Kim Jong Spielberg

La cultura no es la primera cosa que viene a la cabeza cuando uno piensa en Corea del Norte. Pero, aunque estamos más acostumbrados de escuchar noticias sobre hambrunas, abusos de derechos humanos y la amenaza nuclear, desde su inicios el país ha disfrutado de una de las industrias del cine más elaborados del mundo. Inspirada en las películas soviéticas, y muy atento a sus posibilidades de propaganda, en los años 70 la industria fue apoyado sin limites por el difunto líder querido Kim Jong Il, que incluso escribió un tratado sobre como debería ser una película: “La teoría de arte cinematográfico”.

Cuarenta años después de su publicación, este dato picó la atención de la directora de cine Australiana Anna Broinowski. Anna, quien en su última película Real Lie$ había desmentido los mitos del medio Oriente, estaba buscando un enfoque para hablar del cambio climático y el fracking. Pensando que podría aprender de los trucos de la mayor maquinaria propagandística del mundo, apeló a las autoridades coreanas. Quienes, a gran sorpresa suya, aceptaron su propuesta.

El resultado, Aim High in Creation!, siendo al primera vez un director occidental tiene acceso a las instalaciones, actores y directores del reino hermitario. Y como era de esperar, es una pasada.

Hace poco hablé con Anne sobre el proceso de la película, como habían cambiado sus impressiones del país antes y después de su visita, y si tuvo que hacer algún tipo de preparación especial antes de asistir a los talleres que presentará bajo el marco de Sónar+D el próximo 19 de junio.

¿Cuándo fue tu primer contacto con el cine Norcoreano? ¿En ese momento sabías que querías hacer un documental sobre el tema?

Fue en mi cumpleaños de 40, cuando un amigo periodista me regaló El cine y la realización, manifesto de Kim Jong Il sobre cómo hacer la película propagandística perfecta. Muchas de sus ideas me parecían muy básicas, pero en las reglas también había suficiente información que me interesaría: el concepto que el actor que hacía de vilano tenía que odiar su personaje, por ejemplo. Cuando descubrí que Kim Jong Il le encantaba el cine, y que tenía unas 20,000 películas occidentales escondidas en un bunker privada en Pyongyang, y que adaptaba las técnicas de Hollywood para crear películas socialistas, tenía que saber más. Todo empezó con la idea loca de seguir sus reglas con actores occidentales en Sydney. Luego cuando los Norcoreanos accedieron a ayudarme sabía que tendría un largometraje.

¿Fue difícil tomarse su cine en serio? ¿Esto cambió después de tu viaje?

Era imposible no verlo con ironía antes de ir. Kim Jong Il mantiene que en la sistema occidental los directores son esclavos a los industrialistas del cine, mientras en su paraíso socialista los directores son trabajadores creativos ‘independendientes’. Obviamente la manera en que corea del norte ha tratado la libertad de expresión contradice esto.

Cuando viajé a Pyongyang, pensé que iba a hacer un documental satírico sobre las mentiras ridículas de la industria de propaganda. Pero la inteligencia, humor y generosidad con que me recibieron, tanto como la manera en que hablaba de Kim Jong Il como su ‘mentor’ me hizo cambiar de dirección. Últimamente Aim High in Creation intenta humanizar los cineastas escondidos de Corea del Norte. Mientras se critica su régimen, también demuestra cómo todos somos víctimas de la propaganda.

Esto lo dejas muy claro en la película, enseñando como las empresas de petróleo también emplean propaganda. ¿Qué tienen en común los dos estilos? ¿Cuál es el más peligroso?

En corea del norte el publico está cautivo – solo hay un canal de televisión, y desde pequeños les enseñan que los Kim son como dioses. La propaganda Norcoreana es peligrosa porque mantiene sus habitantes cómplices frente a los abusos de derechos humanas dentro del país. Y mientras a nosotros sus películas nos pueden parecer cutres, en este contexto son muy convincentes.

La propaganda occidental es igual de compleja como las plataformas en las que se distribuye y los públicos que la consumen. Desde un artículo que refleja la opinión del dueño de un periódico hasta los anuncios y branding que ha infiltrado cada rincón de nuestras vidas a diario. En cuanto a cual es más peligroso; desde 1953 Corea del Norte no ha cometido agresiones contra otra país, mientras en los últimos 10 años, con la ayuda de la publicidad, propaganda presentada como ‘noticia’ y los medios mainstreams complicitas, las multinacionales han introducido la fractura hidráulica en muchas países, y el ‘cambio de regimen’ ha devastado el Oriente Próximo. A cambio de norcorea, la propaganda occidental solo es peligrosa si la creemos, y nosotros si que podemos hacer algo para cambiarla.

¿Como directora de documentales, piensas que es difícil hacer que el publico responda a películas de enfoque medioambiental?

Siempre. No sé si es así en España, pero en la mayoría de países angloparlantes hay esta idea de que los documentales son ‘buenos’, como si se trataba de comer verduras. Pero los documentales, como cualquier otra película, tienen que funcionar como una historia para conseguir un publico. En este sentido yo también estoy haciendo propaganda, ya que quiero cambiar la mente de la gente. He descubierto que usando humor, la belleza o la emoción, funciona mejor que ser didáctica.

Tengo muchas ganas de asistir a los talleres propagandísticas. ¿Hace falta saber algo de taikwondo?

Si no has dominado la patada voladora estarás atado a un taburete hasta que hayas memorizado el manifestó de Kim Jong Il… Pero en serio, no hace falta saber nada de antemano. Solo hay que venir con la mente abierta y, idealmente, algún mensaje que quieres comunicar. Puede ser sobre el medioambiente, la política, personal o lo que te de la gana. Al final del taller, habrás convertido tu mensaje en una obra de propaganda que cambiará el mundo. ¡Siempre hay que apuntar alto!

Aim High in Creation, se estrenará el 9 de Junio en Filmin.es como parte del Atlantida Film Fest. Más info aquí.