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Hoy triunfa más la idea de transformación, donde nada es nuevo verdaderamente aunque pueda llegar a parecerlo.
Lo tuyo es puro teatro
Bienvenido a tu compañía de teatro interna. Una nueva entrega de "Sano y salvo"
Aunque las personas nos vivimos como un todo compacto y coherente, cualquiera se puede dar cuenta que más bien hacemos aguas por todos lados. Ni somos tan compactos, ni tan coherentes, y sí muy contradictorios. Ya nos podemos regir por principios muy elevados que la realidad se encargará de ponerlos en tela de juicio y hacernos dudar, llevarnos la contraria, etc. Hay muchos más claroscuros que blancos y negros.
A mí me sirve mucho ver la persona a través de la expresión olla de grillos. Uno no es un ente compacto sino más bien esa olla de grillos. Es interesante rastrear el origen griego de la palabra persona. En la antigua Grecia, persona era el término utilizado para referirse a la máscara que los actores se ponían para dar énfasis al personaje que debían interpretar. Pues bien, detrás de esa máscara compacta, cada uno de nosotros alberga una pieza teatral en marcha con un montón de personajes que hablan al unísono. Ante los acontecimientos diarios, estos personajes no paran de comentar, gritar, opinar, etcétera. Pelean por ser los protagonistas, quieren hacerse su lugar. Hay algunos que tienen más presencia (al estilo de los protagonistas) y hay otros más secundarios.
En una obra de teatro se nos presentan los personajes metidos en una trama. Entre ellos se despliegan relaciones de tensión, drama, comedia, amor, odio, envidia, etcétera. Pues bien, también cada uno de nosotros tiene sus personajes entre los que se establecen todo tipo de relaciones. Podemos encontrarnos al bueno, al cobarde, al prudente, al crítico, al valiente, al juez, al boicoteador, al víctima, al egoísta, al rebelde, al cínico… cada uno desde sus puntos de vista y con sus tonos emocionales, nos hablan acerca de las situaciones que vivimos. Se traduce en lo que vivimos internamente: momentos de tensión, de disfrute, de preocupación, de pena,…
Evidentemente entran en acción porque nos van ocurriendo situaciones en la vida en 3D y en relación con otros, los que por cierto, a su vez, tienen su show interno montado. Así que tu olla de grillos y la mía juntas pueden ser un buen galimatías.
Decía en el anterior artículo que no sabemos escucharnos a nosotros mismos. Hacerlo implica encontrarse con esta compañía teatral y empezar a ser el director de la compañía. En lugar de ser su títere. Descubrir a personajes recurrentes, puede ser una buena manera de desactivarlos. Por ejemplo, si me descubro una Madame Bovary habitual, puedo darme cuenta de cuándo aparece, qué me dice, en qué tono… y no identificarme con ella. Me daré menos al drama, por así decirlo. Y también podemos animar a otros menos ruidosos o visibles a que tomen la palabra.
Es un buen inicio para cuestionar al ego y sus caprichos del momento.
Agradecimientos: A NomNam por el naming de la sección
