R t V f F I
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¿San Valentín, debería ser el santo del sexo?

¿Qué es lo que más nos gusta del sexo? ¿Por qué se nos hace una droga? ¿Qué relación guarda con el amor?

Categoría: Cultura | 10 febrero, 2016
Redacción: Paula Celeste

Tu plan ideal para San Valentín debería ser tener sexo (mucho sexo) si el fin último es el amor y no a la inversa. Me explico:

Mientras esperaba a una amiga en el Parc de la Ciutadella, leí un artículo en mi móvil que me dejó pensando. Por lo visto numerosos estudios demuestran que cuando nos acostamos con alguien liberamos oxitocina, la hormona del amor. ¿O sea que por mucho que nos hagamos los liberales y los libertinos en realidad tenemos sexo porque buscamos la sensación de amar? Cuando llegó mi amiga de identidad indesvelable, compartí el hallazgo con ella. Quizás no haya sido una buena idea sabiendo que ella es de esas que te vuelve loca para que le ayudes a interpretar el “significado oculto” de un mensaje de Whatsapp  cuyo contenido es «hola».

—Entonces me dijo «hola» porque quiere volver a verme… Porque lo pasó muy bien la otra noche… Quiere hacer algo conmigo. ¿Quieres decir que quiere hacer el aaa…? ¿Que sintió aaa…? ¡Ahhh! Digo, nooo —me dijo buscando una conversación en su móvil.

Como sabía que me iba a quemar la cabeza hasta que le ayudara a interpretar lo que pasó esa noche, me puse a teorizar en voz alta qué tipo de amor buscamos según las posturas que practicamos, a ver si la calmaba un poco, ¿o pasó todo lo contrario?

El misionero: Ambos se miran a los ojos y se exponen a los máximos efectos de la oxitocina. Diría que se persigue la idea de ese amor que te lleva por el parque en una carroza tirada por corceles blancos vestidos de gala. ¡No! ¡Por unicornios! ¡Pegasos atravesando un arcoíris de ocho colores! Y pensar que creías que sólo estabas “follando”…

—No quiso hacer el misionero… —dijo echándose las manos a la cabeza.

El perrito: Acá no se encuentran las miradas, parece que cada uno estuviera satisfaciendo sus necesidades fisiológicas, pero seamos sinceros, la excitación (¿y el amor?) que se siente cuando las miradas se buscan y se encuentran es la mejor parte, ¿o no? Cuerpos enrevesados, mentes enrevesadas.

Miré a mi amiga a ver si daba indicios de haber practicado esta postura con él.

—¿Qué quieres? —se hizo la que no me escuchó y siguió con su móvil, y yo con lo mío.

Hacerlo sin condón: El riesgo del embarazo es claro. ¡¿Y este riesgo nos excita?! Madre del amor hermoso… ¡Eso buscamos! Ser la madre del hermoso amor que estamos sintiendo! ¡¿Qué clase de juegos perversos juega la biología con nosotras?!

Ella arriba: Ella marca cadencia, profundidad, toca, se toca, y él… bueno, él acepta lo que se le da. Aquí ambos idealizan la pareja típica en la que el hombre siempre tiene la última palabra: “Sí, mi amor”.

Sexo oral: Hay quien hasta lee artículos para mejorar la técnica de dar placer con su boca. Quien lo da es el típico/a amo/a de casa que lee recetas de internet para mimar al otro, y quien lo recibe se visualiza llegando a casa del trabajo y que su pareja le haga la comida. Burdo ejemplo.

—Guarra —sentenció y se partió de risa.

Quien se acuesta con muchos: Busca el amor desesperadamente. Cree que es un/a rebelde fuera del sistema social monógamo… pero sólo buscás a tu hombre ideal (ahí ya me dirigí a ella), ¡a tu príncipe azul! Como en los cuentos, sólo que en vez de besar sapos, se tirás a todo tipo de anfibios, reptiles y lo que se te ponga delante.

—Japuta —dijo pero siguió sin soltar datos de sus intimidades.

Quienes hacen todas las posturas: Personas felices y sin complejos que piensan en su propio placer y en el del otro. Estarán en la salud y en la enfermedad, en la riqueza y en la pobreza…

—Todos los días de mi vida. ¡Sí, quiero!

—¡Al fin! —me alegré de haberle sacado algo de su noche con él. —Sí, es tu amor verdadero —le dije, nos reímos y abandonamos la interpretación del «hola» por diez minutos. Algo es algo.

Más allá del delirio expuesto, algo de correlación sí que se ve, y aún más importante: parece que cuanto más libidinosos e impúdicos nos mostramos en el acto sexual, más amor buscamos. En otras palabras, si ya tenemos el corazón jodido, dejémonos de “joder” y llamemos a las cosas por su nombre; no queremos “garchar”, ni “coger”, ni “follar”, al final, secretamente, sólo buscamos hacer el amor.

Sigue leyendo a Paula Celeste en su libro Toda La Cama Para Mí. Disponible en Amazon.

Agradecimientos: a Moeka por la ilustración.

Categoría: Cultura | 10 febrero, 2016
Redacción: Paula Celeste
Tags:  amor, pareja, san valentin, sexo, Toda La Cama Para Mí.,

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