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Hoy triunfa más la idea de transformación, donde nada es nuevo verdaderamente aunque pueda llegar a parecerlo.
Para ser una de las bandas más icónicas de los 90, a Jamiroquai se les ve poco por España. Así, su actuación del viernes 7 de julio en el marco del Cruïlla Festival de Barcelona se antoja como una oportunidad única para volver a verles en acción y comprobar si su maquinaria funk sigue perfectamente engrasada.
Por eso, con motivo de su visita, rendimos homenaje a su principal figura, el carismático Jay Kay, con una serie de ilustraciones con las que pretendemos hacer un repaso gráfico a través de sus looks más emblemáticos, del Buffalo Man a su inseparable sombrero de plumas.
Quizá la imagen con la que la gente más rápido asocia con Jamiroquai es esta silueta bautizada como Buffalo Man. Aparece en casi todas las portadas de la banda y su origen se remonta a 1992. Aunque nunca se ha llegado a confirmar, todo apunta a que se trata de un autorretrato hecho por su vocalista, Jay Kay, inspirado en el mito griego del minotauro. De él, el cantante llegó a decir: “Me identifico mucho con Teseo. De hecho, diría que soy la persona más parecida a él salida de Stretford en los últimos 50 años”.
Si “Virtual Insanity” es uno de los mejores y más icónicos videoclips de los 90 se debe en buena parte a ese sombrero largo que lucía Jay Kay. Dirigido por Jonathan Glazer (detrás de piezas de Radiohead, Nick Cave & The Bad Seeds, Blur o Massive Attack y autor de la película de culto “Under The Skin”, acaparó premios en los MTV Video Awards de 1997 y su impacto en la cultura popular perdura, pues hasta ha sido parodiado en “Padre de Familia”.
Por mucho que no le haga ni un pelo de gracia a la comunidad india norteamericana, Jay Kay ha hecho de su look con sombrero de plumas una de las estampas más emblemáticas del pop de los últimos 25 años. Tiene sentido que así sea, no sólo porque está obsesionado con la moda y sobre todo este tipo de complementos, sino porque el nombre de la banda viene de una mezcla entre “jam” e “iroquai”, basado esto último en la tribu Iroquois. Él sería el líder de su tribu, así que las acusaciones de apropiacionismo son un poco exageradas.
El primer disco en 7 años, “Automaton”, bien merecía un cambio de look y, fiel a su estética futurista, Jamiroquai propusieron una adaptación a los tiempos modernos del clásico sombrero de plumas. Un álbum que es una respuesta “al auge de la inteligencia artificial y la tecnología en nuestro mundo y cómo los humanos nos estamos olvidando las cosas agradables, elocuentes y simples de nuestra vida y las relaciones con el prójimo”. Otra de las inspiraciones de las que partió tanto Jay Kay y el diseñador Moritz Waldemeyer son las escamas del pangolín, con la idea de crear la sensación de que todas las piezas se mueven y se encienden individualmente.
Hoy triunfa más la idea de transformación, donde nada es nuevo verdaderamente aunque pueda llegar a parecerlo.
No existe un mundo perfecto único, varios modelos conviven y se yuxtaponen. En la mezcla de ideas está el valor.
Esta colección se dedica a esas ansias de vivir la vida al máximo para acabar en el hoyo. Una galería fotográfica de Bernat Rueda.