Raffel Pagès: “El cabello siempre tiene que equilibrar una imagen”

Raffel Pagès se autodefine como una persona con habilidad en manualidades y dibujo. Quería ser médico pero su padre, también peluquero, insistió en que aprendiera el oficio. Abrió su primer salón en 1976, y en la actualidad cuenta con más de 80 establecimientos. Fue la mano derecha de Rosy Carita, de la peluquería hermanas Carita en París, y estuvo un tiempo en la peluquería de las hermanas Carita donde se rodeó de los iconos de la cultura y la moda de los años 60, como Grace Kelly, Brigitte Bardot, Coco Chanel, entre otras.

Nos encontramos con Pagès en el Museu de la Peluquería Raffel Pagès, ubicado en Rambla Catalunya 99, lugar en que se encuentra la colección más importante del mundo acerca de la Historia de la Peluquería, con piezas de la Edad Antigua hasta la actualidad.

¿Cómo empieza tu carrera como peluquero?
Yo no buscaba ser peluquero, me ha ido viniendo. Primero trabajé con mi padre en su peluquería, y más tarde recibí una carta de la peluquería hermanas Carita, y le hice un dibujo a Rosy Carita. Ella me preguntó que si dibujaba, y la contesté que más que peinar, y fue cuando me dijo ¿Quieres que te guste la peluquería? Ven conmigo a París.

¿Ya no ejerces la profesión?
Hace 25 años que lo dejé, al principio sí que me reservé una cartera de clientes que había tenido desde el principio, pero al final llegó un momento que no pude, al crecer tanto y abrir más peluquerías no podía estar en todas partes.

¿Alguna vez has tenido un cliente que sabías que lo que te pedía no le quedaría bien?
Muchas veces, pero este es el oficio del peluquero, asesorar, pero en la época en la que vivimos la gente sabe muy bien que le favorece.

¿Y alguna que te haya dicho que jamás volvería?
Sí, una. Llevaba el pelo corto y le estaba repasando la parte de las orejas, justo me preguntó si nunca había cortado una oreja, y la verdad es que hasta aquel momento no, alguna vez había podido pellizcar, pero cortar no. Y en ese momento le corté la oreja sin querer. Creo que se pensó que se lo había hecho expresamente. También una vez en Carita poniendo un postizo, se sujetaban con agujas, pinché a la cliente, y al poco rato empezó a salir un hilo de sangre que le bajaba hasta el cuello, había pinchado un capilar.

¿Cuándo decides abrir el museo?
En un viaje de París a Barcelona, mi padre estaba cambiando toda la decoración de su salón y dejó todos los aparatos en un patio para tirarlos, pero yo me los quedé. Años más tarde, cuando me casé y tuve a mis hijas mi padre abrió una cuenta y puso dinero para cuando fueran mayores, pero yo le pregunté si podía invertir ese dinero para hacer el museo, y así fue.

¿Cómo has conseguido todas estas piezas?
Las primeras pateando mucho, aunque también me han engañado mucho. Como cuando dicen tengo el peine de Elvis Presley, pero no es verdad. Pero también hay un tipo de anticuario como Christie’s que sacan a subasta lotes y sabes que es fiable. Además llevo pateándome anticuarios desde los 18 años, y ahora con 73 con todo lo que he andado ya me conocen, y cuando llega algo me avisan.

¿Qué pieza es la que más te ha costado conseguir?
La pulsera trenzada con cabellos de Maria Antonietta y Luis XVI, una pieza que ha venido de los descendientes de la familia. Me atreví a enviarles un email porque iba a salir a subasta, y solo hay 7 juegos como este, lo que supone que tiene un precio de salida muy caro y puede alcanzar un precio final inimaginable. Yo les dije que tenía un museo y que podía pagar el precio de salida pero nada más. Al cabo de unos días me llamaron y me dijeron que el precio al que llegaban estas piezas era altísimo, y que se lo tenían que pensar.  Al final me lo vendieron, debieron pensar que donde estaría mejor que en un museo de la peluquería.

¿Cuál es la pieza que tiene más valor sentimental?
Los secadores de mi padre, él ya los compró de 3ª mano, un turbinator americano y un aparato de permanente francés. También tengo piezas valiosas como los adornos para el pelo de oro y la aguja de oro, que llevaban las mujeres romanas y griegas con cicuta para envenenar.

Regresando otra vez a los cabellos ¿Cuándo te dicen haz lo que quieras, como creas el estilismo del pelo?
Primero se tiene que ver el todo, una mujer muy alta y delgada le cortas el pelo muy corto y la puedes dejar como un cerilla, en cambio, una mujer bajita y con mucho pecho, si lleva una melena larga queda horroroso, la cuadricula, pero en cambio una media melena crea la sensación de ser más alta. Esto no quiere decir que a lo largo de la vida no te puedas cortar el pelo corto o largo, pero si que hay unas midas y pautas que van a misa. Hay que tener en cuenta la forma de la cara, la calidad de los cabellos, su grosor…

¿El pelo tiene que ir en relación a la figura?
Un cabello siempre tiene que equilibrar una imagen, es como ir a una fiesta de noche, a una boda o al Liceu, y vas muy bien vestida pero no llevas el pelo arreglado, queda mal.

¿Una tendencia que no te haya gustado?
No me gusta en la mujer latina los cortes geométricos, los de “peluquería inglesa” porque no sientan bien, endurecen las facciones y la expresión.

¿Qué pecados cometemos con el pelo?
Usar champús de mala calidad o que no son apropiados para el tipo de cabello. En el supermercado encuentras un champú por 3 euros, y uno de Kérastase cuesta 15 euros, pero se nota en la calidad. Los pecados suelen pasar por no escuchar los consejos del peluquero.

¿Qué piensas de la moda de hace un par de años de usar champú para caballos?
Horroroso, alguien ganó mucho dinero con eso. Ahora en Estados Unidos está creciendo la moda de no lavarse el pelo, y la gente que lo defiende dice que si te lo lavas se daña, pero es al revés. Según la época salen modas así.

Un consejo para las mujeres de pelo liso, ondulado y rizado.
Respetar el cabello, si lo tienes ondulado déjalo ondulado. Pero es verdad que la mujer de pelo rizado quiere un día llevarlo liso, y la de pelo liso, rizado. El cabello liso es domable porque permite hacer muchas cosas. El ondulado es el perfecto, porque puedes llevar cualquier cosa, y si te lo quieres alisar es muy fácil, y si te lo quieres rizar también. El más difícil de trabajar es el pelo rizado.

Recomienda un producto.
Cualquier champú, mascarilla o sérum de Kérastase.

Si estás interesado en visitar el Museo de la Peluquería Raffel Pagès consulta la página web para más información.