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El vecino Mompou

Delante de piano, el bueno de Frederic Mompou fue envejeciendo con las manos en las teclas.

Categoría: Historia | 9 julio, 2015
Redacción: Edu García

11 El vecino Mompou

Desde el pasado 29 de enero del 2014, junto a la puerta del número 108 de Passeig de Gràcia, encontramos una placa que nos informa que en aquella casa vivió y murió Frederic Mompou. En esa casa hoy se encuentra la fundación que lleva el nombre del compositor, nacida en 2006 con la intención de conservar, dar a conocer y promover el estudio y la difusión de su obra.
Siempre hay que recordar a las personas importantes y hoy recordamos a Frederic Mompou. En este caso la mejor manera de recordarlo es con su obra, con la música que creó. Sus composiciones han sido calificadas de “delicadas” e “íntimas”. Según decía de sí mismo, «soy un hombre de pocas palabras y un músico de pocas notas». Los estudiosos de Mompou apuntan que su música es un fiel reflejo de su personalidad reflexiva y reservada.

Composiciones de Mompou

Playlist de Mompou en Spotify 

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Se conservan bastantes imágenes de Mompou. Tiene aspecto de buena persona y los que le conocieron así lo afirman. También tiene una cara simpática y es que dicen que tenía un sano sentido del humor. Nunca aparece solo, su retrato lo comparte con su piano. En las imágenes que nos han llegado vemos al pianista sentado delante del piano y tocando. Delante de piano, el bueno de Frederic Mompou fue envejeciendo con las manos en las teclas.

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LA VIDA DE MOMPOU
Frederic Mompou i Dencausse nació el 16 de abril de 1893 en el número 2 de la calle Fontrodona, allí donde el Paral·lel se ensancha para acoger el Molino, en la plaza que por aquel entonces se llamaba de Sant Pau y que hoy se llama de la Bella Dorita, aunque no hay ninguna placa que lo indique. Desde 1980, de quien sí hay placa en la plaza es de Mompou, con lo que podemos seguir su trayectoria vital con el recuerdo de donde nació y murió.

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Su padre era del Camp de Tarragona, estudio derecho en Valencia y se estableció en Barcelona para trabajar, una vez casado, en Catalana de Gas. Su madre pertenece a una familia de fabricantes de campanas franceses, de Tarbes, instalados en Barcelona y con una empresa de fundición en la calle Cabanes donde el niño vive fascinado con lo que allí se produce. La familia veranea en el Putxet y los Mompou estudian en buenas escuelas. Desde niño siente atracción por el piano y muy joven empieza a recibir clases primero en el Conservatori del Liceu. Quiere ser concertista y en 1908 da su primer concierto. Cuentan sus biógrafos que muy pronto su vocación dio un ligero cambio de rumbo, en 1909 asiste a un concierto de Gabriel Fauré en la sala Mozart en la que se presentan composiciones propias del músico francés, la impresión es tan grande que decide también dedicarse a la composición. Sigue con su formación en París donde se traslada en 1911 hasta que se produce el estallido de la Primera Guerra Mundial.
De nuevo en Barcelona entabla amistad con el también compositor Manuel Blancafort, hijo de la familia propietaria del balneario de la Garriga con quien fluyen las ideas, las palabras y las notas musicales.
De 1914 son las primeras de sus muchas composiciones que serán publicadas desde 1920. Mompou además es un estudioso del piano y un verdadero maestro, sus obras y su figura tienen cada vez más difusión y vuelve a mirar hacia Paris donde fijará su residencia en 1923, con 30 años. Allí se codea con los grandes músicos e intérpretes de su época, pero lejos de las fiestas y de la frivolidad de los salones parisinos su vida está reservada a sus composiciones al piano. Viaja a Barcelona y a la costa de la Bretaña. Los últimos años de su vida parisina no fueron muy fecundos, inseguro con su trabajo, que poco tenía que ver con las corrientes que dominaban el panorama musical del momento, sufrió una crisis depresiva y dejó de componer. Así llega su etapa parisina a su fin con el estallido de la Segunda Guerra Mundial. En 1941, cuando los alemanes ocupan la capital francesa, Mompou se traslada a Barcelona.
Será en Barcelona, en un concurso de piano del que formaba parte, donde Mompou conocerá a Carmen Bravo, una joven pianista de apenas 22 años. Empiezan a conocerse e inician una relación y, a pesar de la oposición familiar, contraerán matrimonio en 1957, en la capilla románica de Montjuïc. La figura de Carmen Bravo, fallecida en 2007, será clave para los años posteriores de su carrera. Carmen abandona su carrera de concertista y se dedica a Mompou y éste, abandona su desánimo, se recupera anímicamente y se dedica a su música. Continúa trabajando, cada vez más activamente aportando nuevas composiciones a su catálogo musical. También colabora con artículos sobre música en diversas publicaciones nacionales. Tendrá una vida social interesante con fiestas y reuniones con amigos que le aprecian.
Al cabo de los años Mompou es un compositor consagrado y sus piezas se interpretan por todo el mundo, recibiendo múltiples homenajes. Su trabajo como compositor termina en 1978, cuando se ve afectado por un ictus. A partir de entonces se suceden los reconocimientos a su carrera. Cada año Mompou recibe homenajes y es que Mompou conoció la gloria en vida, disfrutó del respeto del amante de la música, el reconocimiento de las instituciones y el aplauso del gran público. La muerte le llega el 30 de junio de 1987.

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OTROS LUGARES RELACIONADOS CON MOMPOU EN BARCELONA
Además de en su casa natal y en su última vivienda, hoy sede de su fundación, hay otros recuerdos de Mompou en diversos rincones de Barcelona. Uno de ellos es el nombre que en su honor recibió, en 1994, una de las calles de la Vila Olímpica del Poble Nou.
Para los estudiosos del compositor una gran fuente de conocimiento se encuentra en la Biblioteca de Catalunya se encuentra, desde el noviembre de 1997 el legado Mompou que como explicaba su viuda “incluye gran cantidad de materiales, como manuscritos, primeras ediciones de. partituras, cartas, discografia, bibliografia, centenares de fotos, numerosas revistas francesas y españolas, etc”.
También en el Museu de la Música, instalado en un edificio diseñado por Rafael Moneo en la Meridiana. Allí una de las piezas importantes es el piano de Mompou, donado por su viuda en 2002. Se trata de un ejemplar de la casa Chassaigne frères, la más importante de las más de 30 empresas existentes en Barcelona a finales del siglo XIX y dedicadas a la construcción de pianos.

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También el recuerdo de Mompou aparece en el Palau de la Música, donde desde 1922 se estrenaron sus obras, allí, en la Sala Lluís Vives, desde el 2010, se encuentra el busto de Mompou al lado de otros importantes músicos como Lluis Millet, Amadeu Vives, Xavier Montsalvatge, Alicia de Larrocha, Rosa Sabater, Eduard Toldrà o Pau Casals.

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QUE SUENE SU MÚSICA
Poco más se puede añadir sólo un deseo y es que la música de Mompou, que ha sonado en muchas lugares a lo largo de los años, suene algún día en la calle donde vivió y murió y es que Passeig de Gràcia tendría en su vecino Frederic Mompou una excelente banda sonora hay donde elegir ya que es autor entre otras piezas del cuaderno “Impresiones íntimas” (1914), “L’hora grisa”, canción; “Suburbis”, para piano (1916), “Pessebres”, “Escenes d’infants” (1917), “Cants mágics” (1917-1919), “Fétes lontaines” y “Charmes” (1920-1921), “Trois variations” y primeras “Cancons i danses” (1921), “Dialogues” (1923), “Quatre melodies”, para voz y piano
(1925-1928), “Canconeta incerta” y “Comptines” (1926), cuaderno de “Preludis” (1927-1951), “Le nuage” (1928), “Souvenirs de l’exposition” (1937),. “Variaciones sobre un tema de Chopin” (1938), “Combat del somni” para voz y piano y “Paisatges” (1942-1951) Canciones sobre versos de Juan Ramón Jiménez (1945-1947), “Cançó de la fira” (1949), “Cançó de bressol” y “Cantar del alma”, sobre textos de San Juan de la Cruz (1951), “House of birds”, ballet (1954), “Perlimplinada”, ballet, el colaboración con Xavier Montsalvatge y “La casa dels ocells”, ballet (1955-1956), “Música callada”, 4 cuadernos (1959-1967), “Sant Martí”, para voz y piano; “Utreia”, coral; “Suite compostelana”, para guitarra (1962), “Improperios”, oratorio para barítono, coro y orquesta (1963/1964), “L’ocell daurat”, cantata infantil (1970), “Becquerianas”, canciones sobre versos de G. A. Bécquer (1970-1972), “Cinco melodías”, sobre textos de Paul Valery (1973), “Ball rodó”, coral; “El pont”, homenaje a Pau Casals, (1976), “La vaca cega”, coral (1978).

Categoría: Historia | 9 julio, 2015
Redacción: Edu García
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