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Hoy triunfa más la idea de transformación, donde nada es nuevo verdaderamente aunque pueda llegar a parecerlo.
A dos minutos de entrar al piso de Daniele Zonza (aka Raver Jewish), ya me han ofrecido una cerveza y un plato de fabada. Será por la sangre italiana que corre por las venas de este Sardo que vive a medio camino entre Barcelona y Berlín, y que, en el ultimo año ha llegado a ser uno de los DJ’s más populares de la noche barcelonesa. Popular y reconocible. Con una barba que dará envidia al mismísimo Karl Marx y su pelo rizado, se ha convertido en un icono de la ciudad, detrás y delante de los platos. No se le digo, pero es clavado a Animal de los teleñecos.
Pero estamos aquí para hablar de música, y lo que encuentro, aparte de un anfitrión cojonudo, es una mina de referencias musicales que se apasiona con todos los géneros. “Las primeras fiestas en las que pinché en Barcelona fue en el Rainbow Warriors. Allí la música era Garage y Soul. Luego pasé al Apocalypse Meow en la Sala Apolo, que era más electrónica. Pero siempre me han atraído los sonidos más raros, más eclécticos” dice. Hoy en día lo que más le gusta es “la mezcla de disco y funk con toques africanos”, pero tener un amplio gusto por la música le permite tener sesiones preparadas para todo tipo de públicos. “Donde me siento más libre quizás es en el Glove, que es mi fiesta y donde me siento en casa. Si estoy pinchando en un evento, me fijo en la sala y en cómo me siento yo”.
Tras años pinchando por amor al arte, Daniele se encuentra en una situación donde puede vivir de la música, pero admite que no le ha sido fácil. En cuanto habla de la diferencia entre Barcelona y Berlín señala la falta de salas como el mejor impedimento a que haya más DJ’s que pueden vivir de ello. “Aquí los que llevan las discotecas saben lo que tienen, y no pagan bien a los DJ’s. Allí se respeta un poco más. Berlín también tiene una escena alternativa bastante divertida. Barcelona ha perdido ese punto freak un poco”.
Pero eso no lo notarás en Glove, la fiesta bisemanal que organiza desde hace 8 meses en Barts, donde la bandera freak se alza bastante alta. Aquí la gente viene a bailar, pero el ambiente está lejos de la fiesta estreñida que se puede encontrar en las noches de tecno. “Intentamos dar un toque extra” me cuenta Daniele, haciendo referencia a las pegatinas, disfraces y atrezo que reparten entre un publico que lo da todo y que añade un ambiente infantil y juguetón a la velada.
Aunque la fiesta está viviendo un buen momento, Daniele ya está mirando hacia el futuro. “La próxima etapa es hacer fiestas de día, porque hay pocas y las que hay se llenan enseguida” me dice mientras terminamos la Cerveza. “Quiero sacarlo del circuito de clubs de noche, y buscar otros espacios. Masías, sitios así”.
Con Daniele al mando, el verano promete, y mucho.
Hoy triunfa más la idea de transformación, donde nada es nuevo verdaderamente aunque pueda llegar a parecerlo.
No existe un mundo perfecto único, varios modelos conviven y se yuxtaponen. En la mezcla de ideas está el valor.
Esta colección se dedica a esas ansias de vivir la vida al máximo para acabar en el hoyo. Una galería fotográfica de Bernat Rueda.