Pepe Rubianes ya tiene calle en la Barceloneta

Se dice que nadie desaparece mientras haya alguien que le recuerde. Pues el domingo 15 de abril de 2018 Barcelona se propuso no olvidar a uno de sus vecinos más queridos, el actor galaico-catalán Pepe Rubianes. Como decía en el gag que nos regalaba al empezar cada uno de sus espectáculos: “galaico porque he nacido en Galicia aunque casi nunca he vivido allí y catalán porque aunque siempre he vivido en Catalunya nunca nací aquí”…

Barcelona recuerda al actor dedicándole, a los nueve años de su muerte, una calle en la Barceloneta, su barrio y lo ha hecho con una fiesta ciudadana en la que han estado presentes sus viudas, un grupo de amigos íntimos que habitualmente le recuerdan y que son los máximos culpables de que Pepe continúe dando caña.

Pepe había nacido en 1947 en Vilagarcía de Arosa y con 9 años se trasladó con su familia, padre madre y hermana, a Barcelona. Su padre, marino, escogió como primera residencia familiar el barrio de la Barceloneta aunque pronto la familia se trasladó al barrio de la Mercè, en la calle de l’Arc de sant Francesc donde su familia se hizo cargo de un hotel. Pero no fue en el negocio hostelero al que se dedicaría Pepe, estaba destinado a hacerlo en el mundo de la farándula. Tras unos primeros pasos en grupos de teatro universitario empezó a actuar profesionalmente con Dagoll Dagom (en las obras No hablaré en clase y Antaviana) y con Els Joglars (con Operación Ubú). Pero Pepe vio pronto que lo mejor que podía hacer era dedicarse a la actuación en solitario y así estrenó a lo largo de los años una serie de espectáculos que fueron popularizando su figura entre el público Pay-Pay fue la primera, le siguieron Ño, Sin palabras, En resumidas cuentas, Por el amor de Dios, donde tenía una pareja de escena, la actriz Cristina Dilla, Ssscum!, Rubianes: 15 años, Rubianes, solamente y su última obra, donde compartía escenario con una grupo de bailarinas etíopes, La sonrisa etíope. En abril del 2008 se le diagnosticó un cáncer de pulmón y el 1 de marzo del 2009 la noticia de su muerte nos dejaba un poco más tristes. Se marchaba un hombre libre. Se iba el hombre que mejor se reía. Nos dejaba un tipo que decía lo que muchos pensaban. Desaparecía una persona con una gran cultura hecha a base de vivir la vida intensamente y que hablaba claro, usando todos los tacos que fueran necesarios. Marchaba un gran amigo de sus amigos y un actor capaz de llenar el escenario estando sólo con sus gestos y una manera totalmente personal de expresarse.

Poco después de su muerte se habló de dedicarle un espacio en la ciudad. El teatro Capitol, la que fue su casa durante años, dedicó al actor la sala principal. Apareció un día en el parque de les tres Xemeneies un grafitti que le recordaba.

Pero Barcelona había prometido dedicarle una calle y se dijo que sería un espacio en el Paralelo, resultado de la reforma practicada en la vía. Finalmente el Ajuntament ha optado por dedicarle un espacio más importante, la calle que hasta ayer se llamaba del Almirante Cervera. La calle atraviesa el barrio de la Barceloneta desde el Passeig Joan de Borbó hasta el Passeig Marítim. Una calle más ancha que el resto de las del barrio, que apareció tras la guerra cuando se abrió tras la destrucción causada por las bombas. No es una calle cualquiera, es la calle que Pepe eligió para vivir.

El día de la inauguración, paseando por la calle, me llamó la atención ver un bar con la persiana bajada, seguro que dentro estaba de fiesta con sus amigas las tapas Eleuterio el camarero.