BCNYC

Escribo esto desde mi casa en Greenpoint, Brooklyn, New York. La primera vez que pisé Brooklyn fue el pasado 29 de abril. Decidimos caminar desde Clinton Hill, donde nos alojábamos, hasta Willliamsburg; parecía cerca y pensamos que sería interesante ir cruzando barrios. Y no voy a negar que lo fue, pero no fue para nada premeditado pasar por Fort Greene y sentirnos las únicas blancas del barrio, ni cruzar South Williamsburg y no parar de ver judíos jasídicos, con sus sombreros y rizos colgando. Ellas siempre con peluca para cubrir su pelo, medias y niños como complemento de su look.

Lo único que para entonces sabíamos de Williamsburg era que molaba, que lo mejor era una calle llamada Bedford Avenue, y poco más.

Con el tiempo fui frecuentando más y más Brooklyn, concretamente Williamsburg y Greenpoint (este último un poco más al norte) y empecé a pensar que era uno de los mejores lugares que había visitado. Opino con firmeza que es lo más cercano a una ciudad contemporánea utópica. La mayoría de sus habitantes no tienen más de 45 años, los bares y restaurantes están llenos de gente, las salas de cine igual, los mercadillos tanto de muebles y ropa como los de comida, son el mejor plan para el fin de semana, y no te pierdas un brunch porque es lo más cercano a un ritual que puede haber a este lado del East River.

Sociedad del siglo XXI utópica porque todo es orgánico y ecológico, el reciclaje es el pan de cada día, es el lugar más fácil para cualquier vegetariano, y los huertos urbanos, centros cívicos o centros de arte están por todas partes. Pero, ¿sabéis que? Casi podría estar hablando de Barcelona y sentirme igual, pero aquí la gente tiene unos sueldos que doblan o triplican los nuestros, por lo que gastar en comidas, muebles, ropa, cine, exposiciones, arte o eventos de cualquier otra índole, no es tal esfuerzo.

A estas alturas, habiendo vivido ya unos cinco meses aquí, sigo encontrando razones para pensar en lo utópico de Brooklyn, aunque muchos piensen que es hipster o naïf. Brooklyn es enorme, tiene una variedad de culturas muy rica, pero también unas desigualdades sociales terribles, personas que viven en los suburbios y que cada día se desplazan a Manhattan para pasarse el día trabajando y en cuyas caras podrás ver cuanto pesa el esfuerzo. Son como pequeñas máquinas sin las que Manhattan no podría sobrevivir ni 24 horas.

Obviamente no terminaré sin antes recomendar algunos Hot Spots de este barrio de la Gran Manzana; no os podéis ir sin probar el brunch de Five Leaves o de The Brooklyn Star. Visitar alguno de sus mercadillos, los sábados el Fort Greene Flea o el Smorgasburg Williamsburg, los domingos el Williamsburg Flea. Si no quieres perderte una buena vista de Manhattan desde el otro lado, daos un paseo al atardecer por el Brooklyn Bridge Park o sube al Wythe Hotel que tiene un rooftop increíble. Para probar una buena cerveza, lo más local es The Brooklyn Brewery, hacen tours donde pruebas las cervezas y te enseñan la fábrica. Si tienes ganas de bailar, no te defraudarán Union Pool o Kinkfolk Studios. Y voy a dejar algunos must sin desvelar porque siempre es excitante encontrar algún lugar por uno mismo ¿no?

Amanda Vincelli es de Montreal, Canada, trabaja como directora de arte en Nueva York y es una fotógrafa nata. Vive en Nueva York desde 2009 y reside en Brooklyn desde hace cuatro años. Nuestras visiones de Brooklyn son tan distintas como la disparidad de los medios en las que las mostramos, la mía es desde un satélite y su visión es más madura en cuanto al conocimiento de la ciudad y cree que lo que más le inspira son las personas y no su entorno.