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¿Por qué tenemos problemas sexuales?

La sexualidad es uno de los placeres que podemos disfrutar plenamente, pero en ocasiones las relaciones se complican y no son tan satisfactorias.

Categoría: Cultura | 11 enero, 2016
Redacción: Gisela Oliva

La sexualidad es uno de los placeres, que como seres humanos, podemos disfrutar plenamente, en soledad o en compañía. Sin embargo, en ocasiones las relaciones se complican y acaban no siendo tan satisfactorias.

En este escrito, no trataremos los casos dónde hay una causa médica que dificulta la sexualidad, sino que hablaremos de las dificultades en la sexualidad debido a  causas psicológicas.

A menudo, los problemas sexuales son relacionales, (específicos de la dinámica relacional de la pareja), aunque otras veces pueden ser debidos a vivencias relacionadas con el sexo que nos han marcado de alguna forma.

Estas situaciones no son objeto de este artículo. Aquí, en términos generales, trataremos creencias individuales y relacionales que tanto pueden servir para parejas heterosexuales como para otras orientaciones sexuales.

A qué es debido que una de las actividades más placenteras que podemos hacer con nuestro cuerpo, se convierta en una fuente de dificultades innumerables?

Hay ciertas creencias populares, transmitidas de generación en generación, vinculadas a los roles tradicionales de género y a la falta de información o incluso  a la información desigual sobre estos temas.

- El orgasmo del hombre tiene que tener lugar siempre, no se puede aguantar.

- Hay que pensar más en la otra persona que en uno/a mismo/a durante el acto sexual.

- El orgasmo es el objetivo y si no lo tengo siempre, me frustro y me enfado.

- Si mi chico no tiene una erección es que no le gusto.

- La mujer que nunca tiene ganas es una frígida.

- Las mujeres no se masturban, eso es cosa de hombres.

Y un largo etcétera de creencias que no facilitan la fluidez de los encuentros sexuales y nos hacen interpretar lo que pasa en las relaciones a partir de estos filtros. Nos tomamos mal aspectos que en un principio no son motivo de disgusto o interpretamos los hechos sin asegurarnos que entendemos bien lo que le pasa al otro/a la otra.

Si a todo eso le añadimos las dificultades de pareja, es decir, las dificultades relacionales, las dinámicas que se pueden crear en las parejas de exigencia, de juicio, las dificultades se multiplican.

- “Si no se te levanta hoy me estás demostrando que no me quieres.” Y eso, cada vez que hay encuentro sexual.  O, “Si no se me levanta no querrá tener relaciones conmigo”. O “Debo quedar bien, para que no piense que no le quiero.”

La exigencia del hombre o hacia el hombre fomenta la mayoría de disfunciones eréctiles (si no hay causa médica).

- “Si no tengo orgasmo, creerá que no le quiero.”

He aquí una exigencia que hace que la mujer tenga dificultades para llegar al orgasmo. Se llama anorgasmia. Pensar y obsesionarse con si llegará o no llegará el orgasmo no permite que el organismo fluya y hace que no nos soltemos del todo.

- “Si me centro en la otra persona me olvido de mí y entonces no disfruto del todo. Si se me baja la excitación hay que parar. Entonces él/ella cree que no me gusta.”

¿Y por qué piensas tanto? El sexo es disfrutar, se fluye, no se piensa… Esto puede desembocar en una pelea que no tiene ningún sentido, ya que la excitación puede subir y bajar, y se puede seguir jugando y disfrutando.

- “Tengo dolor de cabeza.” “¡Ya estás con la excusa de siempre! o Ya no te gusto.” Si la pareja no puede o no quiere, la comunicación es la mejor manera de arreglar las cosas, nunca el reproche.

En lugar de sacar conclusiones precipitadas, ¿por qué no preguntas? Y a la vez, ¿por qué no te explicas si no tienes ganas?

- Las diferencias entre hombres y mujeres en la expresión de la sexualidad son origen de disputas: el hombre puede estar enfadado y querer tener una relación sexual para arreglar las cosas. La mujer si está enfadada no tendrá ganas de tener relaciones sexuales. Así como el hombre puede utilizar el sexo para relajarse estando enfadado, separando lo físico de lo psicológico, en el caso de la mujer es lo contrario. Necesita que todo esté bien y hablado para poder tener relaciones. (Siempre puede haber excepciones, hablamos en términos generales).

Y como estos ejemplos hay muchos otros… Seguro que se te han ocurrido mientras leías… Existen muchas otras disfunciones sexuales.

El instinto sexual no tiene nada que ver con la razón, en cambio, con nuestra racionalidad, destruimos la expresión más “animal” de nuestros comportamientos.

En el próximo artículo hablaremos de cómo prevenir este tipo de pensamientos y actitudes y favorecer una práctica sexual sana.

Si quieres conocer más información consulta la web de Gisela Oliva

Categoría: Cultura | 11 enero, 2016
Redacción: Gisela Oliva
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