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El miedo

Es una emoción que se sitúa entre la fantasía y la experiencia, un modo de alerta que nos lleva a pensar cómo vamos a gestionar aquello que me imagino

Categoría: Cultura | 16 noviembre, 2016
Redacción: Eulàlia París

Recordemos: cada emoción implica una sensación corporal. Así como la alegría es una emoción cálida y expansiva, el miedo sería más bien una emoción de carácter frío que nos encoge, nos contrae. Así como la alegría, si es auténtica, está relacionada con el presente, el miedo se proyecta en el futuro más o menos inmediato.

 Sentimos miedo porque creemos que algo grave va a ocurrir próximamente. Sólo de pensarlo ya estamos empezando a encogernos, la respiración se agita o se entrecorta, quizás lleguemos a sentir ansiedad (una forma de miedo), sudamos, nos palpita el pulso, se acelera el ritmo cardíaco. O sea, nos pone en contacto con lo desconocido y con lo que podemos hacer o no ante lo desconocido. El miedo está relacionado con creer que vamos a recibir un daño o bien que vamos a causarlo. Un daño de consecuencias nefastas.

También el miedo puede referirse a perder algo que tenemos (puede ser una pérdida material o afectiva). O miedo a no conseguir algo que nos proponemos. Como siempre se trata de distinguir hasta que punto es o no cierta esta proyección futura. El miedo en todo caso es una alerta: se trata de ver cómo voy a gestionar lo que imagino que puede ocurrir. Así que esta emoción se sitúa en una encrucijada entre la fantasía (lo que imagino que puede ocurrir) y la experiencia.

Los humanos usamos nuestras experiencias previas como guía de aquello que puede ocurrir. Hemos aprendido que tanto nuestros actos como los de otros, tienen consecuencias. La memoria y experiencia previas hacen que incluyamos nuestras vivencias ya pasadas y las relacionemos con posibles consecuencias. Sé que si me meto con un gato, porque ya lo hice y recuerdo qué ocurrió, puedo acabar con un buen arañazo en la pierna. La curiosidad mató al gato, dice el refrán.

 Si sólo nos moviéramos por curiosidad, no evaluaríamos el peligro real. De pequeños no evaluamos: simplemente, acercamos la mano al fuego de la estufa por curiosidad. Y nos quemamos con la llama. Entonces grabamos un recuerdo que nos ayudará a ponderar nuestra actitud posterior con el fuego.

Utilizar el miedo como una técnica proyectiva tiene su sentido a la hora de prever posibles consecuencias. A ello se dedican, por ejemplo, los profesionales de riesgos laborales. Así que, bien gestionado, el miedo nos pone en contacto con una actitud de cautela, de prudencia. Funciona como un aviso y, como tal, ha jugado un papel importantísimo en la supervivencia, prevención y conservación de la especie, no lo olvidemos. Probablemente además por haber asistido a las consecuencias de no hacerle caso. En el próximo artículo exploraremos un poco más el miedo: cómo es visto socialmente y algunas formas que toma (ansiedad, pánico, terror, etc.).

Sa i estalvi

Agradecimientos:

A NomNam por el naming de la sección

A Rocío Larrumbide, diseñadora, por la ilustración

 

areyousure El miedo
Categoría: Cultura | 16 noviembre, 2016
Redacción: Eulàlia París
Tags:  emociones, eulalia vives, miedo, sano y salvo,

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