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Hoy triunfa más la idea de transformación, donde nada es nuevo verdaderamente aunque pueda llegar a parecerlo.
La realidad virtual ha atravesado por distintas fases desde que empezamos oír hablar de ella en los años noventa, pero sin convencer nunca del todo. Sin embargo, parece que ahora sí ha llegado su momento, toda vez que se ha convertido en una tecnología bastante más avanzada y con una accesibilidad mayor de la que disfrutaba años atrás. Con un simple móvil y unas gafas de cartón te puedes adentrar en mundos imaginarios, aunque los resultados no serán los más deseados. También a través de tu televisor puedes vivir una gran experiencia VR, con consolas como la PlayStation VR y su videojuego estrella, Resident Evil 7. En Barcelona, además, desde hace unos meses se puede disfrutar de un centro de última generación.
Tras su éxito en países como Estados Unidos, Australia y Japón, Zero Latency abrió local hace unos meses en el Centro Comercial Parc Vallés, ofreciendo a los jugadores una experiencia de otro mundo gracias a una zona de juego real de 500 metros cuadrados. Estas áreas pueden acoger a grupos de hasta ocho personas, que podrán participar en juegos de unos 15 minutos (más otros 15 de preparación y explicación) a un precio de unos 20 euros por usuario.
En el caso del centro de Terrassa, Zero Latency ofrece varios juegos diferentes, Engineerum, Singularity y Zombie Survival. Cada uno de su padre y de su madre, ofrecen una experiencia inmersiva y virtual. El primero engañará tus sentidos poniéndote en la piel de un alienígena en un planeta muy lejano. El segundo te enviará a una estación espacial militar para combatir los robots y drones que la han conquistado. Y el último te sumirá en una batalla mortal contra hordas de zombies. Imagina un Resident Evil con diez veces más muertos vivientes. Ambos, además, premian la naturaleza colaborativa de sus jugadores, al más puro estilo escape room.
Si ya estás curtido en materia de realidad virtual probablemente llegues a la conclusión de que no hay experiencia como la que ofrece Zero Latency. Y es que además de contar con un gigantesco espacio, el centro proporciona al usuario con un equipamiento especial y sensores situados estratégicamente en el entorno. El equipo incluyo una pesada mochila que carga el ordenador que procesa la información, baterías, luces, cascos con micrófono y un fusil. Las armas simuladas que se utilizan en el juego, bautizadas como ‘Blackbird’, han sido fabricadas mediante impresión 3D.
Hoy triunfa más la idea de transformación, donde nada es nuevo verdaderamente aunque pueda llegar a parecerlo.
No existe un mundo perfecto único, varios modelos conviven y se yuxtaponen. En la mezcla de ideas está el valor.
Esta colección se dedica a esas ansias de vivir la vida al máximo para acabar en el hoyo. Una galería fotográfica de Bernat Rueda.