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Los Cómics de Carlos Vermut: la pieza que falta

Carlos Vermut debutó en el cómic junto al guionista Pedro Belushi con Mighty Sixties (Amaníaco, 2001) y diversas historietas en solitario para fanzines.

Categoría: Cultura | 23 octubre, 2014
Redacción: Pepo Pérez

“Tú, que eres un tío normal y corriente, como somos la mayoría, ¿cómo de hijo de puta te volverías por recuperar algo que has perdido?”, se preguntaba Carlos Vermut, y le preguntaba implícitamente al lector, cuando abordó su primera novela gráfica en solitario, El banyan rojo (Dibbuks, 2006). Esa puesta de largo no pasó desapercibida y obtuvo cuatro nominaciones en los premios del Salón del Cómic de Barcelona, los más importantes de la industria del tebeo español. La misma pregunta ética sigue de fondo en los dos largometrajes que ha dirigido Vermut hasta la fecha, Diamond Flash (2011) y Magical Girl (2014), dos de las películas más extraordinarias de los últimos años, españolas o no: hasta dónde eres capaz de llegar para lograr aquello que deseas, y cuáles son las consecuencias.

Carlos Vermut (Carlos López del Rey, Madrid, 1980) procede del mundo de las artes gráficas. Estudió ilustración y se fogueó con campañas de publicidad, trabajos de animación y dibujos para medios impresos como El Mundo o Man. En el cómic debutó junto al guionista Pedro Belushi con Mighty Sixties (Amaníaco, 2001) y diversas historietas en solitario para fanzines. En 2006, tras abandonar su trabajo en una productora de animación porque se “estaba aburriendo”, Vermut ganaba en los Premios Injuve de cómic y publicaba El banyan rojo, un cuento adulto con crueles dilemas morales y giros argumentales poco convencionales ambientado en una India mitológica, que tuvo una cálida acogida e incluso generó un blog con homenajes de numerosos dibujantes. Las influencias del manga, la animación contemporánea y el nuevo cómic francés (Joann Sfar, Christophe Blain y otros) confluían en una voz personal que ya evidenciaba un talento notable y prometía grandes cosas para el futuro.

En las historietas breves recopiladas al año siguiente en el álbum Psico Soda (Dibbuks, 2007) se afianzaban otros rasgos que han forjado su personalidad como autor: el gusto por sacar fuera de contexto la iconografía de géneros tradicionales de ficción para jugar con las expectativas del espectador, la afición al misterio que no termina de desvelarse —la “pieza perdida” del puzzle— y lo mundano como base para construir las escenas. La descontextualización de elementos de géneros tradicionales sigue siendo un recurso fundamental en sus películas —el superhéroe en Diamond Flash, el noir en el caso de Magic Girl— que plantea al público preguntas sobre la ideología y la moral subyacentes en esos clichés de ficción, preguntas abiertas y a menudo difíciles de responder. Por su parte, el álbum Plutón BRB Nero. La venganza de Mari Pili (Astiberri, 2009) fue la incursión de Vermut en el universo de Álex de la Iglesia, un cómic que desarrollaba la serie televisiva emitida en La 2 e incidía en los aspectos más absurdos de una comedia de ciencia ficción ya en origen over the top.

Para entonces Vermut estaba dirigiendo sus pasos hacia el cine con la realización de varios cortometrajes y su primer largo, Diamond Flash, una película de culto estrenada en Internet cuya edición en DVD (Cameo, 2012) incluyó un álbum con historietas de diferentes autores inspiradas en el filme. Sin tiempo apenas ya para dibujar, Vermut volvería sin embargo a las viñetas con el que hasta ahora es su trabajo más sobresaliente en el cómic, Cosmic Dragon (¡Caramba!, 2012), un tebeo de grapa de solo 24 páginas que parte de una premisa argumental de Dragon Ball, el manga de su admirado Akira Toriyama, para seguir luego derroteros morales inesperados… y escatológicos. El elemento tragicómico, característico de su obra, está presente igualmente en Cosmic Dragon, lo mismo que esa aparente facilidad para emplear elipsis abismales y una atención al detalle que pone el foco en los diálogos y la demora narrativa en la resolución de las escenas. “Las cosas necesitan un tiempo para ser contadas y para convencer al espectador de que lo que le estás contando merece la pena ser contado”, afirma Vermut. Es lo que los japoneses llaman “ma”, algo que ha aprendido del manga y el cine asiático. También de Tarantino y Almodóvar. Como en ellos, la forma es fundamental en el universo de Vermut, y en Cosmic Dragon la forma es ya brillante en todos los aspectos: narración, dibujo, color. En ese tebeo de apariencia modesta y retranca afilada reaparece asimismo su exploración de los límites de la ficción popular al abordar códigos de género muy reconocibles bajo una perspectiva diferente, igual que el tema de la miseria del hombre corriente o el cuestionamiento de los roles tradicionales de héroe y villano. “Me gusta la complejidad, me gusta hacer historias cada vez más sofisticadas en cuanto a la narración, a los personajes”, explica Vermut, porque “lo que importa son los personajes, no las tramas”.

Si puede resumir la idea de la película en un solo dibujo, hay película. Así es el pensamiento de Vermut, una lógica visual que estructura las historias a partir de la imagen. Magical Girl, estrenada el pasado fin de semana, es, además del filme que le ha consagrado como la nueva esperanza del cine español (Concha de Oro en el Festival de San Sebastián), un nuevo homenaje al manga: el título alude a un subgénero del cómic japonés (maho shojo o magical girl) protagonizado por niñas con poderes u objetos mágicos. Y será un inocente deseo infantil inspirado por esos cómics japoneses el que desate una trama circular de deseos adultos cuyas ondas concéntricas relacionan a sucesivos personajes, una trama donde los gestos y objetos tienen un valor simbólico y al mismo tiempo narrativo. Personajes enigmáticos cuyo pasado se deja de nuevo al misterio, es decir, a la imaginación del espectador: la pieza que falta en el rompecabezas. Igual que esa Constitución en la biblioteca pública que nadie consulta.

 

Más Vermut:

Algunos de sus cortometrajes: Maquetas (2009) y Don Pepe Popi (2012)

Sobre los cómics de Carlos Vermut: 1, 2 y 3

Categoría: Cultura | 23 octubre, 2014
Redacción: Pepo Pérez
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