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Hoy triunfa más la idea de transformación, donde nada es nuevo verdaderamente aunque pueda llegar a parecerlo.
“La ultima vez que estuve en Barcelona fue en el 2007. No me gusta volar demasiado”. Con estas palabras la escritora y politóloga Naomi Klein abrió la rueda de prensa que celebraba el viernes pasada en Barcelona. Sus palabras guiñaban a la temática de su ultimo libro ‘Esto lo cambia todo’ una obra cuyo objetivo es cambiar la manera en que todos pensamos sobre el medioambiente y el cambio climático. Ni más ni menos.
Ya hace 20 años desde la publicación de No Logo, libro en que dejó claro la manera en que las multinacionales aprovechaban del globalización para explotar al tercer mundo, y desde su publicación Klein no ha parado ni un momento de señalar a los que cometen atrocidades en el nombre del capital. Si algo ha cambiado desde entonces es que su enfoque ya no está puesto en las empresas, sino en los sistemas políticos y económicos que les permite funcionar. Y la otra cosa que ha cambiado es que ahora hay mucho más en juego. “Por eso el libro se llama ‘Esto lo cambia todo’” explica. “Porque tenemos que cambiar absolutamente todo si vamos a sobrevivir“.
En persona Klein se muestra sonriente frente a la prensa acumulada, si un pellizco incómoda cuando los fotógrafos insisten en seguir sacando fotos al pasar de unos momentos “Habrá tiempo después para eso” suelta, mostrándose como alguien que entiende su poder mediático, pero que no quiere que eso la distraiga de lo que tiene que decir. Y menos mal, porque su mensaje no tiene desperdicio: “El capitalismo neo-liberal está muerto” ofrece como punto de partida de su discurso. “Hay que enterrarlo”.
Este cambio, insiste, tiene que contar con apoyo político. (en su charla en Madrid culpaba explícitamente a los políticas neo-liberales que en los 80 pusieron el enfoque en el consumidor). Un dato escalofriante sobre la inacción de los políticos es que las emisiones de carbón han subido un 61% desde el acuerdo de Kyoto en 1990. Aún así “Los gobiernos están yendo en la dirección equivocada”, señalando el actual gobierno de España como uno de los pecadores más grandes. “España es el mejor ejemplo de este choque entre el profit motive y lo que deberíamos estar haciendo”, dice en referencia a el revés hecho por el PP a las políticas energéticas que “lideraba a Europa en cuanto a la energía renovable”.
Frente a las políticas de austeridad en Europa y la idea que tenemos de arreglar la economía ante todo, se muestra escéptica. “En su país Merkel hace justo lo contrario a lo que predica para el resto del mundo” dice en referencia a los políticas verdes domesticados que han resultado beneficiosos para su economía. También refuta la alegación que ser verde resulta en menos trabajos. “Tenemos que expandir nuestra definición del sector verde” dice. “En realidad hay muchos trabajos que dejan una pequeña huella de carbón pero no pensamos en ellos como verdes. Artistas, por ejemplo. En realidad ser verde es nuestra mejor esperanza para solucionar el crisis de empleo”.
Si hay un punto de cinismo en su discurso es la afirmación de que luchar contra los intereses económicos de las grandes multinacionales no es fácil. Admite que en los EEUU la batalla está perdida, usando el ejemplo de los hermanos Koch, empresarios del mundo del petróleo que cuentan con un fondo electoral más grande que la de los republicanos y los demócratas juntos. “Allá, Petroleo es su propio partido político”.
Puede que Europa no está fuera del alcance de estos intereses económicos – Klein señala la fiebre del fracking y la crisis en ucrania como ejemplo de la geopolítica al servicio del lobby energético – todavía hay esperanzas en el continente. “España es un laboratorio para estas nuevas ideas en cuanto a energía” dice en referencia a SomEnergia, un colectivo que crea y vende energía renovable independientemente de los proveedores energéticos. Y no hay que parar allí. “La esperanza es que el cambio climático puede crear un coalición entre todos los partidos”.
Y allí, la rueda de prensa se acaba. Klein se levanta, sonríe para un par de fotos más y se va, dejando tras ella muchas preguntas aún en el aire, pero también un mensaje claro: la apatía en torno al medioambiente ya no basta.
Hoy triunfa más la idea de transformación, donde nada es nuevo verdaderamente aunque pueda llegar a parecerlo.
No existe un mundo perfecto único, varios modelos conviven y se yuxtaponen. En la mezcla de ideas está el valor.
Esta colección se dedica a esas ansias de vivir la vida al máximo para acabar en el hoyo. Una galería fotográfica de Bernat Rueda.