Visión anarquista de la Guerra Civil
El Arxiu Fotogràfic de Barcelona presenta una exposición centrada en la gráfica anarquista del conflicto bélico.
Antes de que el 24 de mayo de 1827 fuese oficialmente inaugurado el Passeig de Gràcia, un viejo camino rural unía Barcelona y la vila de Gracia. Salía del portal de l’Àngel y, rodeando campos, pasaba por delante de un convento fundado, en 1427, por los frailes franciscanos. Como el nombre del convento era Santa María de Jesús, el camino fue conocido como el camí de Jesús.
Del convento no se conocen imágenes pero sí su tumultuosa historia. Sus esperanzadores orígenes, con los buenos auspicios del rey Alfons el magnànim, los consellers de la ciutat y los diputats de la Generalitat, no fueron suficientes para evitar que, siglos después, se viera afectado por los conflictos bélicos. El hecho de quedar fuera de las murallas de la ciudad fue el motivo por el cual el convento padeció los conflictos bélicos de los siglos XVIII y XIX. Fue destruido y reconstruido, al menos, dos veces. La primera en 1722, con 80 frailes, después de la destrucción del 1714, y la segunda en 1816, después de la ocupación francesa, ésta no evitó que desapareciera poco tiempo después.
El convent se situaría, aproximadamente, en la manzana formada por los actuales carrers de Consell de Cent, Passeig de Gràcia, Aragó y Pau Claris. Como era habitual el conjunto lo formaban la iglesia, el claustro con las diversas dependencias a su alrededor y una huerta. En su Biografia del Passeig de Gràcia, Lluís Permanyer comenta que la entrada principal estaba orientada al Tibidabo, dando la espalda a la ciudad. Destacaba el cementerio, qaue además del normal uso monacal, fue elegido para enterrar a las víctimas de las epidemias que azotaron la ciudad entre 1649 y 1652. Por ese motivo era una antigua costumbre barcelonesa ir paseando hasta el convent de Jesús el día de todos los santos.
El lugar sería sin duda muy pintoresco y muy complicado cuando bajaban de la montaña las aguas de lluvia. A juzgar por lo que cuenta Joan Amades por las cercanías bajaba el Torrent dels Testaments dels Ases, el más terrible de todos. Avanzado el siglo XIX, se mantuvo un viejo torrente, la riera d’en Malla, que bajaba por la actual rambla de Catalunya y giraba por Casp.
En las inmediaciones del convent se situaba también, desde el siglo XIV, la Canonada Major que recogía las aguas que bajaban de Collcerola y las dirigía a la ciudad.
En la huerta del convento había una fuente de agua fresca, la Font de Jesús, que sobreviviría al convento y tiene un pequeño espacio en la historia de Passeig de Gràcia. Hacia 1830 aparece como el primero de los establecimientos de recreo que surgen en el Passeig. Un animado lugar de meriendas, al que pronto acompañaría un establecimiento para tomar cafés, horchatas y helados. Con mesas y bancos, lleno de gente, la Font de Jesús desapareció, ”con discreción” dice Lluís Permanyer, en 1863. Por ser la primera, La Font de Jesús fue la más querida por los ciudadanos y abrirá el camino a El Criadero, los Jardines del Tívoli o Jardines de la Ninfa, los Camps Elisis, El Prado Catalán hasta que la urbanización los hizo desaparecer también.
La Font de Jesús fue largamente cantada por mossèn Cinto Verdaguer
Al peu del Passeig de Gracia / entre un roure y una acàcia
rajava una fontanella / com la fusada d’un fus
com la fusada d’argentina / escumosa y cristal·lina
descabdellava ses aygues / la dolça Font de Jesús
No hi havia aygua tan bona / en lo pla de Barcelona:
la mes dolça era pel llavi / de la terra ben dessús;
los bons lo canti hi omplian, / los sants a beure hi venian,
que era la flor de les aygues / la de la Font de Jesús.
Los rossinyols y les merles, / com qui desenfila perles,
hi esgranaven aquells himnes / que fan batre’l cor il·lús
la dolcíssima canturia / ressonava en la boscuria / de les aygues de Jesús.
Vora la Font hi lluhía / l’altar del Fill de María
que per alguns seus deixebles / era’l castell d’Emmaús,
hont derrera’l cortinatge / vora ses aygues divines / apareixia Jesús.
Mes ¡ay! Per aquell que hi vaja / ja és una font que no raja.
¿D’aquell néctar, oh canella, / per què a la terra no’n dus?
¿Oh! Font dolça, pura y cara / ¿per què no vessas encara?
¿Que’s feu la cándida limfa / sagrada Font de Jesús?
Per lo camí com suara / molts cansats passan encara
y alguns qui cauen exànims, / y alguns que no s’alsan pus;
¡Ah! Jo só dels qui sedejan; / que mos ulls, oh Font, te vejan;
que’t pugan beure mos llavis, / aygua dolça de Jesus.
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