Una sofisticada y esbelta experta en protocolo. Su talante es diferente, misterioso. Podría ser uno de esos cool personajes de los retratos callejeros de The Sartorialist o uno de las atractivas protagonistas de Sex in the City. No podría ser más apropiada: viene desde Madrid a hacer sus compras, o quizás se escapó de una aburrida reunión de negocios para hacer una ruta de lo must. La cuestión es que reconoce estar viciada al Yves Saint Laurent de Paseo de Gracia. Cada vez que pisa esta calle no puede evitar retocarse en Le Salon y vaciar Jofré.

Fanis pasea por primera vez por las calles de la ciudad de la mano de una de sus hijas. Nunca antes viajó. Vino a Barcelona a verla, pero no cambiaría por nada del mundo su industrial ciudad, Ulyanovsk, en Rusia. Es un comunista de la vieja escuela. Un verdadero proletario; fue albañil toda su vida. Alucina con las calles asfaltadas y con la cantidad de motos que circulan. Tiene la impresión de que los españoles sufren la crisis por la sencilla razón de no querer trabajar.

Una galería de arte ambulante. Algunos años atrás tenía su propia exposición “itinerante” y vivienda en uno de los laterales del Museo del MACBA. Ahora, en uno de los laterales del Palau Robert. Aunque hace décadas abandonó Haití, sus raíces, su pasado le obsesionan. Cada una de sus obras explora melancólicamente su infancia entre recolectoras de algodón, sensuales mujeres de color y una cierta atmósfera colonial y añeja, saturada de colores brillantes.