Come, reza, ama, renace

Puede que haya libros más inspiradores, buenos y cercanos que “Come, reza, ama” de Elizabeth Gilbert, pero hoy me he acordado de él. Este libro, algo autobiográfico, nos explica cómo una vida modélica puede transformarse en nada en un solo suspiro. La protagonista lo tiene todo: un marido, una casa bonita y un trabajo que le gusta. Pero algo sucede, un “click” en su mente quizás, que da un vuelco a su vida y tras perderlo casi todo, emprende un viaje para buscarse a sí misma. Y elige la “dolce far niente” romana, la espiritualidad india y la pasión balinesa.

La historia y sus pormenores no tienen ya mayor importancia pero sí ese punto de inflexión en el que decides marcharte. A veces, ni siquiera necesitas que tu vida sea un desastre. Puedes tenerlo todo, como la protagonista del libro, pero en el fondo sabes que algo no funciona, que algo no va bien. ¿Cuántos grandes –o pequeños, me sirven igual- viajeros deben haber pasado por algo así? ¿Cuántos deben haber pensando “¿Qué puñetas estoy haciendo con mi vida? Esto no es lo que quiero?” Y parten para buscar algo, a veces no saben ni qué, ni cómo, ni cuándo, pero parten. Los viajes parecen ser una especie de terapia ideal para aquellos que quieren renacer. Ideal para los que quieren hacer un “reset” en su vida, sea por las razones que sea. Porque estos viajes no son más que eso: ver las ruinas de una vida, para empezar a construir otra.

El viaje puede ser duro. O no, quizás sea fácil. Eso dicen todos al volver. Todos los que se han ido dicen que lo más difícil es dar el primer paso, echarse a volar. Es curioso como la vida nos engaña. Nos damos cuenta de que vivimos encerrados en una jaula pero es tan bonita –o puede que sea fea pero al final es nuestra jaula- y es tan necesaria –eso nos repiten cada día- que cuando nos damos cuenta de que somos los únicos que tenemos la llave para abrir la puerta el miedo se apodera de nosotros. ¿Qué habrá allí fuera? ¿Podré volar yo solo? ¿Y si me pasa algo? ¿Y si no encuentro lo que busco? ¿Y si cuando vuelva mi jaula ya no está? Y si, y si, y si, y si… los eternos “y si”. Sinceramente, creo que lo mejor que nos puede pasar es que al volver la jaula haya desaparecido. Seguramente lo hará y se trata de eso. De quitarse las ataduras, de ser libre, de no seguir ningún guión porque ya no hay guión que seguir.

He empezado este artículo hablando del libro “Come, reza, ama”. Creo que no estaría mal acabarlo con él. Pero esta vez yo no diré mucho más, os dejo una cita: “La regla de la física de la búsqueda viene a decir algo así: si tienes el valor de dejar atrás todo lo que te protege y te consuela, lo cual puede ser cualquier cosa como tu casa o viejos rencores, y embarcarte en un viaje en búsqueda de la verdad, ya sea interiormente o exteriormente, y si estás dispuesto a que todo lo que te pase en ese viaje te ilumine, y si aceptas como tu maestro a todo el que te encuentres en el camino, y si estás preparado sobre todo a afrontar y a perdonar algunas de las realidades muy duras de ti mismo, entonces la verdad no te será negada.”

La verdad, el camino, el renacer os espera ahí fuera. Si queréis encontrarlo o simplemente buscarlo, adelante pajarillos. A volar.