapatos que ha comprado en Paseo de Gracia. El sector de productos y servicios de lujo Made in Spain cerrará el año con unas ventas de 5.427 millones de euros, el 6% más que en 2013, gracias a la evolución del turismo, a las exportaciones y a la recuperación de la demanda nacional. Son buenas noticias, no hay duda. Pero quizá esta Navidad el Tió podría cagar algo más que lujo en su casa. Y también algo más que la puntual donación en La Maratón de TV3, cuya recaudación se destinará este año al tratamiento de enfermedades del corazón, lo que es de agradecer si tenemos en cuenta que Cataluña está a la cola en gasto sanitario per cápita, por detrás de 14 de las 17 comunidades autónomas. El Tió podría cagar, por ejemplo, un compromiso social a largo plazo. Elija una causa. ¡Si será por causas! Cualquiera estará bien: cada vez hay menos dinero para todas ellas y, ¿sabe?, al final todo se trata de dinero. La Navidad empieza y acaba, pero el dinero sigue cerca de los que lo tienen y lejos de los que no, y en medio están esos deficientes administradores de los que le hablaba en el párrafo anterior. Por suerte, usted puede hacer algo. Una página web, un número de cuenta y listo. Acaba de hacer de éste un lugar mejor. En fin, no le entretengo más. Vuelva con los suyos y cuénteles lo que ha hecho. Comparta con su cuñado alguna de las cifras antes mencionadas y anímele a actuar también. Seguro que por una vez está de acuerdo con usted. Que Dios les bendiga.