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La tiranía del cuerpo 10

La sombra del verano y las vacaciones es alargada y para muchos empieza en primavera.

Categoría: Cultura | 27 agosto, 2015
Redacción: Eulàlia París

Llegan las vacaciones y, si uno puede, coge las maletas y se marcha a algún lugar. A veces son otros países, a veces unos cientos o miles de kilómetros. Puede ser una ciudad desconocida, la montaña o la playa.
La cuestión es cambiar de aires, de paisaje, de rutina. Y sobre todo parar, bajarse de la rueda de hámster en la que parece que estamos subidos de septiembre a julio.

Para muchos, las vacaciones son el momento perfecto para dejar de hacer las cosas habituales y, especialmente, descansar. Detenerse y relajarse no es sólo saludable, es necesario.

Sin embargo, hay personas que se estresan si están sintiendo que no hacen nada. Habría que ver qué significa no hacer nada para ellas. Quizás no sostienen detenerse porque, en el fondo, si se detienen se reencuentran con ellos mismos y  empiezan a hacerse preguntas incómodas. Como decía Walter Benjamin: La felicidad es volver a uno mismo y no asustarse.

Pararse no significa estar literalmente quieto: puede querer decir mirar el techo, hacer una siesta, jugar una partida de cartas, pasear por la playa, leer un libro de aventuras, bailar hasta las tantas en una fiesta mayor o ver una peli distraída.

Sin embargo, la sombra del verano y las vacaciones es alargada y para muchos empieza en primavera. Debido a esta obsesión social por la imagen física de uno, en primavera para muchos comienza lo que comúnmente conocemos como “operación bikini”. Consistente en hacer desaparecer los michelines, las estrías, las arrugas o cualquier supuesto defecto físico. Para lucir tipo se puede llegar a entrar en un círculo no demasiado beneficioso -en algunos casos peligroso- de dietas imposibles y ejercicio físico intenso con la intención de erradicar esos defectos físicos. Eso no es cuidarse, es supeditarse a un determinado estereotipo físico cercano al que exhiben los modelos o actores en las revistas y la publicidad. Aunque todos sabemos que hay una herramienta digital -el photoshop- que elimina curbas y realza abdominales.

Imaginemos una sociedad donde la obsesión fuera lucir conocimientos matemáticos y físicos, coeficiente intelectual o donde se valorase hablar en un sofisticado lenguaje, lleno de figuras literarias. ¿La idea a priori parece ridícula? Pues eso es en general lo que hacemos cuando le damos tanta preponderancia a lo físico dejando de lado el resto de la persona.
Alguna vez en la playa he oído comentarios que me han parecido realmente ofensivos ante personas que exhiben sus “imperfectos” cuerpos. “¿Cómo puede salir así? ¿No le da vergüenza?”. Como si tener sobrepeso o envejecer fuera un insulto a la decencia o un motivo de indignidad.

A veces es bueno tirar de la historia y recordar que a finales del siglo XIX y principios del XX el ideal de belleza femenino era el de una mujer con curbas y un peso que hoy probablemente categorizaríamos de “sobrepeso”. Además, entre las clases altas, la piel morena era indicativo de trabajar bajo el sol, o sea de clase popular. Lo que estaban de moda eran las pieles blancas y pálidas.

Esa carrera hacia el cuerpo perfecto que empieza en primavera puede ser la causante de mucha angustia y culpa personales, sobre todo, cuando no se consigue llegar al estereotipo. O cuando se toma un postre que “no tocaría” o no se hace el “suficiente” ejercicio.
El esclavismo del cuerpo perfecto además no es exclusivo de las mujeres: los hombres también lo vienen padeciendo sea porque deben mostrarse musculados, sea porque también han entrado en la dinámica de la depilación, el maquillaje, etc. Que por cierto, una cosa es inflar el músculo y otra muy diferente trabajar el músculo.

Además, cada vez que entramos en estas dinámicas de perfeccionar nuestros cuerpos, nos estamos enviando un mensaje implícito: no nos queremos ni nos gustamos tal como somos.

Afortunadamente, cada vez más, hay marcas o profesionales que apelan a otros discursos. Aquí os dejo este proyecto voluntario de dos fotógrafos que recorren el mundo fotografiando a mujeres, no perfectas, reales.

Agradecimientos: a Xavier Grau por el Naming de la sección.

Sa i Estalvi

Categoría: Cultura | 27 agosto, 2015
Redacción: Eulàlia París
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