“Sería más fácil trabajar y vivir de esto en otro lugar”

Alba G Corral es una artista y tecnóloga creativa que un buen día decidió convertir su hobby en su trabajo, crear paisajes digitales abstractos fascinantes en vivo con músicos a tiempo real. Unos proyectos que han sido presentados desde el Sónar hasta Nueva York. Colabora habitualmente con músicos barceloneses como Miguel Marín, Stendhal Syndrome, Iris Aneas o Nikka, con la que tiene el proyecto audiovisual The Space in Between. Este año la volveremos a ver en el Sónar, pero esta vez, junto con Wooky & bRUNA.

Hablamos con ella en The Top, la terraza del Hotel Gallery, en un ambiente relajado acompañado de una bebida refrescante.

¿Por qué decidiste formar parte del mundo audiovisual? ¿Qué te atrajo de él?
Me di cuenta que ya estaba metida en este mundo porque es algo que me gusta, sino no lo haría. Une varios ingredientes que me encantan como es la música, la composición visual y todo esto junto hace que me sienta bastante cómoda.

¿Antes de dedicarte a esto, tenías otra cosa en mente?
Sí, cuando vine a Barcelona lo que quería era meterme en el mundo de la fotografía. Era una idea que tenía muy clara, me compré una cámara Canon enorme, pero no la saque y es curioso porque pensaba que era esto lo que me gustaba realmente.

Pero te diste cuenta a tiempo…
Todo esto me lo tomaba como un hobby, yo tenia mi trabajo de programación web en agencias. Nunca puedes imaginarte que a lo mejor un hobby puede llegar a ser parte de tu trabajo. Tiene sus ventajas y otras sus inconvenientes. A veces hecho de menos cuando tan sólo era un hobby.

Creas paisajes audiovisuales digitales y abstractos. Una vez los presentas en los festivales, ¿qué pasa con ellos? 
Las piezas audiovisuales de directo no se venden, pero a raíz de este trabajo, hago piezas más museísticas, más de galería. Hice una exposición hace dos años en la Escalera de Incendios donde las piezas audiovisuales tienen un precio y tienen una edición de la misma manera que una fotografía o un cuadro, pero son más difíciles de valorar quizás, cuesta venderlas.

¿Y hay mucha gente qué las compra?
Tengo una plataforma digital londinense llamada Sedition que funciona bastante bien y donde estoy vendiendo mis trabajos. En esta plataforma no te descargas la pieza, sino que tienes posibilidades de visionado y de exhibición como si fuera un cuadro, pero el truco esta en que no se pueden descargar para que no se dupliquen. Son precios baratos para que la gente pueda comprar y gracias a esto puede haber una educación para que estos trabajos circulen.

¿Para qué las utilizan?
Si tu tienes una terraza, puedes exponerlo en una pared a través de una pantalla, de la misma manera que también sirve para tu casa o para galerías, hay galeristas que están empezando a recopilar piezas digitales para un futuro. Pero ahora mismo, mi experiencia exponiendo mis proyectos es anecdótica porque aquí no hay ni un mercado ni un circuito, nunca he vendido una pieza audiovisual a través de una galería.

¿Crees qué tu carrera profesional iría más lejos si trabajaras en un país que no fuera España?
Económicamente mejoraría, pero por lo demás no. Considero que podemos tener una falsa visión sobre que fuera se valora más tu trabajo, es más cool y te va a ir mejor. Yo, por ejemplo, el ritmo de Nueva York no sé si lo podría llevar y también es muy importante crear en un entorno donde te sientas bien. Pero la verdad es que sí, sería más fácil trabajar y vivir de esto en otro lugar, pero desde aquí estamos intentado poner esta profesión en un lugar. Para eso llevamos un año haciendo una iniciativa que se llama Support Visualist, donde queremos darle el oficio, ponerlo donde tiene que estar.

¿Cuánto tardas en hacer una pieza?
Si contamos el tiempo de ejecución, quizás la metodología que yo uso que es tiempo real, no hago una post producción, solo en pequeñas cosas, no necesito una renderización, por lo tanto, es mucho más corto, pero también hay que contar el trabajo previo de investigación, de pruebas, de inspiración, es decir, el trabajo a veces intangible que no se cuenta. De hecho, las estoy creando en directo, únicamente con un poco de guión en mi cabeza. Es mucha presión, pero me gusta. Me encanta actuar en directo como lo hace un músico, podría decirse que cuando actúo soy más música que artista.

¿De dónde sacas la inspiración?
De muchos sitios. Hay tantos inputs durante todo el día…Me fijo mucho, por ejemplo, en las escalas cromáticas, en la combinación de colores, me puedo fijar en un desfile de moda como puede ser el de Txell Miras de la 080, es inspiración máxima, ya que tiene mucha escenografía. También pueden ser las formas de la naturaleza, una emoción, los lugares abiertos y la música. Realmente a veces tengo que cerrar los ojos porque me vienen muchas ideas en la cabeza.

¿Con qué proyecto estás trabajando actualmente?
Tengo un proyecto con Amaranta Velarde que es danza escénica de DJ show coreográfico audiovisual y ahora los llevaremos en Madrid. Es la primera vez que hago un proyecto más enserio de artes escénicas contemporáneas. También estoy haciendo varios conciertos que en junio, después del Sónar, iré a Vallsonora, un concierto que se hace en Ager (Lleida) y luego además, estoy involucrada en Eufonic Festival que se hace en el Ebro pero ya es más comisariado.

¿Cuáles han sido las colaboraciones con las que te has sentido más cómoda?
Han sido las que hemos repetido, es decir, con las que hemos tenido un proyecto más continuo. Uno de los que ha hecho movernos mucho también ha sido con Nikka, una música catalana con la que tenemos un proyecto audiovisual en común llamado The Space In Between. Miguel Marín también es un de mis mayores colaboradores, las cosas que hacemos juntos son maravillosas, con las que he aprendido mucho, lo considero mi mentor, me enseño a visualizar la música aunque fuera músico. También puedo destacar alguna actuación más esporádica con el músico Jacaszek. Cuando actuamos en el teatro LABoral fue la vez que me encontré con mucho calor del público, había muchos amigos en el escenario, estaba muy nerviosa, el escenario era precioso, la actuación salió maravillosa y no lo conocía, pero a través de su música hubo mucha conexión entre los dos.

De todos los festivales en los que has participado, ¿con cuál te quedas?
Me quedo con Eufonic Festival, por el valor que tiene de descentralizar lo que es nuestro mundo fuera de Barcelona. Creo que es muy importante darnos cuenta que no todo ocurre aquí y por la manera en la que se hace, por los proyectos y por la parte emocional en la que estoy involucrada. También puedo destacar el L.e.v Festival, siempre es bastante especial, es un festival que yo recomiendo ir. Por supuesto el Sónar también es muy importante y hay un festival en el norte de Suecia que me gusta mucho y que también quiero destacar.

¿Qué harás en el Sónar de este año?
Este año vamos a compartir escenario con Wooky & bRUNA, dos músicos que llevan bastante tiempo en la escena electrónica nacional, tienen un programa de radio en Radio 3, hacen un festival que se llama Lapsus Festival y además, hemos colaborado en otros proyectos juntos. Ellos presentarán un disco doble con el que han colaborado, cada uno tiene sus temas, pero esta vez los presentarán en directo y yo visualizaré su mundo musical por primera vez. Estaremos en el Sónar Hall, un escenario que cuando lo vi por primera vez con esas cortinas rojas no me atreví a presentar ningún proyecto porque eran palabras mayores. Este año estoy muy contenta y agradecida porque veo menos diferencia entre cómo tratan a los artistas locales de los internacionales. Puedo decir que están poniendo la actuación en un buen lugar aunque eso te provoque presión. Este año será el tercero en el Sónar y creo que también es un reconocimiento de años de trabajo local.

¿Cómo te ves en un futuro?
Me veo haciendo proyectos a medio plazo que no sean en cada concierto, ya que a veces preparamos un concierto, creamos una cosa maravillosa y allí se queda y me gustaría volver a repetirlos, es decir, que los proyectos tuvieran más continuidad. Pero la verdad es que no se cómo me veré dentro de un año, tenemos una vida un poco efímera que tiene sus partes buenas y sus partes malas. En el mundo freelance no hay contratos, parece que todo es muy fácil y muy glamuroso. Desde luego, no tengo la misma energía que cuando empecé y habrá un momento que tendré que dejar lugar para los demás. Pero también me veo ayudando, defendiendo y haciendo público el mundo de los audiovisuales.