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EMPIEZA LA TEMPORADA DE BAÑOS

Hubo un tiempo en que había un sitio para cada cosa y cada cosa estaba en su sitio.

Categoría: Historia | 15 agosto, 2016
Redacción: Edu García

Hubo un tiempo en que había un sitio para cada cosa y cada cosa estaba en su sitio. Cuando, dentro de este orden establecido, se pensó cuándo era el momento preciso de empezar la temporada de baños se hizo coincidir con la fiesta del Carmen, el 16 de julio, pero terminó por adelantarse al solsticio de verano con lo que a partir de la verbena de sant Joan ya va siendo hora de ponernos en remojo.

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INSTALACIONES PIONERAS PARA BAÑISTAS

Lo de bañarse directamente en el mar no ha sido siempre posible. Cuando la ciudad vivía de espaldas al mar el remojo sólo era posible en determinados establecimientos. Las primeras noticias que tenemos de casas de baño en Barcelona son del año 1821. Los conocemos por el nombre de sus propietarios. Uno de los primeros fue el d’En Soler que más tarde se llamó de la señora Tona. Parece ser que se encontraba justo al final de la actual calle Ginebra y debía ser un establecimiento muy simple, con unas pocas casetas para cambiarse y donde se alquilaban calabazas para poder permanecer a flote dentro del agua.

Esta casa de baños, en 1827 pasó a ser gestionada por la Casa de la Caritat, institución que acogía, en sus dependencias del Raval, a aquellas personas que necesitaban ayuda vital. La costumbre de bañarse y la necesidad que de un lugar donde prepararse para el baño y donde poder practicarlo con toda seguridad  proporcionaba a la institución una buena fuente de ingresos. En estos baños se introdujo la costumbre de bañarse, además de en la playa, con agua salada, en bañeras y más tarde en piscinas especialmente dispuestas con agua dulce, se valoraban las aguas ricas en minerales o las tratada específicamente para tal menester. Eran los tiempos en los que impondría la hidroterapia.

En las instalaciones había un especialista, el bañero, que acostumbraba a ser un pescador retirado y que era el que sabía nadar y el que explicaba qué debía hacerse para mantenerse a flote.  En el mar había una boya atada con una cuerda hasta la playa y ése era el espacio de baño.

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TRANSPORTE HASTA LA PLAYA

La moda de los baños provocó que se pensara en el transporte de los ciudadanos hasta la playa y así en 1837 encontramos la primera línea de carruajes que desde la Plaça de Sant Sebastià (hoy Antonio López, al final de la Via Laietana entonces inexistente) llegaba a la Barceloneta, tiempo después apareció una segunda línea que cubría el trazado, esta vez partiendo desde la Rambla, desde el Pla de les Comèdies en la Rambla y en 1868 desde la Boqueria, más tarde la playa se comunicó con la zona de les Drassanes y Gracia. Los barceloneses tenían más cerca el mar para ir a disfrutar de él.

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DOS REINAS TOMARON LOS BAÑOS DE OLA

El motivo por el cual la gente acudía a la playa era principalmente para disfrutar de las bondades curativas del agua marina y es que se creía que el mar tenía efectos curativos. Una actividad saludable era tomar los baños de ola y Barcelona fue el lugar elegido por los médicos de la reina María Cristina, que tenía una infección cutánea, en 1840 y también por los de Isabel II en 1844 y 1845. Sus majestades se pusieron en remojo en las playas de Barcelona, el punto exacto parece que era el más cercano a la Ciudadela, junto al llamado fuerte de don Carlos.

LA EDAD DE ORO DE UNOS ESTABLECIMIENTOS CADA VEZ MEJORES

La segunda mitad del siglo XIX y hasta la Guerra Civil es la época brillante de los baños en Barcelona. Tenemos noticia de la apertura de diversos establecimientos dedicados a los baños de ola y pila. Los establecimientos, que iban a mejorar con el paso de los años, vivieron sus mejores tiempos en los años 20. Cada vez se contaba con mejores instalaciones y la oferta de ocio era más amplia llegando incluso a quedar la toma de baños como una actividad casi secundaria, la gente acudía a los balnearios por el placer de hacer vida social y de disfrutar de una oferta novedosa en una ciudad en la que eran muy pocos los espacios de placer. La playa empezó a ponerse de moda entre los ciudadanos.

Los más destacados fueron:

- La Junta de Damas, un establecimiento, heredero de la casa de baños de la Casa de la Caritat, que funcionaba desde 1851 y que tal como su nombre indica era exclusivamente femenino.

- Los Baños del Astillero que, en 1856, se trasladaron desde la zona de las Hortes de Sant Beltrán (en la zona que se extiende desde donde hoy está el WTC a Montjuïc) hasta el paseo de la Barceloneta. Contaba con pilas de mármol y un caserón con departamentos junto al mar.

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- Los Baños Flotantes abrieron en 1857 y fueron toda una novedad en lo que a baños se refiere, se encontraba dentro del mar, en la zona de Sant Beltran, y a los que se accedía por una pasarela. Contaba con sala de espera, salones de lectura y de esparcimiento, dos piscinas, café y restaurante.

- Los Baños de San Miguel, abrieron en 1861 al final de las calles Sant Miquel y Pescadors. El edificio había sido construido por Elies Rogent, autor de la Universitat de Barcelona. Funcionaba de 5 a 22 hs y simultaneaba los baños de pila con los de ola. El negocio fue próspero y se amplió varias veces.

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- La Deliciosa que abrió en 1867.

- Los Baños Orientals que abrieron en 1872 y estaban situados delante de las calles de Alcanar y Giné y Partagàs. Destacaba por la calidad de su arquitectura, de estilo neoárabe como correspondía a su nombre. Siempre se ha dicho que el autor fue el arquitecto August Font, autor de las Arenas aunque quien ha visto los planos dice que están firmados por Melcior Gasull, el principal empresario del negocio. Fueron considerados los mejores de Europa y destacaban por el lujo de las instalaciones con baños con pilas de mármol que incluían retrete y tocador. Además llegaron a contar con una gran piscina circular que hacía las delicias de los usuarios y donde algunas generaciones habían aprendido a nadar.

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- Los Baños Pompeya que abrieron en 1882.

- Los Baños de San Sebastián fueron los últimos en abrir, lo hicieron casi acabando el siglo, en 1893, fueron los más populares. Su creador fue el viejo mestre d’aixa (carpintero experto en construir y arreglar barcos) Tomàs Ribalta, quien ya había puesto en marcha los baños de la Deliciosa. Llegó a contar con un casino, regentado por el empresario Esteve Sala, y una enorme piscina.

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Y SI NO A LA PLAYA LIBRE

Los que no tenían dinero para entrar en las casas de baños iban a la playa libre, fuera del recinto, sin casetas la gente se ponía el traje de baño con un habilidoso juego de toallas que evitaba la visión de más carne que la que era aconsejable.

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¡QUÉ SOCIEDAD!

Que bañarse gustaba a los barceloneses es evidente, Lluís Permanyer recogía en sus estudios un curioso documento, era una carta que el confidente del primer ministro portugués enviaba a su jefe el 24 de julio de 1904. Dice así:

“¡Qué sociedad! ¡Qué gente más extraordinaria! Hombres y mujeres se bañan desnudos unos delante de otros en la playa de la Barceloneta (a las once de la noche). Incluso me obligaron a hacerlo también con ellos”.

ALMACENES, FÁBRICAS, VIAS Y BARRACAS DIERON LA ESPALDA AL MAR

Estos establecimientos eran una especie de oasis ya que la fachada marítima de la ciudad estuvo marcada por la presencia de los almacenes del puerto que se extendían a lo largo de los actuales Moll de la Fusta y Moll de la Barceloneta, constituyendo una auténtica barrera que separaba a los ciudadanos del mar. En la zona de Poblenou, las fábricas y la via del ferrocarril separaban la ciudad del mar. Además buena parte de la playa estaba ocupada por las barracas del Somorrostro, Pequín y el Camp de la Bota. Otra apertura, una especie de balcón donde asomarse al mar, lo constituían las Golondrinas, las célebres embarcaciones de recreo que aún siguen transportando gente sobre las aguas del puerto.

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EL CAMBIO OLÍMPICO: NUEVA CONCEPCIÓN DEL ESPACIO PÚBLICO

Poco antes de la celebración de las Olimpiadas la ciudad se preocupó por recuperar el mar. Los grandes obstáculos que los ciudadanos encontraban fueron eliminados, se empezó por la zona del puerto eliminando la zona de almacenes y creando el Moll de la Fusta y el de la Barceloneta, así como la zona del Maremagnum y se continuó por la zona de la playa. La recuperación de la línea de costa se basaba en la Ley de Costas y significó la desaparición tanto de los edificios destinados a baños como los célebres chiringuitos levantados sobre la playa. El último edificio que desapareció fue san Miguel, en noviembre de 1990, sus colegas el Astillero y los Orientales ya habían caído en mayo. Se perdía un patrimonio no sólo material sinó también sentimental de la ciudad. Junto con estas obras era necesario alejar los residuos de la línea de la costa y el nuevo colector empezó a llevar mar adentro lo que las cloacas arrastraban. Todo estaba dispuesto para la implantación de las playas. Se llevó a cabo la mejora y acondicionamiento de la arena y se dotó a las nuevas playas de los servicios necesarios. Lo mismo se realizó en la zona marítima de Sant Martí que se habilitó para el baño la zona posterior al Port Olímpic.

Hoy gozamos de unos 4’5 kms de playa a nuestra disposición: sus nombres son de Sant Sebastián, de Sant Miquel, de la Barceloneta, del Somorrostro, éstas en el distrito de Ciutat Vella, antes del Port Olímpic y después, en el distrito de Sant Martí, de la Nova Icaria, del Bogatell, de la Mar Bella, de la Nova Mar Bella, de Llevant y la zona de banys del Fòrum. Por cierto en la de Llevant incluso nos podemos bañar con nuestras mascotas.

QUE NO PRIVATICEN DE NUEVO EL MAR

El primer día del verano que salgo de casa para ir  la playa, con una camiseta vieja, el bañador y las bermudas, cargando la bolsa con la toalla me alegra pensar que este privilegio es gratis. No has de invertir nada para disfrutar de la playa más que el tiempo. Espero que a ningún político de los que buscan dinero y nos llenan de impuestos no se le ocurra colocar un torno, como en el metro, delante de las escaleras para hacernos pagar ese pequeño placer que es remojar el cuerpo en agua salada y tostarse, holgazanamente, al sol.

Categoría: Historia | 15 agosto, 2016
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