Adiós a Andrés Sardá, pionero de la lencería

Ha fallecido Andrés Sardá a los 90 años, pionero en el diseño de lencería desde Barcelona y para todo el mundo, que consiguió revolucionar el sector en unos tiempos en los que la ropa interior eran (casi) incómodas piezas de ortopedia. Su huella en la historia de la moda en España es imborrable, él consiguió hacer avanzar la corsetería hacia la lencería, introduciendo nuevos materiales para el confort de la mujer. Desde 1962, su marca empezó a crecer exponencialmente en el contexto de una ciudad cosmopolita y vanguardista como Barcelona. Sus exquisitas colecciones sorprendían tanto por su diseño como por el trabajo artesanal que había detrás de cada pieza.

La firma homónima, que a partir de 1998 cedió a su hija Núria en calidad de directora creativa, es especialista en diseñar lencería para la mujer exigente y con carácter, que busca el lujo, la calidad y el confort diario, y al mismo tiempo buscan la tendencia y la sensualidad. También sus colecciones de baño están producidas con tejidos de la más alta calidad y realzan la silueta femenina. A Andrés Sardà, padre y marca, se le acumularon los elogios. Su labor fue reconocida por el Salón International de la Lingerie de París como Creador del año, el mayor evento del negociado de lo íntimo, mientras que en 2015 se le condecoraba con el Premio Nacional de la Moda de España a la mejor trayectoria, un galardón que le fue entregado por la Reina Letizia.

Su presencia en el siglo XXI ha sido constante en las principales pasarelas de España, la Mercedes-Benz Fashion Week Madrid y la Pasarela Gaudí. Desfiles por los que pasaron la flor y nada de la moda y la cultura española como Bibiana Fernández, Rossy de Palma o Victoria Abril, todas ellas en calidad de estrellas invitadas. Modelos como Vanesa Lorenzo y Martina Klein no perdían la oportunidad para lucir sus creaciones, pero su fama se extendió más allá de nuestras fronteras. Y es que cuenta con fans con pedigrí como Julianne Moore, Carla Bruni o Lady Gaga, quien se fotografió en su avión privado con un mono lencero de la colección First Class.

Sardá irrumpió en el mundo de la moda en los años sesenta, cuando la lencería se basaba principalmente en fajas y prendas excesivamente estructuradas. La introducción de nuevos materiales y tejidos elásticos supuso toda una revolución. Su campo de acción se amplió en los siguientes años, siempre basándose en dos pilares indispensables, la artesanía y los aires mediterráneos que poblaban todas su creaciones. En la posterior década dio el salto a las piezas de baño, siendo las primeras colecciones un éxito inmediato que el fotógrafo británico David Hamilton quiso inmortalizar en las imágenes de la campaña.

En el presente siglo, la expansión de Andrés Sardá ha sido constante. Abrió tienda en el exclusivo barrio de Salamanca de Madrid y finalmente, en 2015, hizo lo propio con un pequeño local de apenas 45 metros cuadrados sito en el número 272 de la calle Valencia, a tocar con Paseo de Gracia. Un 30% de sus ventas proceden del mercado nacional, frente a un 70% que se reparte en cientos de establecimientos multimarca que dominan Bélgica, Alemania y Francia pero que se extienden hasta tan lejos como el Oriente Medio. Un impulso que lograron gracias a la venta de sus acciones al grupo belga especializado en la moda íntima Van de Velde. El acuerdo supuso que la familia siguiese involucrada al 100% en el proyecto y que la base de operaciones siguiese siendo Barcelona.