Reivindicaciones a pecho descubierto

En el año 2004, Barcelona se consideraba ciudad nudista y el ayuntamiento (entonces a cargo del PSC) subvencionaba las actividades de asociaciones nudistas que nos invitaban a pasear como nuestra madre nos trajo al mundo por las calles de la ciudad. Sin embargo, en 2010, el alcalde socialista Jordi Hereu hizo marcha atrás y, atendiendo a las peticiones del sector hotelero y los principales grupos de la oposición, modificó la ordenanza prohibiendo el nudismo o seminudismo en Barcelona. En realidad se trató de un intento más por reforzar una imagen de turismo de calidad que se veía perjudicada por los turistas en bañador o bikini paseando por las Ramblas o Paseo de Gràcia. Esta situación local no era muy diferente de la persecución que los cuerpos desnudos sufren en las redes sociales, sociedades virtuales que, como Barcelona, necesitan ejercer un control para que su imagen no se vea dañada. Sin embargo, el asunto no es tan sencillo.

Naturalidad, arte y exhibicionismo

Facebook, como la red social más popular, es quien acapara más polémicas respecto a la desnudez. Cuando la plataforma de Mark Zuckerberg decidió regularla, cualquier forma de desnudo fue considerada pornografía y bloqueada en consecuencia. La presión de las madres lactantes llevó a Facebook a modificar su política: “Creemos que la lactancia es algo hermoso y natural, y nos agrada saber que para las madres es importante compartir sus experiencias con otras personas en Facebook”, asegura ahora la compañía en sus advertencias sobre privacidad. Todos estamos de acuerdo en que no hay exhibicionismo (sexual) en la lactancia. Otros matices de la desnudez son más subjetivos. Por ejemplo, cuando se intenta diferenciar entre desnudo artístico y pornografía vuelven los problemas. Facebook e Instagram son muy restrictivas al respecto (hasta Terry Richardson tiene que controlarse en sus perfiles) pero Pinterest es más laxa, permitiendo trabajos fotográficos que se acercan al sexo pero no desde un punto de vista pornográfico. La ambigüedad, en este caso, juega a favor de la desnudez.

La ambición artística es una sofisticada manera de mostrar desnudos en redes sociales, pero otros usuarios optan por tendencias menos refinadas como el “underboob”, una práctica al límite de lo permitido en Instagram que consiste en mostrar la región inferior de los senos, algo así como un escote invertido en el (hay que reconocer el mérito) no hay wonderbra ni trampa ni cartón. En cualquier caso, si lo tuyo es enseñar carne en Internet, hay espacio de sobra reservado al dislate. ¡Déjate de tonterías y pásate a Fuckbook, Pinsex o Pornostagram, las versiones XXX de tus redes sociales favoritas!

Libertad de pezón

De vuelta al nudismo con el que comenzábamos, Barcelona se emparenta una vez más con Nueva York mediante el documental Free The Nipple (Liberad El Pezón), un proyecto con el que la directora Lina Esco y su equipo luchan por la normalización del desnudo en público. Incluso en la Gran Manzana, donde el topless es legal desde 1992, las mujeres se ven perseguidas por la policía. La realizadora contrasta esta persecución del desnudo femenino en su país, donde es delito en 35 estados, con la permisividad respecto a la violencia en los medios. Recientemente en España hemos comprobado esta permisividad con el ejemplo de una página en Facebook, “Pelea de Perros”, mantenida en la red social pese a la denuncia de miles de usuarios. Como forma de crítica, un usuario creó con notable éxito “Peleas de Tetas”, que fue bloqueada a las pocas horas junto con la página sobre violencia animal que, eso sí, tuvo una vida más larga. La violencia vence al desnudo como denuncia Free The Nipple, que ha conseguido adeptas de lo más diversas en redes sociales. Lena Dunham, creadora de la serie ‘Girls’, es clara defensora de la normalización del cuerpo femenino, aunque Miley Cyrus es también partidaria del movimiento y no parece un buen ejemplo de feminismo. Por más que sea decisión suya utilizar su sexualidad como le venga en gana, su “pornodisney” parece en las antípodas del feminismo más beligerante, como el de la organización feminista FEMEN, que también utiliza el desnudo como forma de protesta, aunque en este caso el desnudo no se reivindique a sí mismo sino que lucha por los derechos de la mujer frente a la represión masculina.

Nudismo frente a exhibicionismo. Arte frente a pornografía. Normalización frente a transgresión. Dualidades asociadas a dos elementos de la anatomía femenina que nos acompañan, nos alimentan, nos dan calor desde que nacemos y con los que, sin embargo, la sociedad occidental no acaba de sentirse cómoda. De pronto me acuerdo de ‘La Tentación del Doctor Antonio’, el mediometraje de Federico Fellini incluido en la película ‘Boccaccio 70′ (no confundir con la legendaria discoteca Bocaccio donde pasaba las noches la “Gauche Divine” barcelonesa). En la película el buen doctor, un hombre recto y puritano, es lanzado a la locura por un anuncio de leche protagonizado por la voluptuosa Anita Ekberg. Nadie como Fellini para representar la perturbación que es capaz de provocar la anatomía de una mujer libre.