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Hoy triunfa más la idea de transformación, donde nada es nuevo verdaderamente aunque pueda llegar a parecerlo.
¿Hay todavía alguien que dude en cuidarse? Parece ser que el estado español es uno de los países donde pasamos por la ducha más a menudo. La cosa del acicalarse está bien integrada. Dedicamos cierto tiempo a arreglarnos, nos preocupamos por vestir más o menos a la moda, nos aplicamos cremas hidratantes y otros productos, vamos a la peluquería, nos hacemos la manicura, nos maquillamos, practicamos algún deporte o ejercicio físico, alguna dieta para mantener la forma… También los hombres en los últimos años se han sumado al carro de cuidarse estéticamente.
Por otro lado, ante una dolencia física, leve o permanente, vamos al médico que nos receta el medicamento que cree oportuno. Y durante el tiempo que se prescriba, nos tomamos cada ocho horas aquella pastilla. Y listo, resuelto, ya podemos de nuevo ocuparnos al 100 % de nuestras vidas y trasiegos.
Ahora bien, la salud global implica otra esfera que, en mi opinión, a menudo dejamos de lado: la gestión de lo emocional.
¿Cuánto caso le haces al estrés?
¿Cómo te llevas con la ansiedad? ¿La llevas tú o te lleva ella a tí?
¿Te permites sentir tristeza o enfado?
¿Expresas tus necesidades claramente? De hecho, ¿sabes cuáles son?
¿Estás haciendo lo que quieres o lo que crees que tienes que hacer?
¿Qué grado de conocimiento tienes de tí mismo?
En esta columna mensual, voy a tratar de aportar algunas pautas para ampliar tu salud desde la Terapia Gestalt, una rama de la psicología humanista. El enfoque de esta terapia es holístico y con eso quiero decir que intenta equilibrar los tres centros que nos conforman como personas: lo mental, lo emocional y lo instintivo.
En general, nos ocupamos de nuestros asuntos y problemas desde lo racional. Descartes dio el pistoletazo de la salida al decir “Pienso, luego existo”. Y nos lo creímos a pies juntillas. En los últimos años se viene hablando de inteligencia emocional, hasta el punto de querer incluir lo emocional en la educación. Nos han enseñado a teledirigirnos desde lo racional y no nos han enseñado a gestionar sentimientos ni afectos, por no hablar de lo instintivo. Como que se trataría de reconocer esas partes que también somos. No creo que sea casualidad que la depresión se haya convertido en una de las enfermedades más habituales del primer mundo. Me parece que tenemos el énfasi puesto casi exclusivamente en lo estético y lo fisiológico. Por usar una metáfora, como que estamos pretendiendo poner bonita la fachada de un edificio afectado por aluminosis.
Hoy triunfa más la idea de transformación, donde nada es nuevo verdaderamente aunque pueda llegar a parecerlo.
No existe un mundo perfecto único, varios modelos conviven y se yuxtaponen. En la mezcla de ideas está el valor.
Esta colección se dedica a esas ansias de vivir la vida al máximo para acabar en el hoyo. Una galería fotográfica de Bernat Rueda.