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Con la máxima de hacer de la moda más limpia y donde la transparencia sea la bandera nació hace año y medio B·Come, una consultoría de moda especializada en sostenibilidad impulsada por Alba García, graduada en International Business y Diseño de Moda, y Anna Cañadell, arquitecta. Ninguna ha alcanzado aún la treintena. Y en un mundo en el que cada vez parece haber una conciencia más fuerte a la hora de apostar por el comercio ético su aventura tiene un papel fundamental. Hablamos con Anna para que nos cuente cómo surge B·Come, quién hay detrás de él, para que nos explique qué entiende ella por moda sostenible y nos cuente algo más de los proyectos que tienen en marcha.
¿Cómo nace B·Come?
Las ganas de querer montar algo. Las fundadoras somos Alba, mi socia y amiga, y yo. Hay un equipo de personas multidisciplinares que hacen cualquier cosa que se nos plantee. Compartíamos piso, ella tenía mucha experiencia en el mundo de la moda y yo, que soy arquitecta, pasé los últimos tres años en un start-up. Siempre tenía dentro hacer algo mío. Hablábamos siempre de negocios de todo tipo: importar alimentación de otros países, temas de moda por su experiencia y viajes a Asia… Queríamos crear un proyecto juntas. Un día volvió de un viaje de la India cuando trabajaba como diseñadora con una gran empresa de textil y me dijo: “tienen recursos super potentes y pueden hacer cosas sostenibles, solo que les ayudaramos a limpiar su imagen y hacerles entender lo que quiere Europa tendría sentido nuestro proyecto”. Poco a poco le dimos forma, hasta convertirnos en una consultoría de moda especializada en sostenibilidad. Viajamos mucho y lo que nos hace vibrar es la cantidad de potencial y productos que había que eran completamente diferentes a los que estamos acostumbrados a ver aquí. Los queremos acercar a Europa.
¿Quién hay detrás y cómo son vuestros perfiles?
Alba es diseñadora y estudió comercio internacional y negocio. Se especializó en diseño, aunque su rol va mucho más allá. Yo soy arquitecta, nada que ver con la moda, pero tengo un espíritu muy emprendedor. Andrea es encargada de la parte de comunicación y marketing. Clara, key-account, nos ayuda a llevar la comunicación con marcas y proveedores. Alejandra es diseñadora, nos ayuda a entender lo que tiene la marca y plasmarlo para que el proveedor lo pueda hacer. Y Esther, que nos da soporte en prácticas y la idea es que se quede en el equipo.
¿En qué momento y por qué veis importante apostar por la sostenibilidad?
No hay otra opción, no es que sea el futuro, es el presente. Somos consciente de que hay una parte muy real que es el greenwashing, que es un nicho de mercado, una potencia de negocio, pero creemos en ello y creemos que hay muchas maneras de hacer las cosas, desde la transparencia, ver qué hay detrás de la prenda. Pero eso para nosotras es muy importante viajar a destino, conocer las condiciones de la fábrica y los trabajadores. Tenemos ejemplos de cómo hacer piel con vino, o tejidos con naranja, hay que ir mucho más allá. El mundo de la moda es muy rápido, pero también muy estático. Hace muchos años que se produce todo de la misma manera. Tenemos mucha ambición por mejorar.
De manera sencilla, ¿podríais describirnos qué entendéis por moda sostenible?
Ser muy consciente de lo que conlleva hacer una prenda, desde la materia prima, que sería el algodón, y todos los pasos y personas que intervienen en él hasta que te pones una camiseta. Hay que darle valor y saber lo que comporta utilizar un material. Me encantaría hacer un ejercicio social para que la gente vea todas las personas que han tocado una prenda hasta que te la puedas poner.
¿Se está haciendo suficiente en este sentido?
El otro día decíamos que cuando estás en un círculo cerrado te da la sensación de que todo va hacia ahí. Pero cuando sales ves que la gente no es consciente. Debe haber un proceso muy importante de educación, las generaciones poco a poco han de ser conscientes de ello, si no no hay opción.
¿Podríais contarnos más sobre este proyecto con alfombras?
En un año hemos ido 8 veces a la India. En el segundo viaje fuimos a una ciudad que no habíamos ido antes. Conociendo a un proveedor random especializado en temas de hogar vimos las alfombras y preguntamos cómo se hacían. Nos habló de la antigua técnica block print, pero vimos que a las alfombras les podíamos dar un look que no fuese necesariamente indio, darles una potencia gráfica importante. Es una técnica que nos fascinó, generalmente lo hacen mujeres, porque les ayuda a tener independencia económica. Solo se puede hacer en determinadas condiciones climáticas, con base de algodón noble y evita químicos en los tintes. Es una historia romántica. Es una prenda que tiene mucho cariño, es muy artesana, aparte de la producción masiva. Esto se podría relacionar con la moda sostenible: transparencia, ver quién hay detrás del proyecto.
¿Qué otros proyectos tenéis para el futuro?
Consolidar Asia, porque llevamos solo un año y medio. Pecamos de querer hacer muchas cosas y emocionarnos demasiado: tenemos una lista muy larga de cosas que tenemos que hacer. Pero hay que saber hacerlo con calma, dejando aposentar las cosas.
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