Calles y avenidas que se entrelazan entre sí para crear lugares como Barcelona y Manhattan.
Categoría: Barcelona | 4 abril, 2013
Redacción: Maria Collado
Rejilla. Ciudades hechas de rejilla y llenas de mosaicos. Calle que sube y calle que baja. Calles y avenidas que se entrelazan entre sí para crear lugares como Barcelona y Manhattan. Algunos años atrás pocos podían imaginar que una isla pudiese mantener un ritmo similar al de una ciudad como Barcelona. O incluso superarlo.
Y es que Nueva York, en su totalidad, renace cada vez que sale sol. Y con el sol llegan las calles, personas y coches reflejados en edificios de cristal. Edificios que no necesitan historia para quedarse un buen rato mirando hacia arriba. Enormes rectángulos que suman plantas y plantas hasta llegar al cielo y que por la noche se convierten en ventanas y luces. Espectacular.
Como Barcelona, Nueva York es una ciudad que invita a pasear. Hay quienes caminan por Paseo de Gracia y descubren la historia de la ciudad reflejada por corrientes artísticas en su arquitectura: ventanas, balcones y fachadas que olvidan la línea recta. Y hay quien se deja llevar por el arte a pie de calle, corrientes de gente que contemplan verdaderas obras de mano de diseñadores a través de los escaparates. Una llamada al shopping imaginario.
Inputs y más inputs. Shows, exposiciones, música, diversidad, convivencia. Una serie de elementos que muestran el carácter de ese lugar, que generan y regeneran nuevas ideas y pensamientos. Y así como renacen las ciudades, renacen también las personas que las visitan.
Esto es una invitación a descubrir nuevas perspectivas en los contrastes de una ciudad histórica y cosmopolita como Barcelona. O para subir al 42 y permitir sentirte pequeño frente a la magnitud de Nueva York a lo largo y a lo alto. Y, si tenemos suerte, incluso podamos saludar a Spiderman.
Categoría: Barcelona | 4 abril, 2013
Redacción: Maria Collado
Tags: