Visión anarquista de la Guerra Civil
El Arxiu Fotogràfic de Barcelona presenta una exposición centrada en la gráfica anarquista del conflicto bélico.
La Fuente de Ceres que hoy vemos en Montjuïc, ornamentando el Mirador del Llobregat, en la Avinguda de l’Estadi, estuvo en su día anclada en el Passeig de Gràcia. El joven Passeig, que tomaba forma durante las primeras décadas del siglo XIX, como otros espacios ciudadanos, se embelleció con agua. En su parte baja, aproximadamente donde hoy se encuentra la calle Diputació, se situaron dos pequeños surtidores y, en la parte alta, a la altura de la actual calle Provença, se situó una fuente “dedicada a la campiña”, como relataba Andreu Avel·lí Pi i Arimon en su libro “Barcelona antigua y moderna”. El lugar escogido para instalar la fuente constituía la frontera entre los municipios de Barcelona y Gràcia por lo que su ubicación tiene una significación extra, marcar decorativamente los límites entre los dos municipios.
Como era habitual a principios del siglo XIX, para la fuente que debía embellecer el Passeig se pensó en una temática mitológica. Como la fuente estaba situada entonces en medio de extensiones agrícolas, se optó por Ceres, hermana de Zeus y diosa protectora de la vegetación, los cereales y los trabajos agrícolas. Además de la alusión directa a la agricultura y a la zona donde se erigía el monumento, la diosa simbolizaba también el paso de lo que es salvaje a la civilización, de la naturaleza a la cultura, en definitiva era una clara alusión a la urbanización del nuevo Passeig de Gràcia que con esta fuente añadía un nuevo mito al catálogo de seres mitológicos de la ciudad donde ya se encontraban Hércules, mítico fundador de la ciudad, o Neptuno, alegoría de la actividad.
La fuente no estuvo allí mucho tiempo, se instaló en junio de 1830 y se trasladaba en mayo de 1874, coincidiendo con la progresiva transformación de la zona cada vez menos rural aunque la motivación última de su traslado fue militar, poco antes los militares vieron que la fuente era un estorbo para las maniobras necesarias para sofocar la revuelta de las quintas que se vivía en Gràcia. El nuevo lugar elegido para instalar la fuente fue un barrio sediento: el Poble Sec. En el centro de este barrio, situado a pies de Montjuïc, aún hoy se recuerda el paso de la fuente con el nombre de la Plaça del Sortidor, nombre popular que se dio desde entonces a la plaça Blasco de Garay y que sería oficial en 1992. La fuente estuvo en esta plaza hasta 1918 cuando se decidió trasladarla a la montaña, que empezaba a urbanizarse en vista a una exposición de industrias eléctricas que no terminaría de concretarse hasta años más tarde, y donde aún se encuentra.
El autor de la fuente es el escultor igualadino Celdoni Guixà que ya había trabajado en la también viajera fuente de Neptuno que actualmente preside la plaça de la Mercè. El conjunto está cincelado con piedra de Montjuïc. Esencialmente, la fuente consiste en un monolito o columna coronado por una concha invertida sobre la que se sitúa la figura de la diosa de la agricultura que como principal atributo sostiene un manojo de trigo entre sus manos. La base del monolito está ornamentada por cuatro delfines de gran tamaño. La escultura de la diosa, la columna o monolito y los cuatro delfines están ubicados dentro de una enorme pileta que recoge el agua de la fuente que por eso motivo se llamó el Surtidor.
Fuente: Paseo por Barcelona
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