Visión anarquista de la Guerra Civil
El Arxiu Fotogràfic de Barcelona presenta una exposición centrada en la gráfica anarquista del conflicto bélico.
Primero, fue un lugar de paso, una vía que unía Barcelona con la Vila de Gracia, después a ambos lados de esta vía aparecieron jardines y se convertiría lugar de ocio que cambió cuando, finalmente, al construirse el Eixample se construyeron edificios convirtiendo el paseo en lugar de residencia.
El viejo camino tenía su origen en época romana, cuando desde la colonia, atravesaba Collcerola para llegar a Sant Cugat. Se llamó el Camí de Jesús debido al convento del mismo nombre que, hasta la Guerra de la Independencia, estuvo situado aproximadamente a la altura de la actual Gran Via. Este camino sin pretensiones, cambió radicalmente cuando, en 1827, el capitán general Francisco José Bernardo de Quirós, marqués de Camposagrado, inauguró un ambicioso paseo plagado de árboles. Este hombre, con calle dedicada en Barcelona, fue un tipo importante, así lo dice su escudo de armas familiar que luce en la fuente que la ciudad le dedicó en el Pla de Palau y que dice: “Después de Dios la casa de Quirós”.
Esta impresionante vía, no obstante, no atraía a la ciudadanía, el estar fuera de las murallas era un obstáculo. A partir de la década de 1840, y hasta la urbanización del Eixample, la situación cambió. A lo largo de la vía se abrieron jardines que representaban algo inaudito para los ciudadanos que vivían asfixiados en una ciudad antigua densamente poblada, oscura y mal ventilada. A los árboles y plantas de estos jardines le acompañaron mesas, sillas y refrescos y todo tipo de atracciones. Así, desde la década de los 40, proliferan los jardines del Criadero, del Tívoli, los Camps Elisis, la Nimfa, de Euterpe o del Prado Catalán. De ellos, el más destacado fue los Camps Elisis que exhibió unas impresionantes montañas rusas.
Cuando el proyecto de Eixample, aprobado en 1860, comenzó a dar resultados, a ambos lados del paseo se fueron construyendo edificios. En el paseo se levantan importantes construcciones que se adaptan al gusto estético de cada época. Sin duda, la época más destacada es la que se viviría con el cambio de siglo, cuando el modernismo triunfa en la ciudad. El Passeig de Gràcia se embellece con el trabajo de los grandes arquitectos. El tramo del paseo que mejor refleja estos años y que hoy atrae la mirada de los turistas que nos visitan es el situado entre Consell de Cent y Aragó, que recibe el nombre de Manzana de la Discordia y en el que nosotros, emulando al mitológico juicio de Paris nos encontraríamos en un compromiso si tuviésemos que elegir entre el edificio más bello entre la casa Lleó Morera de Doménech i Montaner, la Casa Amatller de Puig i Cadafalch o la casa Batlló de Antoni Gaudí.
El actual paseo es una suma de esta historia: es lugar de paso obligatorio para los que cruzamos la ciudad, es lugar de ocio, con las más famosas tiendas y los bares mejor surtidos, y también lugar de residencia, tanto para los barceloneses como para los turistas.
Fuente: Paseo por Barcelona
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