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Hoy triunfa más la idea de transformación, donde nada es nuevo verdaderamente aunque pueda llegar a parecerlo.
En los últimos artículos, he abordado la cuestión de las charlas motivacionales y la búsqueda de la seguridad y/o el éxito. Como me gusta aterrizar las cosas, voy a continuar bajando el globo.
Apuntaba en el último artículo que me parece que andamos perdidos y que en realidad no sabemos muy bien a dónde nos va a llevar esta hiperconectividad de personas y objetos y las repercusiones de la tecnología.
La realidad más sencilla, básica y prosaica es que necesitamos comer. También los speakers motivadores. La cuestión es ¿cómo? Actualmente tenemos un pacto social a gran escala llamado capitalismo que es la metodología que hace unos siglos hemos desarrollado para dirimir esta necesidad. Es más complejo, claro está; además hay otros asuntos como quiénes detentan más poder económico, político, social, etc. Y consecuencias o retos como el cambio climático, la escasez de recursos, etc.
Por otro lado, la precariedad laboral está al alza. Así que buscar seguridad a la antigua usanza (un trabajo fijo en la misma empresa toda la vida) está cada vez más complicado. Parece que las generaciones futuras van a cambiar un mínimo de 11 veces de puesto de trabajo e incluso de orientación laboral. Por no mencionar la necesidad de la formación continua. De hecho, algunos ya lo vivimos en la actualidad, sea por elección propia o porque no nos ha quedado otro remedio.
Finalmente, internet nos ha dado accesibilidad a unos recursos que no eran ni imaginables hace unos años para la gran mayoría. Aunque no todo lo que podemos encontrar en internet es fiable.
Cuanto más charlas escucho, más cursos online hago, investigo, hablo con gente y navego por internet, más claro tengo que realmente no sabemos qué ocurrirá. Lo que sí vienen indicando algunos, es que parece que a nivel profesional la cosa va a ir de identificar necesidades, problemas y hacer la vida más fácil proponiendo mejoras o soluciones tanto a personas como a empresas.
Nuestras vidas son complejas y llenas de asuntos a tratar: desde ganarse la vida, a sobrellevar ambientes laborales tensos, pasando por tirar adelante nuestros hijos y educarlos, a lidiar con mudanzas, pérdidas o cambios de trabajo, o quizás nos encontramos en la tesitura de cuidar un familiar cercano o estamos pasando una crisis de pareja. Además están las “pequeñas” logísticas del día a día: que si pasar a comprar pan que falta, que si tengo que hacer esa transferencia, que si tengo que llevar el niño al médico. Hacemos malabares.
Así que la presión que recibimos, externa e interna, no está nada mal. Pero una cosa es la necesidad de ganarse el pan y más o menos salir airoso, incluso salir muy airoso; y la otra montar un chou alrededor de este tema. La narrativa megamotivacional lo infunde todo de una retórica épica, trascendental y triunfante que parece que nos tenga que salvar y/o encumbrar en menos de un santiamén. No tiene en cuenta el contexto de cada persona, su carácter, o las diferencias entre clases sociales y, por lo tanto, las diferencias de oportunidades, por mencionar algunos aspectos. Solo falta que suenen las Valkirias de Wagner de fondo.
Al final hacemos lo que tenemos que hacer: vivir, trabajar, intentar resolver las situaciones ante las que la vida nos coloca.
Agradecimientos: A NomNam por el naming de la sección
Hoy triunfa más la idea de transformación, donde nada es nuevo verdaderamente aunque pueda llegar a parecerlo.
No existe un mundo perfecto único, varios modelos conviven y se yuxtaponen. En la mezcla de ideas está el valor.
Esta colección se dedica a esas ansias de vivir la vida al máximo para acabar en el hoyo. Una galería fotográfica de Bernat Rueda.