Mascarillas faciales para un mundo mejor
Una guía de propuestas para protegerte con estilo y conciencia ecológica y social.
Hasta los sectores más tradicionales han aprovechado el actual contexto digital en el que vivimos como oportunidad para renovarse. El e-commerce barcelonés Colvin nació en 2016 para dar una vuelta a algo tan antiguo como eso de comprar (y regalar) flores, aprovechando las ventajas de la tecnología web para aportar al cliente una inmediatez sin renunciar a la calidad al mejor precio y una atención al detalle y el diseño raramente vista en el mercado.
Ahora, sin embargo, la startup ha querido recorrer el camino inverso a la mayoría: ir del entorno digital al comercio físico. Una necesidad que responde al fruto de la necesidad de no perder el componente emocional del aroma de las flores y establecer con el cliente una relación más directa. Lo hacen, eso sí, a su manera, con una singular boutique de concepto atelier donde además de comprar flores, en la tienda se realizan talleres, charlas y otras actividades vinculadas al mundo de la creatividad.
Desde este verano tienen abierto un pequeño local en Pau Claris 113 y por eso hemos querido hablar con Marc Olmedillo, cofundador de Colvin y responsable de este proyecto.
Primero tienda online y ahora física. Es el camino inverso a la mayoría. ¿Por qué?
Para nosotros el proyecto de la tienda física responde casi al curso natural del crecimiento y maduración de Colvin como marca. Las flores tienen un componente emocional muy potente y sin duda el poder verlas, tocarlas y olerlas son factores importantes para el consumidor de flores, así que primero hemos querido construir una marca digital con valores firmes como el diseño, calidad, precio y experiencia de usuario, para ahora poder dar ese valor añadido a nuestros usuarios.
¿Por qué llamar la empresa como una activista por los derechos de los afroamericanos?
Efectivamente decidimos llamar Colvin a la empresa por Claudette Colvin, un poco tomando como referencia su historia y quedándonos con la esencia de no conformarse con lo que la sociedad plantea como única opción. En nuestro caso, quisimos disrumpir en el sector de las flores revolucionando la forma de consumo, desintermediando la cadena de suministro, apostando por diseños innovadores, con flor de temporada y de la mejor calidad.
Cuando aparecéis hace un par o tres de años os encontráis un panorama dominado en Barcelona especialmente por Flores Navarro, Interflora y demás. ¿Cuál es vuestro punto distintivo?
Tenemos dos grandes pilares que nos hacen diferentes. El primero, es tener el mínimo número de intermediarios entre el origen y el cliente, casi del campo a tu casa. Reduciendo los intermediarios conseguimos que las flores tengan una mayor durabilidad ya que pasan menos tiempo de nevera en nevera.
El segundo, es que nos enfocamos en construir una marca diferencial. Nuestro objetivo desde un principio fue crear una comunidad, a través de las redes sociales, que se enamorase de las flores tanto como lo estamos nosotros.
Probablemente un factor clave sea el diseño. ¿Cómo trabajáis en este sentido?
Trabajamos muchísimo en el diseño de cada uno de nuestros ramos. Lo más importante que tenemos en cuenta es la temporalidad de la flor, por ejemplo, no podemos ofrecer ramos de peonias en invierno cuando su temporada es a principios de verano.
A partir de ahí, nuestro equipo de diseño floral se encarga de crear las composiciones poniendo en valor las nuevas variedades de flor e intentando aportar novedad en el sector siempre siendo fieles a la imagen de Colvin.
¿Qué perfil de cliente tenéis?
Nuestro target es variado y amplio, pero principalmente son mujeres de entre 30 y 40 años, urbanitas y que les gusta el mundo de la moda, el diseño, el arte y la decoración y que les apasionan las flores.
¿Qué vuestro modelo de negocio antes fuese todo online implica hasta cierto punto que los jóvenes siguen comprando flores y que es algo que no pasa de moda?
Actualmente hay más de 200 millones de millennials por todo Europa y Estados Unidos, que lo que buscan son productos y marcas que les lleguen a través de esa conexión emocional. Las floristerías tradicionales siguen siendo el canal principal en la mayoría de países, aunque el sector de las flores se está digitalizando, crece a dobles dígitos año sobre año y se espera que absorba el 30% del mercado en los próximos años.
¿Cómo lucháis contra los cambios en la sociedad que todos conocemos para que regalar una rosa o una flor siga teniendo el mismo valor que hace 20 o 30 años?
Es cierto que el consumo de flores suele, o solía, estar asociado a momentos puntuales de celebración; un aniversario, San Valentín, el Día de la madre… En Colvin las flores forman parte de nuestro estilo de vida y trabajamos para crear nuevos momentos de consumo más allá de estas ocasiones especiales. ¡Cualquier día es bueno para disfrutar de las flores frescas!
¿Qué es lo que más vendéis?
Vendemos mucha flor de temporada que va cambiando en función de la época del año. Por ejemplo peonias y hortensias son un boom, la gente espera con muchísimas ganas que llegue su temporada.
¿Os centráis en el mercado barcelonés y afueras o tenéis soporte para el resto de la Península?
Nuestra tienda en Pau Claris nos sirve para poder ofrecer mejor servicio a nuestros usuarios de Barcelona y esperamos poder expandir este modelo a otras ciudades. Además, con nuestro negocio online llegamos a todo España y Portugal, así como Italia y Alemania.
¿Qué diferencias hay entre la tienda online y la física? ¿Qué actividades y exclusivas habéis preparado para la misma?
Hay muchos consumidores de flores que siguen prefiriendo el canal offline. La tienda nos brinda una gran oportunidad para innovar y enamorar a los usuarios de otra forma, podemos conocerlos mejor y también que nos conozcan a nosotros de una forma más cercana.
Realizamos talleres cada jueves por la tarde para nuestros usuarios, para que puedan descubrir las últimas tendencias en decoración floral, las novedades de temporada y conocer distintos aspectos del mundo de las flores.
Tres hombres liderando una firma cuyos artículos son comprados por hombres, pero los destinatarios suelen ser mujeres. ¿Cómo va eso? (nota para el periodista: nuestros usuarios son principalmente mujeres)
En nuestro caso, más del 80% de las ventas son a mujeres, nuestro usuario es femenino principalmente, que compran flores sobre todo para regalo y a también autoconsumo, para ellas mismas.
Conocer al usuario es muy importante para poder acercarnos al máximo a sus gustos e intereses, es cierto que somos 3 hombres los fundadores, pero intentamos aportar soluciones que se ajusten a sus necesidades, y lo hacemos también gracias a un equipo diverso que formamos la familia de Colvin.
¿Es fácil o difícil emprender en Barcelona?
Emprender no es fácil, en ningún sitio. Lo principal es tener un objetivo, una propuesta clara y dar lo mejor de ti, dedicarle mucho tiempo y esfuerzo y sobre todo aprender a equivocarse. Puedes fallar, la ventaja y lo que te hará crecer es saber gestionar ese error, analizarlo y mejorarlo para que no vuelva a suceder.
Barcelona es una gran ciudad para los negocios, el tejido emprendedor es joven pero poco a poco va madurando, hay muchas oportunidades, pero sin duda requiere trabajo e implicación para conseguir tus objetivos.
¿En qué novedades estáis trabajando para este nuevo curso?
En la tienda tenemos un calendario de talleres florales muy completo donde los asistentes pueden tocar, oler, sentir y divertirse con todas las flores, además de descubrir el sector, hacer sus propias creaciones y acercarse y conocer al equipo de floristas de Colvin que se encargan de este proceso creativo.
En estos talleres hay desde creación de coronas de flores, composiciones para navidad o, incluso, maridajes de flores y vino. Es una manera interesante de acercar la marca al consumidor de una manera diferente.
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