Conoce a Imogen Poots, televisivo talento fresco británico

El ansia por devorar nuevas series sumado al pavor que siente un adicto a este y otros productos de consumo cuando se acerca el verano y todo se convierte en un devastador solar nos hizo ponernos el capítulo piloto de “Roadies”, que Showtime ha tenido a bien compartir antes de su estreno oficial el próximo domingo. Siempre apetecen series musicales, pero si encima vienen firmadas por Cameron Crowe, quien nos trajo hace 16 años “Casi Famosos”, pues tenemos sobre la mesa un extraordinario aval. Cierto es que el director lleva desde entonces dedicado a comedias románticas nefastas o esa infame adaptación de “Abre Los Ojos” titulada “Vanilla Sky”, pero en el terreno musical, que es el que domina de verdad porque empezó ganándose el pan siendo periodista musical, es donde mejor se desenvuelve. El capítulo no resulta tan satisfactorio como el que HBO y Martin Scorsese entregaron hace unos meses de la recientemente cancelada “Vinyl”, y el actor protagonista, Luke Wilson, no es precisamente un portento de la actuación, pero lo que más llama la atención de este – a priori – ligero entretenimiento veraniego es Imogen Poots, que encarna a Kelly Ann, una joven técnico que va de gira con la banda ficticia de la serie, The Staton-House Band.

Con Imogen Poots nos ha pasado un poco como con Juno Temple en la mencionada “Vinyl”, hasta ahora la habíamos visto relegada a papeles muy secundarios pero ahora tenemos la corazonada de que va a dar mucho que hablar. De hecho, tienen mucho en común: son londinenses, nacieron con unas semanas de diferencia en 1989, han hecho sus pinitos en el mundo de la moda y han mamado música desde bien pequeñas (Juno es la hija de Julien, famoso documentalista autor de filmes como “La Mugre y La Furia” o “Joe Strummer: The Future Is Unwritten”). Su primer papel importante fue en “28 Semanas Después”, pero no fue hasta su aparición en “Need For Speed”, adaptación de 2014 de la famosa saga automovilística de videojuegos, que empezó a petarlo. En realidad lo que le aportó fue mucha visibilidad y, suponemos, bastante dinero, pero ella misma admite que es algo que no le dio demasiado artísticamente y le sirvió de punto de inflexión para escoger los proyectos que verdaderamente le motivasen, cosas que, en sus palabras “realmente quisiese ir a ver”.

Así, en 2015, trabajó en dos proyectos muchísimo más ambiciosos. Por un lado en “Knight Of Cups” de Terrence Malick, pendiente de estreno en España. La que sí se puede ver es “Green Room”, aunque más vale que os deis prisa porque apenas hay cines que la proyecten ya. La cinta fue muy celebrada tras su paso por Sitges, ensalzando la irrespirable tensión que se vive al verla, su cruda violencia y su potente reparto. Imogen Poots forma parte de una banda de punk en la que también está el recientemente fallecido Anton Yelchin (con quien ya coincidió en la comedia de terror “Fright Night”) que tiene que hacer frente a un grupo de neonazis liderados por un muy temible Patrick Stewart, que traza aquí un brillantísimo villano. También relacionada con el mundo de la música es su última película, “Popstar: Never Stop Never Stopping”, una alocada parodia de los documentales musicales en la que interpreta a la novia del ex “Saturday Night Live” Andy Samberg.

Normal, pues, que se le haya preguntado mucho sobre sus gustos musicales. Por ejemplo, admite que ha mamado el punk de bien pequeña, primero con cosas más accesibles como Korn, Linkin Park o Marilyn Manson, que es lo que escuchaba de adolescente, y luego con tótems como Johnny Thunders. Pero si algo le gusta es la música de su país, especialmente la facturada en los ochenta. The The, The Replacements o The English Beat figuran entre sus grupos de cabecera, pero si tuviese que llevarse solamente uno a una isla desierta, una idea que se introduce en “Greem Room”, serían The Smiths. “Cuando me compré ‘The Queen Is Dead’ con 16 años estaba tan excitada que ya no quería salir de casa nunca más”, reveló hace unas semanas en una entrevista.