20 años de Houston Party: hablamos con Miguel Martínez y Natalia de Jesús

En materia de activismo musical, pocos agitadores han hecho más por la ciudad de Barcelona (aunque posteriormente extendiendo su radio de acción al resto de la geografía española) que Houston Party. La promotora cumplió 20 años en 2018 consolidada como un referente de la gestión de conciertos en sala: solo aquel año programaron algo más de 200.

Lo de Houston Party es pura pasión y dedicación por la música, con la idea clara de empezar desde abajo, estrechar cercos y consolidar relaciones duraderas que les ha llevado a traer a España de gigantes a la altura de Pet Shop Boys y Echo And The Bunnymen, delicatessens como Julia Holter y Neneh Cherry, savias nuevas del trap tales como Young Thug y Lil Xan… pero sin renunciar a encontrar the-next-best-thing. Quien trabaja con ellos llega para quedarse.

Hablamos con Natalia de Jesús, responsable de Comunicación y Marketing, y Miguel Martínez, director artístico, sobre este vigésimo aniversario.

La primera pregunta es obvia, ¿cómo nace Houston Party?

Natalia: Jaime Hernández, fundador y alma máter de Houston Party, tenía un grupo, Parkinson DC, y decidió autoeditarse sus discos. A partir de la colaboración con The Posies, que les produjeron el disco, empezó a montar giras.

Miguel: Jaime pensó que editándose los discos iba a ganar más dinero que si se los sacaba un sello. Después descubrió, al menos en ese caso, que no era así. Empezó a editar discos de otras bandas, incluida de The Posies. En su momento sus giras eran muy exitosas y vendían muchos álbumes, lo que dio pie a que Houston Party empezase con mucha fuerza.

¿Cómo fue eso de establecer una alianza con Sub Pop?

Miguel: Jaime se hizo amigo de los propietarios de Sub Pop y, a partir de ahí, viendo que buscaban la manera de colocar los discos en España, empezaron a colaborar. En esa época se licenciaban los álbumes de Sub Pop, que tenían mucho tirón. Era una discográfica puntera.

Estilísticamente os definió bastante.

Miguel: Era música de guitarras, y eso entonces era algo trendy, que ahora ya no lo es tanto.

¿Cuál ha sido el secreto de mantenerse 20 años?

Miguel: La capacidad de ser tú. Tienes que moverte según va la carretera, aunque sin dejar de ser tú. Otras empresas tal vez han sido más estáticas en su, digámoslo así, línea editorial. Nosotros, sin perder la esencia, y sin dejar de trabajar con grupos que se identifican con nuestra historia, hemos abierto el abanico a lo que traen los nuevos tiempos. Tampoco lo vemos como algo contra natura, ya que estos nuevos tiempos son más abiertos y eclécticos.

¿Según qué criterios programáis artistas? Porque en lo estilístico vemos de todo, desde viejas glorias como Echo & The Bunnymen, cachorros del trap como Lil Xan o grandes del indie como The Tallest Man On Earth, sin ir más lejos.

Miguel: Si el mismo público fuese a todos los conciertos igual no seríamos tan abiertos, pero buena parte del que va a Echo & The Bunnymen puede que solo vaya a ese y a Wire o The Charlatans, no a Lil Xan. Para vivir de esto debes tener a mucha gente comprando entradas, pero como hay público potencial que solo acude a actuaciones de un estilo concreto, les tienes que ofrecer eso que específicamente les interesa, y lo mismo a los de los otros estilos.

Natalia: Del mismo modo que iCat te ofrece diferentes tipos de música con un nivel de calidad mínimo, te puedan gustar más o menos.

Miguel: Queremos que tengan chispa, que tengan algo, claro. Pero si quieres representar los tiempos de ahora no puedes decir que no al trap, por ejemplo. Pero tampoco a Echo & The Bunnymen, que siguen siendo relevantes para muchos grupos de ahora. Siempre buscando el equilibrio, pero sin pasarse de un lado u otro. Yann Tiersen siempre agota las entradas por muchos años que lleve, pero eso no quita que traigamos a un rapero que representa el año 2019. Lo difícil está en ponerse en la situación del otro, tú vas creciendo pero el público veinteañero siempre va a ser veinteañero.

Nunca habéis tenido un festival en sí, ¿verdad? ¿A qué se debe?

Miguel: Siempre ha sido una asignatura pendiente.

Natalia: Hemos colaborado con muchos festivales y hemos montado muchos ciclos. Hubo un festival con Rockdelux, una gira itinerante más bien.

Miguel: Haciendo cura de humildad, hemos fallado en varias iniciativas. Lo de montar un festival no nos ha salido, lo intentamos pero no fructificó.

Natalia: Pero tampoco es que sea un reto nuestro. Hay gente que lo hace muchísimo mejor, así que igual es mejor que no nos metamos. Sin embargo, marcas que montan ciclos sí que han tirado mucho de Houston Party.

Miguel: Nosotros aportamos los grupos y otros aportan mejor lo que es montar un festival, buscar un buen entorno y seducir a las instituciones y las marcas. Somos buenos colaboradores de festivales, pero no creadores.

En nota de prensa para anunciar el vídeo conmemorativo del vigésimo aniversario decíais que “Esto del directo es un vicio”. ¿Por qué creéis que los conciertos de sala no se perderán nunca aun estando en plena dictadura festivalera?

Miguel: A pesar de todo, aún sigue quedando gente a la que le gusta la música en salas, cercana.

Natalia: Y esos van al concierto en sala a disfrutarlo.

Miguel: Y lo mismo al revés, a los que no les gusta la música ya les viene bien ir a los festivales, aunque a estos también van muchos aficionados a la música. Si miras nuestro roster verás que no organizamos conciertos para gente que no les gusta la música. No sabemos llegar a la gente que solo va al festival por el selfie.

Natalia: También es gratificante haber ayudado a algunos grupos a crecer y seguir descubriendo y apostando por grupos nuevos.

Miguel: Hasta los festivales que tienen una programación un poco hortera a veces necesitan tres o cuatro grupos “con sustancia”. Ahora hay uno, Fontaines D.C., que da la sensación que va a hacer mucho ruido. Son irlandeses, hacen punk-rock y tienen un cantante que parece Ian Curtis de Joy Division. Realmente son buenos y se están colando ahí. Incluso en el trap, las nuevas generaciones quieren que los conciertos sigan siendo en salas para poder estar en primera fila haciendo pogos. Es donde lo disfrutan, estando al lado del artista, subiéndose al escenario…

¿Cuáles diríais que son los tres mayores logros que habéis conseguido en estos 20 años?

Natalia: El caso The Postal Service. Tuvimos mucha suerte que Ben Gibbard y Jimmy Tamborello se juntasen para este proyecto cuando ya estábamos trabajando con Death Cab For Cutie y Figurine.

Miguel: Se vemdieron unas 15.000 copias de su disco en España. Una cifra que hoy suena a ciencia ficción.

Natalia: Traer a The Flaming Lips en Razzmatazz en 2002 también fue un gran logro. Y a Big Star a Benicàssim, o luego la relación con Damien Jurado, o el fenómeno Crystal Fighters, por cómo los hemos ido desarrollando en España…

Miguel: Crystal Fighters han pasado de vender 300 entradas en KGB barcelonés el año 2011 a despachar más de 4.000 tickets en la actualidad en la capital catalana. Otro ejemplo parecido, The Cat Empire, un grupo australiano cuyo segundo mercado mundial es España.

Natalia: Hay artistas con los que nunca pensamos que trabajaríamos, como Pet Shop Boys o The Roots, y lo hemos logrado. Sueños hechos realidad.

Miguel: Y Pet Shop Boys, además, siguen volviendo, ya son como de la casa. Lo hacen porque se quedan contentos con tu trabajo. Y eso que son complicados a nivel de producción, dan mucho trabajo.

Natalia: Es muy bueno para nosotros ver que lo podemos hacer bien y que ese grupo exigente sale contento.

Miguel: Te los imaginas con Live Nation o alguna de esas empresas megagrandes y poderosas y, sin embargo, están con nosotros.

¿Qué giras de las que ya tenéis programadas no deberíamos perdernos?

Miguel: No son nuevos, pero Sleaford Mods siempre me han gustado mucho. Estarán en el Vida Festival de Vilanova i la Geltrú el 4 de julio y en el BBK de Bilbao el 11 de julio. Siempre los recomiendo, porque su directo es bestial. También traeremos a finales de julio a Joan Baez, que es algo que no nos hubiéramos imaginado jamás.

Natalia: Y también a Kamasi Washington, cuyo directo es buenísimo.