Roma no se construyó en un día

Hace unos meses leí el muy recomendable libro del filósofo Oriol Quintana, “Filosofía para una vida peor”. Quintana sostiene la tesis según la cual, esta prodigalización del movimiento llamado de “autoayuda“, podría ser una reacción -ingenua- a una siglo XX que dejó un reguero de sangre y dolor, con millones de personas muertas. Es algo así como que, después de tanto dolor, hemos necesitado sentir y creer que la vida (y nuestra especie, a fin de cuentas los causantes de ese dolor) valen la pena; que podemos hacerlo mejor. Sumándome a esta tesis, también creo que este discurso megamotivacional del “yes you can“, forma parte de esta reacción por la esperanza.

Así de entrada, me parece más que positivo que nos demos la oportunidad de intentar lo que sea que nos propongamos. O que otros nos ayuden a hacerlo, diciéndonos lo que -casi- nunca nadie nos ha dicho “Venga, tú sí puedes. Al menos inténtalo“. De hecho, me parece que a veces el auténtico triunfo es intentarlo, a pesar de esos mensajes internos boicotadores que nos dicen cosas como “eres un inútil”, “estás haciendo el ridículo” o “¿qué estás haciendo? Si tú no puedes”. También hay que insistir.

Realmente, conozco muy pocas personas que sientan confianza en sí mismos, en sus capacidades y se den oportunidades. Así que darse la oportunidad, aunque uno no acabe de estar del todo convencido, me parece un gran logro. Es el inicio de un camino que va en la dirección contraria a la que los cantos internos de sirena nos llevan. A veces hacerlo en contra de los cantos de sirena que dicen que no podemos, va a ser tan titánico como tirar de un carro. Es un trabajo de hormiga. Requiere tesón y mucha insistencia. Porque lo cierto es que si uno inicia un proyecto propio va a encontrarse con un montón de dificultades, situaciones a resolver, hechos inesperados, etcétera. Y eso a duras penas lo mencionan los discursos motivacionales. La mayoría de ayuntamientos ofrecen hoy en día asesoramiento empresarial a los ciudadanos que tienen una idea de negocio y quieren pasar a la acción. Por algo será. Porque además es importante aterrizar nuestra idea de negocio lo más posible.

También me parece un gran logro porque implica intentar algo diferente. Muchas personas que conozco pasan el día, o bien, quejándose de cómo son sus circunstancias, o bien, desplazando responsabilidades a otros. Dejar de quejarse de como son las circunstancias o de los otros, dejar de decir que es por su causa que yo no… eso es hacer algo realmente distinto. Se llama pasar a la acción. Claro es que resulta más fácil la queja o echar culpas en otros que arremangarse y ponerse manos a la obra. Plantearse preguntas como ¿Cómo lo voy a hacer? ¿Cómo lo voy a enfocar? ¿Por dónde voy a empezar? ¿Necesitaré ayuda? e intentar responderlas, requiere de energía y tiempo.

¿Por qué casi nadie habla de la cultura del esfuerzo? ¿Por qué no hablamos claro y decimos lo obvio: que Roma no se construyó en un día? Eso es lo que me falta a menudo en muchas conferencias motivacionales.

Sa i estalvi

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