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Vamos al cine en Paseo de Gracia

Ahora sólo hay una sala de cine en Paseo de Gracia, pero han sido varias e importantes las salas que han desfilado por el Paseo desde hace más un siglo.

Categoría: Historia | 16 diciembre, 2014
Redacción: Edu García

Un elemento que siempre ha contado en el Passeig de Gràcia es el ocio. Desde sus orígenes fue un lugar de paseo para los barceloneses que vivían encerrados en la ciudad amurallada y, a lo largo de su recorrido, fueron apareciendo lugares de distracción. Uno de estos ha sido y sigue siendo el cine. Ahora sólo hay una sala de cine en Passeig de Gràcia, pero han sido varias e importantes las salas que han desfilado por el Passeig desde hace más un siglo. Empezamos un repaso a las salas de cine de Passeig de Gràcia. Por estas páginas haremos desfilarlos cines Gaumont, Beliograf, el Prado Catalán, el Femina, el Fantasio, el Publi, el Savoy, las Galerías Condal, el novedades, el Comedia y el Casablanca. Tomen asiento la función está a punto de empezar.

El “cine de les puces”, en Gracia, fue el primero (1901/1961)
Aunque no ha sido tan famoso como el resto de cines y apenas ha quedado recuerdo, el primer local que ofreció películas en Passeig de Gràcia no estaba en Barcelona sino en la Vila de Gràcia ya que se situaba por encima de la Diagonal, en la esquina con la calle Bonavista, donde hoy está el número 122. Fue en 1901 y aunque no tenía demasiada categoría, se le denominaba el “cine de les puces”, si que tuvo muchos nombres empezó como Gaumont, Saló de Varietat i Cinematógrafo, Variedades, Cine Gráfico, Teatre-Cine Comedia i Cinematógrafo Graciense. Tal vez alguien lo recuerda ya que cerró en junio de 1961, según cuenta Jordi Torras, junto a Joan Munsó, una autoridad en cuanto a las salas de cine y sin los que poca cosa podría contar.

Los Beliograf de la Rambla (1904-1913) y el Passeig de Gràcia (1906-1912)
En 1906, diez años después de la llegada del cine a la ciudad, la familia Belio instala su negocio en Passeig de Gràcia. Ésta es una historia que hay que merece ser contada. Años antes, en 1892, con motivo de los actos del aniversario del descubrimiento de América, el aragonés Mariano Belio y sus hermanos Manuel y Dolores instalan, en el portal de la Pau, junto a la actual capitanía, su teatro itinerante de figuras de cera. El teatro se incendió en 1893 ocasionándo cuantiosas pérdidas con la desaparición del órgano, las cortinas, los tapices, los óleos, espejos y molduras doradas. Sólo se salvan tres figuras de cera. Esto no impide que los Belio levanten cabeza, emprendedor como era, Mariano arrenda un barracón situado enfrente, junto a las Drassanes, lo rebautiza como Cinematógrafo Colón, pone dos máquinas Lumière y los Belio se convierten en empresarios del cine. Película a película van haciéndose con público en la barraca y en 1904 pasan al centro de la Rambla. Su local es el Beliograff “junto al Lyon d’Or. El mejor y más elegante de Barcelona. Cambio de películas todas las semanas y además conciertos con el magnífico Orchestrion, único en España. Las sesiones cinematográficas y audiciones musicales se verifican consecutivamente cada 30 minutos. Entrada general 25 céntimos. Entrada preferencia 50 céntimos”. El negocio va a más y Mariano Belio pone el ojo en el Passeig de Gràcia. El 8 de noviembre de 1906, en lo que había sido el café Alhambra, junto a la plaça Catalunya, detrás del Hotel Colón (hoy la Apple house), abre un nuevo Beliograff. La decoración de la fachada le valió un premio del Ayuntamiento.

historia cine paseo de gracia 1 Vamos al cine en Paseo de Gracia

“Cuatro puertas de entrada…, salón de descanso decorado con artísticos carteles anunciadores…, taquilla descubierta en forma de mostrador protegido por cristales…, se ha instalado una tómbola para fines benéficos con destino al Hospital de San Pablo”, en la pantalla se ven las películas Pathé, de quien tenía Belio la exclusiva. Del negocio, en sus memorias, don Josep María de Sagarra decía: “Potser la cosa més notable i més sensual del Cinema Beliograff era la taquilla darrera de la qual, repapadíssima i amb una gran insolencia, despatxava les entrades la nimfa de l’establiment. La tal dama era allò que s’en diu una jamonassa”. El negocio se mantuvo unos años más, con Manuel a la cabeza, y llegó a su fin hacia finales de 1912, cuando se documenta un permiso de obras. Un año antes el local fue asaltado por un grupo de exaltados puritanos capitaneados por un tal Dalmacio Figueras, a quien la prensa había bautizado don Pelmancio. En 1913 los Belio también traspasaron su negocio en la Rambla y envejecieron.

Las proyecciones cinematográficas en El prado catalán (1911)
Entre la Ronda de sant Pere i la Gran Via, enfrente del Belio, estuvo abierto el Prado Catalán, un jardín con atracciones de lo más variado. En un anuncio de setiembre de 1911 anunciaban: “Todos los días, recreos familiares. Hoy, gran traca valenciana. Sardanas por la cobla del Sr. Sureda. Globos aerostáticos y otras diversiones. Entrada libre en los jardines. En el teatro, grandes proyecciones cinematográficas, con estreno de películas, todos los días, de 6 tarde a 12 noche”. Seguro que en la misma época nos encontraríamos con atracciones similares en otros espacios del passeig que sin duda tenían el cine entre sus atracciones.

El elegante Fémina 1929-1991
Para encontrarse un nuevo cine hemos de remontarnos a los tiempos de la Exposición Internacional, dos meses antes de la inauguración del evento, el 16 de marzo de 1929, abría puertas en el número 23 de la calle, por encima de Diputación, el cine Fémina. Un local que contaba con todas las comodidades: “Amplios y cómodos sillones, de un modelo completamente nuevo “aseguran el máximo confort. Su especial disposición, de acuerdo con la construcción de la sala, garantiza una excelente visualidad desde cualquier punto de la misma. Un coquetón fumoir, al estilo vienés moderno más atrevido, lugar de reunión durante los entreactos, ofrece un agradable contraste con el severo estilo Luis XVI de la sala”, decía La Vanguardia.

historia cine paseo de gracia 2 Vamos al cine en Paseo de Gracia

Como su nombre indicaba, la sala estaba destinada al público femenino y en la prensa se informaba: “Otro aliciente tiene preparado el Fémina para su distinguida concurrencia femenina. Cada mes, mediante concurso, serán distribuidos varios premios, consistentes en servicios de té, monederos de lujo, abanicos, poupées, etcétera.”»

El estreno de la sala fue, con la película muda alemana Fürst oder Clown (Príncipe o Pallaso) de protagonizado por Iván Petrovich i Marcella Albani. Entonces el cine empezaba a hablar en octubre se presentó una interesante película, “White Shadows in the South Seas” (Sombras Blancas) de W.S. Van Dyke, que contaba con efectos de sonido, música y diálogos, toda una novedad. Fue la primera vez que en Barcelona se oía rugir al león de la metro. No fue un día cualquiera ya que se celebró función de Gran Gala a beneficio de la Institución Teresiana y contó con la asistencia de la Infanta Isabel acompañada de su dama, la señorita Bertrán de Lys. El sonoro revolucionó la pantalla del Fémina que triunfó con cada estreno que programaba la Metro que tuvo el local como su mejor aliado.

Con la llegada del sonido llegó también la publicidad. Con el estreno de La viuda alegre d’Ernst Lubitsch se llevó a cabo una gran fiesta en Casa Llibre con gran baile de gala y regalos de perfume y champán. Al estrenarse ¿Esto es amor? Se obsequió a los asistentes a unas galletas pretzels en el Baviera ya que el título original era Moonlight and Pretzels. El estreno de Una cliente ideal se publicitó con una exhibición de maquillage y un pase de modelos. Cada vez se buscaba sorprender más al espectador, al estrenarse El cuarto núm. 309 se hizo un regalo sorpresa a los que tuviesen el número de teléfono o la matrícula del coche terminado en dicha cifra o cuando se estrenó Rebelión a bordo se organizó una exposición naval. Una de las que más llamron la atención fue en marzo de 1936, cuando la empresa ofrece 200 pesetas «a la persona capaz de asistir completamente sola a media noche, sin desmayarse, ni huir, a la proyección del film de Ted Brown, La Marca del Vampiro con Lionel Barrymore, Elisabeth Alian, Bela Lugosi y Jean Hersolt. La valiente, vecina del passeig, disfrutó con gran esfuerzo del terrorífico film.

historia cine paseo de gracia 3 Vamos al cine en Paseo de Gracia

En ese momento empezaron a anunciar las películas con unos llamativos carteles pintados por un joven cartelista que con el tiempo se convertiría en uno de los principales artistas vanguardistas catalanes: Antoni Clavé, quien trabajaba para la empresa Cinaes con osados carteles que lucían además en las fachadas del Cataluña y el Capitol. Lamentablemente, el carácter efímero de estos trabajos hace que hoy sean casi desconocidos.

Con una nueva dirección, Cinaes, el cine se reformó entre 1949 y 1951, el encargado de hacerlo sería Antoni Moragas i Gallisà quien además de en el Fémina, también trabajó en el Niza, el Arenas, el Dante, el Gayarre, el Liceo y el Spring. La reforma que realizó afectó la sala que vio crecer un anfiteatro, con lo que la capacidad pasaba de los 1500, y sobre todo la fachada que el cine tenía en la calle Diputació que adoptó líneas ondulantes dentro del estilo llamado organista, inspirado en el trabajo del arquitecto finlandés Alvar Aalto. Un trabajo que despertó la admiración de los críticos de arquitectura que veían en la obra de Moragas y sus colegas del Grupo R una apuesta por la modernización de la arquitectura que se realizaba en la ciudad.

historia cine paseo de gracia 4 Vamos al cine en Paseo de Gracia

Pero si el Fémina fue moderno por su arquitectura también lo fue por su exhibición cinematográfica. En su nueva etapa el Fémina llenó las pantallas de los estrenos de la Fox entre los que destacaron Viva Zapata de Elia Kazan con Marlon Brando, o Niágara con una impresionante Marilyn. Aunque el estreno más celebrado fue de un sistema de exhibición de lo más espectacular y es que el Fémina fue el primer cine que exhibió una película en cinemascope. Fue el día 7 de mayo de 1954 cuando los barceloneses disfrutaron, a pantalla entera, de La túnica sagrada, dirigida por Henry Koster y con Richard Burton, Jean Simmons y Victor Mature, como protagonistas.

Después de esta novedad el Fémina continuó proyectando durante más de tres décadas. En 1965 se reformó y en 1971 la empresa Balañá se encargaría de la exhibición de películas. Y un día triste llegó su fin. El 7 de abril de 1991, un sospechoso incendio ponía fin a la historia de uno de los cines más queridos de la ciudad. Cinco años después un conjunto de viviendas sustituía la sala de la que se conserva, nostálgicamente, parte de la fachada, cada vez que paso por delante del número 23 me acuerdo que allí vimos películas.

Categoría: Historia | 16 diciembre, 2014
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